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México, 31 oct (PL) El profesor tzotzil mexicano Alberto Patishtán, quien recibió hoy un indulto presidencial tras 13 años de injusto encarcelamiento, denunció la discriminación existente en el país contra los indígenas y las personas pobres.

Durante una conferencia de prensa realizada después de su liberación, el maestro expresó que tanto en 2000 como en la actualidad se ha topado con la marginación y el sufrimiento a los cuales son sometidas las personas de bajos recursos por parte de quienes tienen el poder económico.

Recordó que 13 años atrás, cuando se dio cuenta de que su pueblo estaba siendo víctima de un nuevo tipo de esclavitud, comenzó a manifestarse contra el autoritarismo de Manuel Gómez, el entonces presidente municipal de El Bosque, en el estado de Chiapas.

A finales de mayo de ese año, rememoró, teníamos documentos en los que pedíamos la destitución de Gómez por sus malos actos hacia la gente pobre, pero pocos días después sucedió una emboscada y desde entonces me llevaron a la cárcel.

Tras ese ataque realizado por grupos armados, en el cual murieron siete policías, Patishtán fue trasladado a prisión y condenado como autor de los hechos a 60 años de prisión, pese a las numerosas pruebas que demostraban su inocencia.

Muchos testigos afirmaron haber estado con él en otro pueblo a la hora en que se cometió el crimen, al tiempo que se denunciaron múltiples irregularidades en el proceso judicial en su contra.

A partir de su encarcelamiento comenzó un largo camino legal, así como la lucha de organizaciones y colectivos sociales a favor de su liberación, la que solo fue concedida ahora a través de un indulto otorgado por el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

De acuerdo con el profesor Martín Ramírez, del Movimiento del Pueblo de El Bosque por la Libertad de Alberto Patishtán, el indulto que recibió este jueves es el resultado de muchísimas acciones, de las voces que salieron a las calles a demandar una respuesta, y del trabajo de esa organización.

El 19 de junio de 2000 nos organizamos para defender a un inocente, y poco a poco la lucha fue haciéndose más grande, empezó en un pueblo donde la mayoría somos indígenas, pero creció a nivel estatal, nacional e internacional, expresó.

Al decir de Ramírez, esta libertad costó 13 años, lo que significa que en México no hay justicia, porque tuvo que pasar más de una década para que un inocente saliera de prisión.

Por su parte, Héctor Patishtán, hijo del profesor indígena, refirió que de su padre aprendió a no quedarse callado, a levantar su voz, a luchar y estar al lado de los suyos.

Según el propio maestro tzotzil, él es un ejemplo de que todavía hay muchas cosas por hacer, cuando abogados y compañeros de lucha recordaron que este no es un caso aislado, pues existen muchas personas en las cárceles que son sometidas a situaciones de injusticia similares.

jf/mar