El presidente Vladímir Putin envió un mensaje conciliador a Occidente
asegurando que Rusia no desea aislarse, que está abierta a continuar la cooperación internacional, aunque no a cualquier precio. Dijo, además, que su país hará todo lo posible para que el conflicto ucranio termine lo antes posible. El lugar elegido para tender su mano de paz fue Crimea, península que Europa, Estados Unidos y la mayoría de países consideran territorio ucranio y que Moscú se anexionó en marzo pasado. "Debemos construir nuestro país tranquilamente, con dignidad y eficacia, sin aislarnos del mundo exterior y sin romper las relaciones con nuestros socios, pero sin permitir que nos traten despectivamente", declaró Putin en Yalta ante la élite política rusa que concurrió a Crimea.
Putin dijo que sigue atentamente lo que sucede en Ucrania. Para el líder ruso, Ucrania "se ha hundido en el caos sangriento", cada día que pasa la situación se vuelve más dramática y en el sureste de ese país
"se ha desatado una enorme catástrofe humanitaria". Con el fin de terminar con ese drama, "haremos todo lo que depende de nosotros para que este conflicto cese lo más rápido posible", aseguró.
Advirtió, sin embargo, que continuará defendiendo los intereses nacionales. "Todos nuestros socios en el mundo deberían entender que Rusia, como cualquier otro poderoso país soberano, tiene varias vías y medios para defender sus intereses nacionales, y que estos medios incluyen a las fuerzas armadas.
Pero esto no es una panacea y no pretendemos, como otros, ir corriendo por el mundo con una cuchilla y blandiéndola en todas partes. No obstante, todos deben entender que nosotros también tenemos estas cosas en nuestro arsenal". "Debemos consolidarnos y movilizarnos, pero no para una guerra ni para ningún tipo de confrontación, sino para trabajar duramente en bien de Rusia", agregó, recalcando que la política exterior del país debe ser pacífica.
Sobre las
medidas de respuesta tomadas por Moscú ante las sanciones occidentales, Putin dijo que eran medidas "de apoyo a los productores nacionales" y de apertura del mercado ruso "a los países que están a favor de la cooperación económica".
Los diputados que asistieron a la reunión con Putin en Yalta discutieron las perspectivas de desarrollo de Crimea y los problemas de su integración con el sistema jurídico, económico, financiero y social de Rusia.
Putin, por su parte, se refirió a lo que Rusia ya ha hecho por Crimea y afirmó que, en particular, las pensiones fueron subidas al doble. "Queda mucho por hacer aquí, hay un enorme montón de problemas acumulados que no se han resuelto en decenios", se lamentó, aprovechando para criticar a las autoridades ucranias, de las que dijo que
"sacaban mucho" de la península pero daban "muy poco, prácticamente nada" a cambio. Putin asegura que esto ha creado problemas en infraestructuras, economía y la esfera social que hay que solucionar.
Crimea, manifestó, recuerda tanto los triunfos como la tragedia de la guerra fratricida de principios del siglo XX, y por lo mismo "puede desempeñar un papel unificador único para Rusia, convirtiéndose en una especie de fuente espiritual, otra línea de reconciliación entre rojos y blancos".
Mientras tanto, en Kiev, el Parlamento ucranio aprobó en segunda lectura la ley que permite introducir un amplio abanico de
sanciones contra Rusia. El documento, que tiene que ser todavía promulgado por el presidente Petró Poroshenko para que entre en vigor, otorga al Consejo de Seguridad Nacional y Defensa la facultad de bloquear activos, limitar operaciones comerciales o cerrar total o parcialmente el espacio aéreo.
Los puntos más polémicos que habían sido criticados por la representante de la OSCE para la libertad de prensa, Dunja Mijatovic, fueron retirados por los parlamentarios. Se referían a la posibilidad de restringir o suspender los servicios de correo, las retransmisiones de radio y televisión, y la circulación de medios de comunicación.
Las sanciones han tenido un serio impacto en la principal petrolera rusa, Rosneft, cuyo jefe, Ígor Sechin, ha escrito una carta al Gobierno de Putin exponiendo cinco maneras en las que puede ayudar a la compañía a pagar los 34.000 millones de euros que adeuda. El problema es que más de la mitad de esta suma debe ser cancelada el próximo año y, debido a las sanciones, Rosneft tiene muy limitadas capacidades para obtener créditos.
Como primer gesto en esta nueva etapa de diálogo que Putin dejó entender que aspira a instaurar, la Comisión Europea anunció ayer que Rusia, Ucrania y la UE han acordado comenzar negociaciones con la intención de resolver sus diferencias en torno al suministro de gas al continente.
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