Existencia

Existen muchas maneras de generar cambios importantes en nuestra vida en algún momento de crisis. Las crisis personales son un importante propulsor para la toma de decisiones, parteaguas fértiles para la transformación individual; algunas de ellas quizás se conviertan en pilares por el resto de nuestros días.


Las siguientes recomendaciones se resumen en tres pasos que podrían ayudarte a transformar tu escenario interior - y por ende el que te rodea:

Primero hay que volver a orientar los pensamientos hacia el enfoque racional. La mayoría de las veces lo que pareciera ser resistencia es simplemente falta de claridad, por lo tanto, es buena idea realizar una especie de guión o lista para poder contextualizar la situación en tareas específicas a desarrollarse, en vez de intentar hacer el "gran cambio". Recordemos que micro es macro, y que una secuencia de pequeñas pero acertadas decisiones puede bastar para fertilizar la transformación.


Comentario: No solamente elaborar una lista sobre cosas pendientes que tenemos a corto y largo plazo nos pueden servir. De acuerdo con el psicólogo J.W Pennebaker, desde hace 30 años mencionó que la escritura puede ser parte crucial de un proceso de sanación. El escribir las cosas que nos han pasado a lo largo del día y cómo nos hacen sentir puede ser utilizado como una especia de catársis.

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El segundo paso se basa en dejar aflorar nuestro lado emocional. Las emociones, al ser un constructo social impregnado de valores y normas de conducta, son capaces de influir de manera positiva en la acción. Enfocarse en las emociones solía estar asociado con tomas de decisiones impulsivas y poco reflexivas. Sin embargo, centrarse en el aspecto emocional puede ayudar a cultivar un sentido de identidad fuerte que genere mayor determinación para llevar a cabo el cambio deseado.


Comentario: No hay nada mejor para nuestra salud mental que ser asertivos, decir lo que pensamos sin lastimar a nadie más y siempre tratar de tener empatía con las personas que nos rodean. Estar conscientes sobre nuestro entorno inmediato y saber cómo apoyar y hacer de ese entorno un lugar mejor.

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El tercer paso a seguir, pero no por eso menos importante, consiste en trazar el camino, moldearlo de acuerdo a rutinas o hábitos con la finalidad de ordenar los pensamientos en torno a una dirección. Los cambios son más sencillos cuando se tiene una meta o un objetivo en mente para lograrlos.

Para terminar sólo resta enfatizar en que, si bien no existen fórmulas estáticas para lograr algo importante en nuestras vidas, lo cierto es que este tipo de protocolos pueden orientarte o al menos inspirarte a diseñar tu propio mapa de acción y así asumir el papel que te corresponde en la vida: a fin de cuentas, tú eres el narrador único de tu propia historia.