Unos investigadores han comprobado que muchos hombres modernos tienen conexiones genéticas con 11 poderosos líderes asiáticos, fundadores de dinastías, que vivieron en épocas pasadas, remontándose hasta 4.000 años atrás en el caso del más antiguo, y entre quienes figuran el mongol Genghis Khan, al que bastantes estudiosos consideran el más importante conquistador de todos los tiempos, por encima incluso de Alejandro Magno.

El equipo de Mark Jobling, de la Universidad de Leicester en el Reino Unido, y Patricia Balaresque, ahora en la Universidad Paul Sabatier de Toulouse en Francia, examinó el cromosoma Y (que se transmite solo del padre al hijo también varón) en una muestra poblacional integrada por más de 5.000 hombres asiáticos pertenecientes a 127 poblaciones diferentes.
genghis khan
© Wikimedia / División oriental del Departamento de Manuscritos de la Biblioteca Nacional de FranciaImagen confeccionada en el año 1430 que ilustra el momento en que Genghis Khan culmina el asedio de Pekín de 1213-1214 entrando en la ciudad

La mayoría de los tipos de cromosoma Y son muy infrecuentes, pero el equipo descubrió 11 que eran claramente más comunes de lo normal dentro de la muestra, y estudiaron sus distribuciones e historias.

En investigaciones anteriores de este tipo, ya se descubrió la existencia de dos linajes masculinos comunes, llegándose a la conclusión de que el fundador de uno de estos linajes fue Genghis Khan, una figura histórica bien conocida. La fundación del otro linaje se atribuye a Giocangga, un personaje histórico mucho menos conocido hoy en día pero muy poderoso en su época.

Los autores del nuevo estudio han hallado conexiones genéticas a través de una cadena de antepasados masculinos tanto en el caso de Genghis Khan como en el de Giocangga, además de para otros nueve líderes dinásticos procedentes de diversos lugares de Asia y que nacieron en épocas comprendidas entre el año 2100 antes de Cristo y el 700 de nuestra era.

Para que tales linajes se volvieran tan comunes, sus fundadores tuvieron que tener muchos hijos con muchas mujeres, y transmitir sus posiciones sociales (además de sus cromosomas Y) a sus hijos varones. Los hijos, a su vez, también engendraron muchos hijos. Es una especie de efecto de amplificación transgeneracional, propio de hombres con un acceso sexual a cuantiosas mujeres gracias a ocupar puestos de muchísimo poder, como los ocupaban los caudillos de la antigüedad, quienes tendían a colocar también en puestos de poder a sus hijos, y a asegurarse que sus sucesores en el trono fueran de su misma estirpe.