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Un hueco en la financiación presupuestaria pone en riesgo la conclusión de los trabajos de diseño de un nuevo misil balístico intercontinental nuclear de EE.UU. Las limitaciones impuestas por el Congreso pueden retrasarlos al menos dos años.

La Fuerza Aérea estadounidense cuenta por el momento con la única modificación de los misiles intercontinentales tierra - tierra, el LGM-30G Minuteman III. Existen 450 unidades y el Pentágono tiene programado sustituirlas todas a partir del año 2030 por 420 aparatos de nueva generación. Se sabe muy poco sobre estas armas, que figuran en los documentos solo bajo sus siglas en inglés: GBSD.

Según revela una investigación periodística del sitio informativo Nextgov, un hueco en las subvenciones federales estimado en tan solo 28 millones de dólares puede frustrar el desarrollo y las pruebas del nuevo dispositivo de estado sólido, uno de los componentes electrónicos esenciales del sistema de mandos de los misiles.

28 millones son una fracción diminuta del presupuesto total anual del Departamento de Defensa, que es de 500.000 millones de dólares. Pero, sin embargo, el propio Pentágono no puede redistribuir la suma bajo su propia consideración para cubrir todas las partes de un mismo proyecto.

Fuentes militares competentes en cuestiones presupuestarias señalaron a Nextgov bajo condición de anonimato que en el año fiscal 2014 los 28 millones estipulados por el presupuesto de Defensa han sido desviados a necesidades de urgencia y no podrán ser recuperados. Para el próximo 2015 los militares fracasaron en su intento de solicitar la misma suma para distribuirla entre tres contratistas vinculados con el desarrollo del proyecto GBSD.

Lo que debe distinguir el futuro misil balístico del ya existente Minuteman III es un "concepto híbrido", revela el sitio web Nextgov. En sus innovadoras características se centró el denominado 'análisis de alternativas' durante una de las recientes reuniones en la oficina del secretario de Defensa estadounidenses, Chuck Hagel.

Los expertos dudan que las empresas Boeing, General Dynamics y Lockheed Martin inviertan fondos propios para aplicar a las unidades de estado sólido militares la tecnología de memoria 'flash', ya disponible para el sector de la aviación comercial. En su opinión, lo más probable es que el Pentágono pierda estos dos años y los borre del programa de desarrollo de la nueva arma de disuasión estratégica nuclear.