paul craig roberts
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En su opinión, las sanciones unilaterales de EE.UU. anunciadas por Obama el 16 de julio, que bloquean el acceso a recursos crediticios estadounidenses para las empresas rusas del sector armamentista, demuestran la impotencia de Washington. "Las compañías rusas no resultarán afectadas", sostiene en un blog publicado en OpEdNews. "Las compañías rusas pueden acceder al crédito bancario que necesitan en China, Francia y Alemania".

El resto del mundo, incluso dos de las mayores organizaciones estadounidenses, dio la espalda a Obama, cree el reconocido experto en política económica. La Cámara de Comercio de EE.UU. y la Asociación Nacional de Fabricantes publicaron anuncios en los periódicos The New York Times, The Wall Street Journal y Washington Post protestando contra estas sanciones de doble filo. La última de estas dos organizaciones se mostró "decepcionada por el hecho de que EE.UU. amplíe las sanciones de manera cada vez más unilateral, algo que socavará el compromiso comercial estadounidense".

"Tres rasgos que son muy característicos de Washington - la arrogancia, el orgullo y la corrupción - lo transforman en un mal alumno", fustiga Craig Roberts. Critica también el modo de actuar estadounidense en el ámbito internacional: "Cuando encuentran alguna resistencia, responden con sobornos, amenazas y coacción. La diplomacia requiere ser listo para aprender, pero Washington dejó la diplomacia a un lado hace años y solo se fía de la fuerza".

Craig Roberts dice a los lectores que no deben tener ninguna duda de que las mentiras de Washington sobre "las armas de destrucción masiva en Iraq", "el uso de armas químicas por parte de Al Assad", y "las bombas nucleares iraníes" son percibidas como tales por otros gobiernos. "Esas mentiras fueron empleadas por Washington para destruir ciertos países y amenazar con destruir a otros, sumiendo al mundo en una confusión constante", dice el economista.

Pero el problema, a su juicio, es que Washington no ofrece ninguna ventaja que compense esa confusión. La amistad con Washington requiere el cumplimiento de las exigencias de Washington, de lo que los gobiernos sacan la conclusión que esa amistad no vale mucho.