Policía egipcia
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El Ministerio del Interior de Egipto ha asegurado este jueves que las fuerzas de seguridad tienen orden de utilizar munición real, contra manifestantes para contrarrestar cualquier ataque llevado a cabo contra ellos o contra los edificios públicos.

De acuerdo con el Ministerio esta decisión ha sido tomada después de que los manifestantes prendieran fuego contra un edificio gubernamental en un suburbio de El Cairo, capital.

Asimismo, el gobierno ha reducido por dos horas el toque de queda. El nuevo decreto es desde las 21:00 y hasta las 06:00 y tendrá lugar en 12 de las 27 provincias de esta nación sumergida en una crisis, según un comunicado de la oficina del presidente interino.

El Cairo, Giza, Alejandría, Suez, Ismailia, Assiut, Sohag, Beni Suef, Minya, Behera, Sinaí del Sur y Sinaí del Norte, son las provincias que tendrán que cumplir durante un mes con esta nueva orden.

Por otra parte, Mohamad el-Beltagy, secretario general del Partido Libertad y Justicia (PLJ) de Egipto, quien su hija de 17 años ha sido abatida a tiros, el miércoles, por las fuerzas ha acusado al ministro de Defensa, el general Abdelfatá al-Sisi, y al Ejército egipcio de haber cometido "crímenes de guerra".

"Lo que Al-Sisi está haciendo no es sólo desmantelar nuestra protesta sino implicar al Ejército, sus oficiales y soldados en una guerra civil, por lo que no será el único que será llevado ante la justicia por crímenes de guerra (...) Se han disparado balas reales contra los manifestantes desde helicópteros y desde los tejados de edificios militares en los barrios. Las víctimas han sido alcanzadas por disparos en la cabeza, en el cuello, el pecho y en el corazón. Esto ha sido claramente un intento de matar no de desmantelar", ha asegurado, en un comunicado.

Según la Hermandad Musulmana, el sangriento desalojo del miércoles, del Ejército egipcio en la capital El Cairo, se saldó con más de 2000 muertos y al menos 10 000 heridos.

Mientras que un responsable del Ministerio egipcio de Salud ha anunciado este jueves que en la sangrienta represión de los simpatizantes de Mursi perecieron por lo menos 525 personas, entre ellas, 482 civiles.