Libios se congregan en el lugar donde se efectuó el ataque aéreo de EE.UU., 19 de febrero de 2016.
Libios se congregan en el lugar donde se efectuó el ataque aéreo de EE.UU., 19 de febrero de 2016.
El Gobierno de Libia condena este sábado el ataque aéreo de EE.UU. contra la ciudad de Sabratha, al oeste de Trípoli (capital libia), que se saldó con 41 muertos y 6 heridos, entre integrantes de Daesh y civiles.

"Condenamos y reprobamos el ataque aéreo de Estados Unidos a ciertas posiciones en la ciudad de Sabratha, situada a 70 kilómetros de la capital", reza un comunicado emitido este sábado por el Gobierno libio reconocido internacionalmente.

Seguidamente, la nota enfatiza que esos ataques se llevaron a cabo sin coordinación con las autoridades locales, y por esta misma razón constituyen "una violación de la soberanía del Estado libio".

También, continúa el comunicado, se trata de una clara violación a la Carta Magna de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Esta denuncia del Gobierno de Libia tiene lugar mientras las autoridades estadounidenses sostienen haber informado de antemano, sin precisar cuándo y a quién, de su plan para realizar ataques aéreos en la zona.

Ayer viernes, la aviación estadounidense lanzó su primer ataque aéreo en Libia, contra, supuestamente, posiciones del grupo terrorista takfirí EIIL (Daesh, en árabe).

Washington afirma que Noureddine Chouchane, líder del mencionado grupo terrorista en el país norteafricano, murió durante la razia.

De hecho, el Gobierno de Serbia ha informado este sábado de la muerte de dos miembros de la embajada serbia en Libia durante el ataque aéreo perpetrado por aeronaves militares de Estados Unidos.

Últimamente, y con el envío de un número de espías a Libia, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido buscan evaluar la situación en el país africano, identificar a los grupos armados a los que el Occidente podría apoyar y reunir información en vistas a una futura intervención militar en dicho país.

En 2011, otra intervención occidental en Libia provocó la caída del exdictador libio Muamar Gadafi y dejó tal vacío de poder que distintos grupos armados luchan desde entonces para hacerse con el control del país.

Además, la total anarquía subsiguiente ha propiciado el terreno para las actividades terroristas. De hecho, el grupo extremista EIIL, que opera generalmente en Irak y Siria, actualmente apunta como objetivo contra Libia.

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