Sin embargo, según John Ging, director de la División de Coordinación y Respuesta de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, siglas en inglés), de los 3,9 millones de residentes en las zonas afectadas por los combates, 117 910 huyen de los insurgentes y se han desplazado en Ucrania mientras que otras 740 000 personas huyen del ejército ucraniano y han buscado refugio en Rusia, para un total de 857 910 desplazados.
También se reportan al menos 1 367 muertos - principalmente civiles - y 4 087 heridos, con la observación de que si el número de víctimas no es más elevado es precisamente porque una cuarta parte de la población ha huido de la región.
Se reporta además la destrucción de 1 600 viviendas y el 70% del personal del sector de la salud ha huido de la región. En Donetsk y Lugansk, donde viven en total un millón y medio de personas, la población no dispone de agua más que durante unas pocas horas al día.
Desde el 7 de abril de 2014 y la declaración de independencia de la República Popular de Donetsk, el régimen de Kiev está bombardeando con fuego de artillería las principales ciudades de la región sin tener en cuenta la presencia de la población civil. A pesar de la evidente desventaja material en su contra, los independentistas siguen resistiendo.
Negándose a cometer crímenes de guerra, numerosos soldados ucranianos han preferido desertar y han solicitado asilo político en Rusia.
[1] «Reunión del Consejo de Seguridad sobre la situación humanitaria en Ucrania», Red Voltaire, 5 de agosto de 2014.
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