Comentario: Sin ánimo de hacer mucho futurismo es lógico suponer que esta tendencia al crecimiento de los movimientos ultraderechistas dentro de países como Francia se vaya acentuando. Los recientes atentados en París y la islamofobia incitada por los gobiernos occidentales están dando sus frutos: el temor de los ciudadanos crece y con este crecimiento cae en picada la capacidad de la gente de pensar y entender la realidad. El avance de la ultraderecha europea es simplemente el rédito político que estos grupos están obteniendo de los eventos recientes.


El preocupante auge de la ultraderecha en Francia ha logrado otra simbólica meta al ser la fuerza más votada este domingo en el departamento de Doubs, al noreste del país, donde se elige al diputado que sustituirá al socialista Pierre Moscovici, comisario europeo desde noviembre.
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La votación era especialmente significativa por ser la primera tras los atentados yihadistas que han puesto a prueba a la ciudadanía y a sus líderes políticos.

En la primera vuelta de estos comicios parciales, el Frente Nacional logró el 32,6% votos, seguido por el Partido Socialista (28,5%) y por la Unión por un Movimiento Popular (26,5%). La baja participación -rozó solo el 40% de los 66.825 votantes- y la dispersión de apoyos a la izquierda -se presentaban cinco candidatos de distintas formaciones- perjudicó las aspiraciones del candidato socialista.

La candidata ultraderechista es la eurodiputada Sophie Montel, de 45 años, a la que su padre le regaló por su 18 cumpleaños el carné del FN. Ha basado toda su campaña en criticar "la inmigración masiva" y "el peligro islamista". "Detener totalmente la inmigración legal y clandestina" y "rechazar el derecho de voto de los extranjeros" son dos de sus lemas en los carteles electorales.

Tanto el candidato socialista, Frédéric Barbier, de 54 años y muy próximo a Moscovici, como el de la UMP, Charles Demouge, un profesor de matemáticas de 69 años, han basado su estrategia en frenar a la ultraderecha. "No a la candidata del FN, que tiene un programa irrealizable", ha clamado Demouge. "No a un FN demagogo con soluciones peligrosas para la cohesión social", añadía el socialista. La izquierda (comunistas, radicales o verdes) presentaba cinco candidatos, lo que originó una dispersión de sus votos, mientras la derecha y el centro presentaban un único aspirante, al igual que la ultraderecha.

Los tres partidos que ahora protagonizan la vida política francesa han otorgado una inusitada importancia a esta elección parcial en la cuarta circunscripción del citado departamento, económica y laboralmente dependiente de las fábricas de Peugeot en la zona. En la campaña han participado directamente el primer ministro, Manuel Valls, y la líder del FN, Marine Le Pen.

Para los socialistas, se trataba de invertir la tendencia. En las 13 elecciones parciales celebradas desde su triunfo en las legislativas de 2012, han perdido ya cuatro escaños y no han ganado en ninguna de las consultas. En la mitad de las ocasiones, sus candidatos ni siquiera pudieron pasar a la segunda vuelta. Al igual que sufrieron duros reveses en las municipales de marzo de 2014 y en las europeas de ese año.

Ahora confiaban en beneficiarse del importante aumento de apoyo popular que Valls y el presidente François Hollande han tenido por su gestión tras los ataques terroristas. "Confiad en la Francia del 11 de enero [el día de la gran manifestación antiterrorista]. Hay que votar para defender los valores de la República", había dicho Valls en su mitin del pasado 27.


Comentario: Nos preguntamos cuáles serán estos famosos valores de la república. ¿Libertad? ¿Igualdad? ¿Fraternidad?... mmmm... ¿Raro no? Porque a decir verdad, después de los atentados a la revista Charlie Hebdo, las acciones del gobierno francés parecen haber estado dirigidas más bien a reducir las libertades, incrementar la desigualdad en el trato a los ciudadanos franceses, y la fraternidad dentro de la sociedad francesa practicamente tiende a desaparecer.


En efecto, los socialistas han conseguido resultados muy superiores a los esperados. Su candidato pasa a la segunda vuelta para enfrentarse a la de la ultraderecha el próximo domingo. Muy probablemente, contará con apoyos del centroderecha para impedir el triunfo definitivo de la ultraderecha. De no ser así, el FN contaría con un tercer diputado en la Asamblea Nacional.

El FN también intentaba revertir una situación negativa. Casi 7 de cada 10 franceses, según las encuestas, censuraron la decisión de Le Pen de no participar en la gran manifestación antiterrorista de París. Aún así, otro sondeo de Ifop y CSA de esta semana indica que el FN sería el partido más votado, con alrededor del 30% de los votos, si las presidenciales se celebraran ahora.

Para la UMP, esta elección parcial también ha revestido una especial importancia por ser la primera con el nuevo equipo formado por Nicolas Sarkozy, al frente del partido desde noviembre y con el gran objetivo de "reconquistar" el poder perdido en 2012. La prueba se salda con un claro fracaso.

Lo ocurrido ahora en Doubs es también representativo de la deriva en la que Francia ha entrado en los últimos años. El departamento ha sido un feudo tradicional de la izquierda, pero en las elecciones europeas del año pasado la ultraderecha, la fuerza más votada entonces en Francia, logró el 36% de los votos, 11 puntos por encima de la media nacional.