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© APResidentes de Sendai, en Miyagi, desafían una fuerte nevada. Los sobrevivientes buscan los restos de su casa.
El paisaje ayer en gran parte de Japón parecía causado por el galope de los cuatro jinetes del Apocalipsis. A la desolación infinita dejada tras de sí por el terremoto de 9 grados en la escala de Richter y el tsunami que arrasó con todo a su paso en las provincias orientales al norte de Tokio, y a la amenaza de una catástrofe nuclear, ayer se sumó una intensa nevada que ha aterido de frío a miles de supervivientes y entorpece aún más las penosas labores de búsqueda de miles de desaparecidos y de limpieza de caminos para hacer transitables las dañadas carreteras.

La llegada de un frente frío a pocos días para que comience la primavera hizo bajar las temperaturas por debajo de los 5 grados negativos, elevando el riesgo de que sufran hipotermia miles de damnificados que carecen de electricidad para encender las estufas o de cobijas para abrigarse.

La agencia Kyodo informó que la nevada caída ha cubierto de blanco la isla de Honshu, la más afectada, y ha ocultado al menos por un día las ruinas de cerca de 80 mil edificios dañados.

Ejército de rescate. Un total de 80 mil efectivos, entre soldados, policías y bomberos, trabajan a contrarreloj entre la nieva en búsqueda de supervivientes, aunque las autoridades señalaron que las esperanzas de encontrar gente con vida son casi nulas, cinco días después del terremoto y las graves riadas ocasionadas por los tsunamis.

En las prefecturas más afectadas, como Miyagi, las labores de rescate ni siquiera han comenzado por la altura de las aguas y el nivel extremo de destrucción.

Se estima que unos 430 mil japoneses viven en más de 2,400 refugios de emergencia. Otro número sin cuantificar permanecía bajo las ruinas de sus casas, pese a la escasez de alimentos y agua potable.

La industria de la construcción japonesa anunció que erigirá 32 mil viviendas de emergencia en los próximos días. En todo el país, hay actualmente 1.6 millones de personas sin agua corriente.

4,312 muertos. Mientras tanto, el número de muerto no para de crecer, aunque las cifras se dispararán cuando con el paso de los días engrosen la lista de fallecidos las decenas de miles de desaparecidos. Ayer, el gobierno japonés reconoce oficialmente 4,312 muertos.