La Guardia Civil empezó a tirar del hilo cuando Suiza avisó de la cuenta de más de un millón de euros que tenía Francisco Granados. A pesar del chivatazo que dieron al senador, dieron con otro nombre: David Marjaliza, constructor y empresario íntimo amigo de Granados.
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Las mordidas ascienden a unos 250 millones de euros. Por cada contrato adjudicado, la trama cobraba entre un 2% y un 3%, lo que se traduce en ingresos para los imputados de entre 5 y 7 millones de euros.