Comentario: Es esperanzador apreciar que cada vez más medios informan sobre la "ponerología política". En este caso se trata de Óscar Cury desde El Nuevo Diario.



"Lo único que hace falta para que el mal triunfe es que la gente buena no haga nada". Edmund Burke

El comportamiento depredador de una clase política no tiene nada que ver con codicia o debilidad moral, sino más bien con una disfunción psicopatológica científicamente comprobada. Racionalizar la existencia de la codicia, crímenes y abusos a que es sometida la población como resultado de la naturaleza humana refleja un juicio prematuro que ignora el mal sin haber antes examinado la evidencia proveniente de estudios científicos realizados sobre el tema.

Una patocracia no es más que un sistema de gobierno conformado por una minoría cuya psicopatología no-violenta (contraria a la exhibida por asesinos en serie) que ejerce el poder sobre una sociedad de seres normales no-psicópatas. Estos elementos que conforman esa élite de poder poseen una anomalía innata (psicopatía) que está presente entre el 4 y el 6 % de la población. Por más frustrante que sea su insensibilidad al sufrimiento de la población, no debería esto llevarnos a juzgarlos moralmente ya que sus emociones no involucran juicios morales per se, tal como indica el Dr. Andrew Lobaczewski, autor de "Ponerología Política: Una Ciencia de la Naturaleza del Mal Ajustada a Propósitos Políticos". En pocas palabras, el mal ya no es una cuestión moral; ahora puede analizarse y comprenderse científicamente.
psicópatas poder

Estas personas son fisiológicamente incapaces de sentir empatía humana normal, son egoístas, fríos y calculadores y desprovistos de todo estándar moral o ético. Aun así son inteligentes, encantadores y motivados, proyectando una "máscara de cordura" que engaña al resto de la población (Gude, 2010). Su falta de respuesta fisiológica normal, es decir su reacción emocional a palabras emocionalmente cargadas como lo son "violación", "muerte" o "cáncer" son similares a su reacción a "avión", "chocolate" o "puerta". Gracias al Dr. Robert Hare, cuya investigación de campo aporta pruebas concretas al respecto en el documental "La Corporación", quedo demostrada la reacción disimilar a estas palabras mediante un escaneo funcional del cerebro con MRI y PET.

Aprovechándose de su falta de remordimiento y empleando esta ventaja sobre el resto de una población ajena a la prevalencia de esta patología en su clase política, la minoría gobernante exhibe una misteriosa habilidad para detectar y unificar objetivos con otros psicópatas del grupo cuyos objetivos predatorios dominan, alienan y manipulan al otro 96%, propiciando la continuidad de comportamientos institucionales disfuncionales y haciéndose con el liderazgo de los centros del poder político, corporativo e institucional de una sociedad. Su influencia logra manipular, para su ventaja, los valores de numerosos datos, engañando así a aquellos que no pueden siquiera imaginar que haya gente capaz de tanta maquinación, ya que estos últimos, al tener conciencia, sí pueden escoger entre el bien y el mal.

Desde el 1961 se sabe, gracias al Experimento Milgram (que conectó este concepto con el de la ausencia de control moral para infligir daño físico a terceras personas) que los humanos ejercemos nuestra voluntad moral cuando hacemos daño o escogemos a un gobernante. Por consiguiente, el Dr. Lobaczewski nos insta a cuestionar respetuosamente a las autoridades en cualquier ocasión que se presente. Mediante este proceso exponemos la intención detrás de sus acciones, al tiempo que se instruye y edifica la conciencia colectiva de la población sobre las maquinaciones de sus gobernantes.