Sputnik dialogó con un testigo de los enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes contra Michel Temer, y con un analista político para analizar los acontecimientos.

El presidente Michel Temer tuvo que dar marcha atrás con la orden de hacer intervenir a las Fuerzas Armadas para frenar las protestas contra su Gobierno. Este jueves 25 de mayo, el mandatario revocó de forma anticipada la orden, que permitía a los militares reprimir las manifestaciones populares durante una semana.
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© REUTERS/ Paulo Whitaker

"Lo que vimos en Brasilia fue un verdadero caos. Los policías estaban armados hasta los dientes y nos tiraron bombas de todos los lados, incluso desde arriba con dos helicópteros que sobrevolaban y disparaban a la gente. Había mucha desesperación, sobre todo entre personas de edad que intentaban correr para protegerse, pero a causa de los gases tóxicos mucha gente caía asfixiada y se quedaba en el piso. El lugar es un campo muy abierto y no había cómo protegerse", contó a Sputnik el médico Daniel Sabino, quien acudió a las manifestaciones contra Temer.

En respuesta a las masivas protestas pidiendo su renuncia, el mandatario tomó la decisión de convocar al Ejército. Algunos manifestantes llegaron a cercar las sedes de los ministerios y pretendieron incendiar el edificio de la cartera de Agricultura. El ministro de Defensa de Brasil, Raúl Jungmann, había asegurado en conferencia de prensa que la situación sería controlada. Luego del anuncio, cerca de 1.500 militares fueron desplegados en la ciudad.

La medida fue repudiada por el Consejo Nacional de Derechos Humanos de Brasil. Durante la intervención militar, al menos 49 personas resultaron heridas tras recibir disparos por parte de la Policía, según informaron los medios locales. Para el analista político Rafael Moreira, la presencia militar en las calles tiene un impacto en la democracia.

"Vivimos una situación de escalada que es un gran problema desde el punto de vista democrático. Los militares no son un actor político tan relevante como durante la dictadura [1964-1985], pero con esta medida Temer volvió a ponerlos en el centro de la acción política. Esto es algo muy peligroso. Los militares no tienen que ser un actor político en condiciones de democracia", dijo a Sputnik Moreira, quien es profesor de Ciencia Política en la Universidad de San Pablo.

El decreto que colocó en manos de las Fuerzas Armadas la garantía de ley y orden generó una reacción de rechazo muy fuerte en todo el país cuando la popularidad de Temer está en caída. En ese sentido, Moreira resaltó que otro atributo fundamental en democracia es la opinión pública.

"La imagen de Temer viene cayendo a gran velocidad. Medidas como estas, sumadas a la coyuntura económica y política que vivimos, no contribuyen para nada. Él intenta aprobar una agenda que va en contra de muchos de los derechos consolidados en nuestra Constitución desde los años 1980", aseveró el politólogo.

En su opinión, es "muy difícil" determinar si Temer va a concluir su mandato. "Él se aferra a la Presidencia para llevar adelante modificaciones que jamás podría lograr mediante el apoyo popular. Intenta hacerlo de la manera que puede y ahora introdujo a los militares. Su legitimidad ante la población es muy baja, además muchos de los partidos que integraban la coalición de Gobierno la abandonaron. Pero todavía hay algunos que lo sostienen", concluyó.