Fincas y cultivos sumergidos bajo el agua, acequias arrasadas, porciones de caminos desaparecidos, parques y viviendas inundados, tramos de carreteras inutilizados por desprendimientos y socavones... El catálogo de daños y problemas que dejaron ayer en La Rioja las consecuencias del temporal primaveral de agua y nieve, con el desbordamiento de varios ríos de la comunidad, es eterno y, de momento, no cuantificable.
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© E. Pascual
Con un importante repunte en el caudal del Ebro, que mantenía anoche en alerta a toda la zona de Alfaro, el caos brotó, sin embargo, de las cuencas del Cidacos y el Alhama, en La Rioja Baja, y del Leza, en la sierra camerana. Los tres ríos registraron crecidas extraordinarias en sus tramos altos y medios, según confirmó la Confederación Hidrográfica del Ebro, que alertó de que «la situación en los tramos bajos puede verse agravada por el caudal circulante en el Ebro, que puede interferir en el desagüe de los afluentes». Según la CHE, se trata de «un episodio de crecidas generalizadas en la Cuenca del Ebro, fruto de la continuidad de las lluvias por un fenómeno de depresión aislada en niveles altos, lo que se conoce como gota fría».

La comarca del Alhama Linares fue una de las zonas de La Rioja más afectadas por la fuerza que presentaban ayer sus ríos: el Linares, a su paso por Igea, presentaba a media tarde un caudal de 143,9 metros cúbicos por segundo, casi el triple del límite que marca la crecida extraordinaria; mientras, el Alhama arrastraba 133,5 metros cúbicos por segundo, muy cerca del tope de 140,5.

Desde Valdeperillo y Cornago hasta el polígono de La Rate de Cervera, pasando por Igea y Rincón de Olivedo, en el caso del Linares; y desde Aguilar a Ventas del Baño, pasando por Cervera en el del Alhama, además de innumerables parcelas, parques y cultivos inundados, muchas acequias y caminos agrícolas fueron arrasados por el agua y todo lo que ésta arrastraba. Una de las principales preocupaciones surgió en Cervera, donde la fuerza del río resquebrajó uno de los bloques que sujetan el puente peatonal hasta hacer temer por el derrumbe de éste. Desde el Ayuntamiento, además de enviar a los técnicos municipales, se alertó a los bomberos de Arnedo, quienes trabajaron durante toda la tarde para afianzar la pasarela a la espera de que remita la riada. El puente peatonal, paso habitual hacia el complejo escolar, quedó cortado al tránsito desde ayer.

El tráfico tampoco esquivó los problemas en la comarca, ya que los derrumbes afectaron a la carretera de Cornago (LR-283) al hacer intransitable uno de sus carriles en varios puntos. También hubo que retirar varios enormes bloques de piedra en la LR-284 en Cervera, la vía que conduce a Aguilar.

Desde Arnedo a Calahorra

El comportamiento del Cidacos, que con 70,38 metros cúbicos por segundo casi duplicaba el límite que marca su crecida extraordinaria, fue similar y se desbordó en varios puntos de su recorrido. En Arnedo llegó con fuerza a los términos de San Blas y Francos, donde obligó a cerrar al tráfico varios caminos y dos puntos de la Vía Verde y anegó una fábrica de calzado. En Quel y Autol también saltó las orillas y escolleras e inundó fincas y frutales. Las lluvias provocaron también en Arnedo daños en el centro de salud, donde según denunció FSP-UGT, se registraron goteras y desprendimientos de techos.

El Cidacos también se cebó con algunas zonas de Calahorra, donde la Estación Depuradora de Aguas Residuales quedó anegada. El desbordamiento del río obligó a cortar varios tramos afectados del parque del Cidacos, en la zona cercana a la catedral de Santa María. Sin embargo, la peor parte se la llevó el campo, al cubrir las aguas varias fincas de cultivo, en su mayor parte frutales, en los términos de los Royales, Torrescas y Perenzano.

Enormes rocas

En el Camero Viejo, el Jubera y el Leza, este último con 40 metros cúbicos por segundo, muy por encima de sus 34 de crecida extraordinaria, circulaban también bravos tras varios días de lluvias y la nevada del lunes, situación que se tradujo ayer en numerosos desprendimientos. En la LR-261, en Ventas Blancas dirección a Santa Engracia del Jubera, el pavimento se abrió entre los dos carriles, lo que provoco el hundimiento de la calzada y la interrupción del tráfico. También se produjeron deslizamientos de tierras en dos puntos en la carretera que une Ventas Blancas y Lagunilla del Jubera que han afectado a un carril. En la LR-250, que vertebra todo el Camero Viejo, hubo desprendimientos, en algunos casos de enormes bloques de piedras, a la altura de Trevijano, Soto en Cameros y San Román de Cameros.

En el Camero Nuevo, un corrimiento de tierras obligó a cortar el carril en sentido Logroño de la N-111 a su paso por Lumbreras.

En la capital riojana eran evidentes también los desprendimientos en el Monte Cantabria y la LR-131 quedó cortada en ambos sentidos entre los kilómetros 0,0 y 1,5.

Los inconvenientes también afectaron a la red viaria de La Rioja Alta. En Santo Domingo el agua inundó la antigua N-120, cerca de la Cruz de los Valientes, al final de la variante en dirección a Burgos, situación que se prolongó a la carretera de Herramélluri, paralela a la anterior, que quedó sepultada por el agua.