Cada vez son más los estudios que revelan la importancia de la ficción en la vida humana. Una revisión de los más recientes apunta a que la ficción impulsa el aprendizaje y la empatía y que, por tanto, ayuda a socializar y a adaptarnos al mundo. Quizá eso explique por qué buscamos la ficción desde tiempos inmemoriales. Lo hicimos al escuchar historias contadas alrededor del fuego y lo seguimos haciendo, a través de las series de televisión actuales, por ejemplo.

libro ficción imaginación
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Se suele asumir que leer potencia nuestra salud mental, pero las evidencias que vinculan a dicha salud obras de ficción como Nada (de Carmen Laforet) o La plaza del diamante (de Mercè Rodoreda), por poner dos ejemplos nacionales, de momento son escasas.

Sin embargo, parece que la cosa está cambiando. En una revisión publicada el 19 de julio en la revista Trends in Cognitive Sciences, un psicólogo-novelista de la Universidad de Toronto (Canadá) llamado Keith Oatley profundiza en esta cuestión.

Señala que, en los últimos años, han aumentado las investigaciones sobre el tema. Por un lado, porque los especialistas están reconociendo la importancia de la imaginación para la cognición, la socialización, etc. Y, por otro lado, por las posibilidades de indagación en el cerebro que ofrecen las nuevas técnicas de registro de imágenes cerebrales.

La enseñanza de la imaginación

En lo que se refiere a la imaginación, en su revisión Oatly cita un estudio en el que se pidió a una serie de personas que imaginaran frases (como "una alfombra azul oscuro" o "un lápiz de rayas naranjas") mientras sus cerebros eran analizados con la técnica de resonancia magnética funcional (fMRI).

Se constató que el mero hecho de imaginar solo tres de estas frases hizo que en estas personas se produjera "una mayor activación del hipocampo, una región del cerebro asociada con el aprendizaje y la memoria", explica Oatley.

A partir de estos resultados, es fácil dilucidar el efecto que puede tener la literatura de ficción u otros lenguajes ficcionales en la gente. "Los escritores no necesitan describir escenarios exhaustivamente para impulsar la imaginación del lector, sólo tienen que sugerir escenas", señala el investigador.

Pero escuchar, leer, ver e imaginar historias no solo impulsaría el aprendizaje en adultos. En 2011, un estudio realizado por la Universidad de Nueva York en el que se analizó el efecto de la lectura de padres y madres a hijos pequeños, ya constató que oír historias contribuye a un mejor desarrollo lingüístico de los niños.

Además, el año pasado, otra investigación del Reading and Literacy Discovery Center y del Cincinnati Children's Hospital Medical Center de EEUU, realizada con niños en edad de preescolar, volvió a constatar este efecto positivo a nivel cerebral.

En este caso, 19 niños sanos, de entre tres y cinco años, y procedentes de familias de bajos ingresos, fueron sometidos a escáneres de imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI), que sirvieron para medir su actividad cerebral mientras escuchaban narraciones aptas para su edad, a través de auriculares.

Los resultados mostraron que una exposición mayor a la lectura está fuertemente asociada con la activación de aquellas áreas cerebrales que impulsan el procesamiento semántico (encontrar significado en el lenguaje). Estas áreas resultan críticas para el procesamiento del lenguaje oral y la comprensión lectora, por ejemplo.

El impulso de la empatía

Por otra parte, Oatley y su equipo han analizado el efecto de la ficción en otro aspecto de la psicología humana: la empatía.

Lo hicieron en un experimento que consistió en mostrar 36 fotografías de los ojos de personas a una serie de voluntarios, para que estos eligieran, entre cuatro términos, las emociones o pensamientos que esos ojos reflejaban.

Los científicos descubrieron que los participantes que habían leído ficción narrativa alcanzaban puntuaciones significativamente más altas que los que habían leído libros de no ficción, esto es, que los primeros acertaban mucho más que los segundos al determinar las emociones de otros.

Efectos similares de estimulación de la empatía se han encontrado en participantes que vieron la serie televisiva de ficción El ala oeste de la Casa Blanca (The West Wing) y en otros que jugaron un videojuego con una historia narrativa. También se ha demostrado que la ficción puede generar empatía por una raza o cultura diferente a la propia, señala la revisión de Oatley.

En Tendencias21 ya hemos hablado antes de este tema: En 2013, por ejemplo, publicamos los resultados de un estudio de la New School for Social Research (NSSR) de Nueva York que reveló que leer novelas de ficción incrementa la empatía, porque ayuda a las personas a identificar mejor las emociones ajenas.

Este efecto, explicaron entonces los autores de esta otra investigación en Science, se debe a que este tipo de literatura permite apreciar el mundo desde otros puntos de vista e identificarse con los personajes, lo que afecta positivamente al desarrollo de las habilidades sociales.

En concreto, las personas que leen ficción literaria calibran los sentimientos de los demás con mayor precisión en comparación con los que leen no ficción, ficción popular, o nada en absoluto.

Cuestiones pendientes

Oatley considera que, a pesar del aumento de estudios sobre psicología de la ficción narrativa, aún queda un largo camino por recorrer en esta dirección. Por ejemplo, dice, quedan por resolver cuestiones como el papel de la narración en la evolución humana.
"Casi todas las culturas han creado narraciones que, hasta ahora, han sido más bien despectivamente tildadas de entretenimiento", señala Oatley. "Creo que su papel es en realidad muy importante".
De hecho, durante el 99% de la historia humana los distintos pueblos se han reunido alrededor del fuego para contar y escuchar historias (ahora lo hacemos alrededor de la televisión). Según los antropólogos, estas reuniones potenciaron la evolución de nuestro pensamiento.

Pero no solo eso, según una investigación de 2014, los relatos nos han ayudado a desatar la imaginación humana y las capacidades cognitivas, para formar comunidades imaginadas y extendernos por el planeta.


Por otro lado, Oatley considera que también se requieren investigaciones sobre el tiempo que la ficción tarda en aumentar la empatía o sobre cuánto tiempo perduraría el impulso de la empatía propiciado por la ficción.

Implicaciones

En definitiva, la revisión de Oatley y su equipo vuelve a poner de manifiesto la importancia de la ficción en la sociedad, por su valor adaptativo y social; así como por su valor para el aprendizaje.

Aún así está infravalorada, como han destacado especialistas como Jordi Solbes, de la Universidad de Valencia, que consideran que la ficción (más concretamente, la ciencia ficción) podría ser una herramienta valiosísima para la enseñanza.

Habría que añadir que la ficción suele generar un enorme placer y gran cantidad de emociones, y se ha demostrado que estas representan, junto a los procesos cognitivos, un factor determinante en la adquisición del conocimiento. Por último, si escuchar, ver o leer historias puede aumentar la empatía, no debemos olvidar que se ha demostrado que la empatía es fundamental en la transmisión de cualquier conocimiento.
Referencia bibliográfica:

Oatley, K. Fiction: Simulation of Social Worlds. Trends in Cognitive Sciences (2016). DOI:10.1016/j.tics.2016.06.002.