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La Policía de Rio de Janeiro detuvo a 46 personas el jueves de noche, después de que las protestas sindicales convocadas en la ciudad degeneraron en violencia y fueron dispersadas con gases lacrimógenos, balas de goma y chorros de agua.

La manifestación en Rio formó parte de una convocatoria nacional de las principales centrales sindicales de Brasil para pedir la reducción de la jornada laboral y rescatar varias de las reivindicaciones de las masivas manifestaciones apartidarias y sin filiación sindical del mes pasado, como un transporte público de calidad y más inversiones en salud y educación.

Después de que "los organizadores anunciaron el fin de la manifestación pacífica, varios individuos encapuchados, vestidos de negro, comenzaron a practicar actos de vandalismo. Se incendiaron basureros, se arrancaron tabiques de tiendas y se lanzaron petardos, piedras y bombas contra personas y edificios", indicó la policía en un comunicado.

Unas 500 personas intentaron invadir el palacio de Guanabara, la sede del gobierno del estado. Algunos montaron barricadas con basura en llamas en los alrededores del palacio, otros causaron destrozos en tiendas e intentaron prender fuego a un autobús, constató la AFP.

"En total, 46 personas fueron detenidas, nueve en flagrancia. Todos fueron llevados a la comisaría", precisó el comunicado, que indicó que un policía fue herido en la cabeza.

Según el sitio G1 de Globo, la mayoría de los detenidos quedaron en libertad. Sólo cinco personas, incluidos dos menores de edad, fueron acusados de asociación para delinquir.

El "Día nacional de lucha" movilizó en todo el país a obreros metalúrgicos y químicos, empleados de transporte y de los sectores de alimentación, banca, comercio y funcionarios públicos en todos los estados del país. Decenas de carreteras fueron bloqueadas.

"Considero que en cualquier manifestación donde haya interrupción de autopistas y haya actos de violencia, ellos (los responsables) tienen que ser condenados", dijo la presidenta Dilma Rousseff a la prensa brasileña en Montevideo, donde participa de la cumbre del Mercosur.

A diferencia de las históricas manifestaciones de junio --que volcaron a más de un millón de personas a las calles para reclamar mejores servicios públicos, denunciar la corrupción de la clase política y los millonarios gastos del Mundial-2014-- unas 100.000 personas se manifestaron el jueves en las principales ciudades del país detrás de sus banderas sindicales y políticas, según estimaciones de la prensa.

En Belo Horizonte (sudeste) un joven de 22 años que cayó de un viaducto en una protesta durante la Copa de las Confederaciones murió después de 19 días hospitalizado. Fue la segunda víctima de la protestas en la ciudad, informó la radio CBN.