Cuando hablamos de sadismo, la mayoría de las personas lo vemos como algo tan lejano e increíble que parece que solo puede suceder en el cine o en la literatura. Queremos creer que si alguien hace daño a los demás se debe a algún motivo como la venganza, el dinero, el miedo, los celos, la locura... No obstante, unos investigadores han mostrado que los sádicos existen y están a nuestro alrededor.

El sádico es aquél que disfruta causando sufrimiento (e incluso matando) a los demás, ya sean personas o animales, encontrando placentero y excitante el hecho de infligir daño a inocentes, sin otro motivo que el de disfrutar haciéndolo. Es decir, no les arrastra ninguna otra motivación como la venganza o la obtención de dinero, y en sus vidas diarias buscan oportunidades para satisfacer estas tendencias.

Los investigadores Erin Buckels y Delroy Paulhus de la Universidad de British Columbia y Daniel Jones de la Universidad de Texas, se propusieron estudiar este lado oscuro de la humanidad, algo que, por supuesto, no resulta fácil de hacer, por lo que necesitaron cierto ingenio y algún que otro engaño a los participantes. (Su trabajo fue publicado en la revista Psychological Science).

Dijeron a los voluntarios del estudio que pretendían estudiar la personalidad y las preferencias laborales y les pidieron que eligieran una entre varias tareas que simulaban trabajos desagradables. Por ejemplo, si les gustaba trabajar en el frío, podían elegir una tarea que implicaba soportar el frío del agua helada. Si preferían el trabajo de limpieza, podían elegir limpiar un retrete sucio. O si preferían trabajar como exterminadores, podían elegir aplastar insectos.

La máquina de matar

Los investigadores estaban especialmente interesados en los que eligieron el trabajo de exterminador y, para estudiarlos con más detalle, inventaron una "máquina de matar" que, en realidad, no era más que un molinillo de café modificado para producir un sonido particular que imitaría el de la destrucción del insecto. Les dieron tres tazas, cada una con un insecto del tamaño de una píldora con un nombre: Muffin, Ike y Tootsie, con la idea de humanizar a los insectos. El trabajo de los voluntarios consistía en introducir a Muffin, Ike y Tootsie en la máquina de matar y ponerla en funcionamiento para aplastarlos. En realidad, no se causó ningún daño a los insectos, pero eso no lo sabían los participantes.

Los investigadores midieron el número de insectos que "mataban" los participantes y el placer que obtenían al hacerlo. Además, antes de la realización de la tarea, los participantes habían respondido a varios cuestionarios para medir sus tendencias sádicas, su sensibilidad ante las cosas que suelen dar asco y rasgos negativos de la personalidad como psicopatía, narcisismo y maquiavelismo. Pretendían saber si aquellos con personalidades sádicas elegían realizar la tarea más cruel de las disponibles y si eran los que obtenían el mayor placer matando. Y así fue. Aquellos que puntuaban más alto en sadismo, elegían la tarea de aplastar insectos, sin que esto guardara ninguna relación con sus puntuaciones en psicopatía, maquiavelismo o narcisismo. Tampoco tenían una mayor tolerancia al asco que pudiera explicar su elección.

En cuanto a sus emociones, los sádicos parecían obtener un mayor placer cuando elegían la tarea de exterminador que si no la elegían, pero no experimentaban más emociones positivas que los no sádicos, lo que sugiere que, en general, estas personas experimentan una falta de emociones.

Psicópatas, narcisistas y maquiavélicos

apuñalado por detrás
© Desconocido
Los psicópatas se diferencian de los sádicos en que, aunque un psicópata no tiene ningún inconveniente en causar daño a los demás y no siente remordimiento tras hacerlo, no necesariamente obtiene placer con ello, sino que lo hace porque lo considera el modo más rápido y fácil de obtener lo que desea en cada momento y además se mueve de maneara impulsiva. Los narcisistas hacen daño a los demás cuando se sienten amenazados o su orgullo está herido. Los maquiavélicos son calculadores que solo causan daño a los demás si las ventajas de hacerlo superan claramente a las desventajas y están bastante seguros de no ser castigados.

Los sádicos, por el contrario, son los únicos que se implicarían en un acto de crueldad aunque no obtengan ningún beneficio (más que el placer de hacer daño) y tengan que trabajar y esforzarse para poder causar daño.

Para probar esto, los investigadores idearon otro experimento. Los voluntarios respondieron a los mismos cuestionarios y luego empezaron a jugar a un juego de ordenador en el que creían estar compitiendo contra otro voluntario que estaba en otra habitación. Cada vez que ganaban, tenían la opción de hacer a oponente escuchar un fuerte ruido. Ellos elegían la duración y la fuerza del ruido. Sus oponentes nunca usaban el ruido contra ellos, de manera que la venganza no aparecía como motivación o justificación. Además, la mitad de los voluntarios tuvieron que esforzarse para conseguir la oportunidad de ser crueles puesto que, tras ganar, tenían que realizar una tediosa y monótona tarea para poder administrar el ruido. Lo que los investigadores pretendían con esto era averiguar quién se tomaría es esfuerzo de realizar esta tarea tediosa solo para poder ser crueles con sus compañeros.

Los resultados mostraron que únicamente los sádicos estaban dispuestos a gastar tiempo y energía para poder causar sufrimiento a un inocente. Los participantes que puntuaron alto en psicopatía, maquiavelismo o narcisismo, eran crueles con su oponente cuando causar dolor era fácil. Los sádicos, además, aumentaron la intensidad del castigo cuando vieron que sus oponentes no se vengaban.

Por tanto, los sádicos realmente obtienen placer del hecho mismo de hacer sufrir a otro, buscan activamente la oportunidad para hacerlo y no les importa esforzarse para lograrlo; esto hace que el sadismo sea más peligroso que cualquiera de los otros tres rasgos de personalidad.

Algo importante que nos enseña este estudio es que encontrar gente que disfrute causando dolor a los demás no es difícil, puesto que entre un grupo cualquiera de voluntarios los vamos a encontrar. Por tanto, si crees que tienes un sádico cerca, no pienses que es imposible, o que nadie puede ser realmente así, y saca a esa persona de tu vida lo antes posible.