"EE.UU. no reconoce los resultados de los referendos en las provincias ucranianas de Lugansk y Donetsk", comunicó la representante oficial del Departamento de Estado, Jen Psaki. Las últimas noticias económicas de la región explican esta postura.
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El pasado 11 de mayo los habitantes de las provincias de Donetsk y Lugansk, en Ucrania oriental, votaron en una consulta popular a favor de la creación de repúblicas independientes.

Poco después de conocerse los resultados de la votación el servicio de prensa del Gobierno de la nueva República Popular de Donetsk comunicó que habían iniciado negociaciones con Lugansk para unirse bajo un mismo Estado.

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Occidente no tardó en anunciar que no aceptaba los resultados de los referendos, afirmando que estos no pueden tener un efecto legal e introduciendo nuevas sanciones contra Moscú, a quien culpa de todos los problemas de Ucrania. Esa reacción no supuso ninguna sorpresa: la reintegración de la península de Crimea con Rusia en marzo provocó la misma retórica.

Mientras tanto, este miércoles el mayor productor privado de gas y petróleo de Ucrania,Burisma Holdings, ha comunicado que Hunter Biden, el segundo hijo del vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, se incorpora a su junta administrativa para ser responsable de los asuntos legales y de la representación de los intereses de la empresa en las organizaciones internacionales. Burisma está explotando los tres depósitos principales de gas y petróleo de Ucrania: el de Dnepropetrovsk-Donetsk - en el este del país, que incluye los territorios de Donetsk y Lugansk, entre otros - , el de Crimea y el de los Cárpatos.

La noticia sobre la participación de Hunter Biden en el sector petrolero de Ucrania causó furor en los medios estadounidenses y obligó a Washington a dar explicaciones oficiales al respecto. El secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, negó oficialmente la existencia de "un conflicto de intereses" y dijo que el nuevo cargo de Biden hijo no puede considerarse una intervención en los asuntos internos de otro Estado. "Hunter Biden, igual que los demás miembros de la familia del vicepresidente, es una persona privada. El lugar donde trabaja no significa un apoyo por parte de la Administración, presidente o vicepresidente", puntualizó Carney.

Pero Hunter no es el único vínculo existente actualmente entre el sector petrolífero ucraniano y la Casa Blanca. Según un comunicado de prensa de Burisma, la empresa tiene a otro estadounidense en su junta administrativa. Se trata de Devon Archer, cuya responsabilidad consistirá en buscar nuevos inversores para la compañía. Archer y Hunter Biden son colegas también en EE.UU.: son socios en la consultora legal y financiera Rosemont Seneca Partners. Pero esto no es todo. Archer es un amigo íntimo de Christopher Drake Heinz, uno de los hijastros del secretario de Estado, John Kerry.

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Otro político destacado cuyo nombre apareció relacionado con el escándalo es el expresidente de Polonia Aleksander Kwaśniewski. Según filtra el portal BuzzFeed, BurismaHoldings pertenece a una compañía de Chipre, Brociti Investments Limited, y una persona llamada Aleksander Kwaśniewski forma parte de la junta administrativa de Brociti. Basándose en los detalles personales indicados en los documentos de la compañía, el portal asegura que el directivo en cuestión no es otro que el exmandatario polaco.

Cabe destacar que Kwaśniewski fue uno de los promotores principales de la asociación de Ucrania con la Unión Europea, la chispa que desató los violentos disturbios en el país en noviembre pasado. Mientras el ahora depuesto presidente Víktor Yanukóvich estaba en el poder, el político polaco viajó a Ucrania en 27 ocasiones intentando liberar de la prisión a la líder opositora Yulia Timoshenko.
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La historia hizo que los medios internacionales recordaran el escándalo que la década pasada tuvo como protagonista al entonces vicepresidente, Dick Cheney, quien formaba parte del círculo más íntimo del presidente George W. Bush y defendía la guerra contra Irak con o sin el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. En los inicios de la campaña de EE.UU. en Irak, incluso antes de la toma de Bagdad, salió a la luz que una de las hijas de Cheney, Elizabeth Cheney - que en aquella época desempeñaba el cargo de viceasistente del secretario de Estado para asuntos del Oriente Próximo - , estuvo preparando contratos para la exploración de yacimientos petrolíferos en el territorio iraquí.

Un detalle más: entre los años 1995 y 2000 Dick Cheney fue el presidente y director ejecutivo del gigante energético Halliburton. Al tomar el puesto de vicepresidente de EE.UU., Cheney renunció al cargo en la empresa y aseguró que esta decisión eliminaba un posible conflicto de intereses. Se supone que el político amasó la mayor parte de su fortuna personal - que según diferentes estimaciones asciende a entre 19 y 86 millones de dólares - trabajando en Halliburton. Según el diario 'The Financial Times', el mayor beneficiario de los contratos relacionados con la guerra de Irak fue la firma KBR Inc., una empresa que se había separado de su compañía madre, Halliburton Co., en 2007. En total se llevó 39.500 millones de dólares.