La gira de Donald Trump por Asia mostró que China se está convirtiendo en líder indiscutible de la región, mientras que EEUU pierde resortes y potencial para afirmar su dominio allí, escribe Serguéi Strokán, del periódico Kommersant.
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© REUTERS/ Jonathan Ernst
Donald Trump pasó una semana y media en Asia. Strokán pone el foco en el hecho de que, durante la gira, ni Trump ni su entorno utilizaron nunca el término Asia-Pacífico, prefiriendo una definición diferente, "Indo-Pacífico", que no se utiliza en muchas capitales asiáticas.

El cambio de énfasis en la política de EEUU, que se manifestó en la reciente visita a la India del secretario de Estado, Rex Tillerson, va ligado al deseo de Washington de impedir la aprobación del liderazgo chino en Asia, haciendo una apuesta en la India y los aliados de EEUU en el Pacífico, demuestra el analista ruso.

"La visita de Estado del presidente Trump a Pekín demostró que Estados Unidos no tiene palancas de presión sobre China que le permitan dictar al gigante asiático sus condiciones comerciales y cumplir las promesas que Donald Trump realizó durante la campaña electoral del año pasado", escribe Strokán.

En Manila, China fue inesperadamente respaldada por el anfitrión de dos cumbres asiáticas, el presidente filipino Rodrigo Duterte, cuyo país preside ahora la ASEAN. Incluso la larga alianza de Manila con Washington no evitó que el líder filipino rechazara la idea de aumentar la presión sobre Pekín, que tiene disputas territoriales con los países de la ASEAN.

Según Strokán, a pesar de los intentos de presentar una nueva política de EEUU en Asia destinada a contener a China y a crear una coalición contra Corea del Norte, Donald Trump no logró sus objetivos clave. El jefe de la Casa Blanca tampoco consiguió avanzar en la solución del problema norcoreano.


Al menos parece que hasta ahora EEUU no desea ningún avance real en la solución del problema norcoreano, la histeria del enemigo imaginario beneficia bastante al complejo militar industrial y su guerra armamentista, columnas de la economía de EEUU. Al menos hasta ahora, este juego les está resultando beneficioso, y es dudoso que EEUU provoque un conflicto directo... pero bueno, tampoco podemos desestimar su hambre de poder y dominación patológico.


"El deseo de los Estados de la región de buscar una solución a sus disputas sin la participación de Washington ha echado por tierra los intentos del presidente Trump de fortalecer la influencia estadounidense en el sudeste asiático a través de la mediación entre las partes en conflicto", concluye Strokán.