sismo
© DesconocidoEl epicentro fue a 95 kilómetros de Iquique.
Una sensación de temor se registra en el llamado Norte Grande, desde 1.300 kilómetros al norte de esta capital hasta la frontera con Perú, luego de semanas de sismos que han desconcertado a los expertos. Para peor, un temblor de 6.5 grados Richter, se percibió a las 15:21 horas de este domingo, en las regiones de Arica y Parinacota, y Tarapacá, sin que en un primer momento se diera cuenta de desgracias personales.

Sin embargo, este vez hubo cortes de electricidad. Solo en Iquique, 22 mil 500 hogares sufrieron un corte de la luz por alrededor de 30 minutos, posterior al sismo, debido a una falla en una subestación. Situación que fue solucionada, informó Miguel Ortiz, el jefe regional de alerta temprana.

En las demás localidades donde se percibió el movimiento no hubo problema. A lo anterior se debe agregar que la empresa Movistar presentó problemas en la red 3G de internet en Iquique. El Centro Sismológico Nacional, de la Universidad de Chile, informó que el movimiento tuvo su epicentro a 95 km al nor-oeste de Iquique.

El hipocentro, en tanto, fue a 34.5 kilómetros de profundidad. El sábado recien pasado, ocho sismos de reguilar intensidad se sintieran desde Antofagasta hacia el norte, alcanzando magnitudes de hasta 5.8 Richter, que aunque no provocaron daños aumentaron el nerviosismo, acentuado por la irresponsable actitud del mas desbocado amaruillismo de programas de televisión, donde brujos y videntes hablaron de terremotos y maremotos que al igual que en 1906 destruyeron desde San Francisco en California, hasta Valparaíso en ese país.

Científicamente, en la medida de lo posible que no es mucha, se estima que en el Norte Grande hay acumuladas peligrosas tensiones entre las placas tectónicas, desde que en 1876 y 1877 chocaron y destruyeron lo que eran las pequeñas aldeas portuarias de Arica e Iquique y que eso, ahora, debería conducir a un gran movimiento telúrico, incluído un maremoto, en cualquier momento. Expertos en sismología y de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemí), aceptan no tener una idea cierta de lo que sucede aunque apartan aguas de los delirantes augurios apocalípticos que hablan que esta vez desaparecería El Salvador.

Los científicos aceptan su desconcierto por la prolongación de los movimientos, que no guarda relación con experiencias en esta disciplina en ninguna parte del mundo. Para Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional, resulta atípica la prolongación de la ola de sismos, lo cual según dijo no podría afirmarse si pertenece a réplicas de lo ocurrido desde comienzos de marzo frente a las costas de Iquique o un movimiento premonitorio de algo mucho peor.

"Estamos un poco confundidos también porque esta secuencia de supuestas réplicas se ha extendido un poco más allá en el tiempo de lo que uno podría esperar para un temblor de magnitud 6,7 que fue el que ocurrió cerca de Pisagua", un puerto asalitrero semi abandonado, usado al menos dos veces como campo de concentración para presos políticos, afirmó el sismólogo.

Barrientos junto con recordar que la semana anterior, un día miércoles también hubieron varios movimientos telúricos, sostuvo que la evaluación "sólo se va a poder ver más adelante una vez que tengamos toda la secuencia y determinar si puede ser considerada precursora inminentes o precursor más bien general dentro del acomodamiento de placas en la región", que son la Nazca - que no tiene relación con esa región peruana - y la Sudamericana.

Por su parte el director de Onemi, Ricardo Toro, dio a conocer el informe oficial respecto de lo ocurrido la mañana del último sábado en el norte."Han ocurrido tres sismos de mediana intensidad, otros cuatro de menor intensidad y otros no perceptibles. No ha variado en absoluto la condición de normalidad y se ha descartado oportunamente antes de los nueve minutos la situación de maremoto, que sería lo más grave en el caso de este tipo de sismos", sostuvo la autoridad. Incluso frente al sismo de 6,7 Richter, un domingo, 85 mil personas fueron evacuadas preventivamente ante una alerta de maremoto decretada por la Armada.