Montañas en peligro de desaparecer por desechos tóxicos.
Imagen
© Daniel Mihailescu / AFP / Getty ImagesLos manifestantes tienen sus caras pintadas con el logo de 'Save Rosia Montana' tomar parte en los 15 días de manifestaciones, 15 de septiembre de 2013, en Bucarest, Rumania, en contra de la Rosia Montana Gold Corporation ( RMGC )
Una generación atrás, la localidad rumana de Rosia era conocida sobre todo por sus senderos y antiguas cuevas. Hoy en día, se ha convertido en la mina más grande y más destructiva del medio ambiente de Europa.

Durante más de una década, el proyecto diseñado por Gabriel Resources Ltd con base en Canadá carecía de luz verde del Parlamento, pero hace unas semanas el gobierno rumano aprobó un proyecto de ley que, de aprobarse, daría paso efectivamente a la demolición.

Si lo permiten, la compañía llevará a cabo una explotación de los recursos mineros altamente destructiva que nivelaría cuatro montañas enteras y acumularía 200 millones de toneladas de residuos peligrosos.

La mina tiene muy pocos seguidores, sobre todo debido al uso anual de 14.000 toneladas de cianuro que es un componente clave del "plan de trabajo de Gabriel Resources para extraer oro y plata de las montañas".

Este tipo de minería ya tiene precedentes en Rumania, y con graves consecuencias. En enero de 2000, los contenedores de almacenamiento de residuos de otra empresa minera de oro estallaron, resultando en el peor desastre ambiental en europea desde Chernóbil.

El 8 de septiembre, muchísimos manifestantes salieron a las calles de Bucarest y otras ciudades rumanas. Aunque las estimaciones varían de acuerdo a la fuente, todos ponen el número en miles. Si el movimiento contra las minas continúa de esta manera, constituiría el movimiento popular más importante de Rumania desde la revolución de 1989.

Es evidente que de aprobarse la explotación de esta mina como se pretende, seguramente resultaría en un desastre ambiental masivo. Como ciudadanos del mundo, los seres humanos vamos a hacer todo lo posible para evitarlo.

Jack Feinberg vivió en Bucarest en 2012-13 y es un colaborador habitual del periódico rumano, Dilema Veche