Ayer, mientras me dirigía al trabajo, estaba escuchando un poco de radio cuando me topé con una noticia (bueno... más bien un chisme farandulesco) aparentemente intrascendente. ¡Es curioso cómo la mente puede embarcarse en elucubraciones más sustanciales incluso a partir de una tontería!
sol perez
© TyC SportSol Pérez, la chica del clima en TyC Sport
La cuestión es que el conductor del programa de radio habló sobre una historia que apenas unas días antes había resonado mucho en los medios. Para hacérselo corto, el relato fue sobre una modelo/artista/vedette (la verdad que no sabría decir exactamente cuál es su profesión) de nombre María Sol Pérez, que es a la vez la "chica del clima" de una importante cadena de deportes (TyC Sport). Supuestamente había sido contratada para animar un evento, y durante el mismo la había pasado muy mal.

Según lo relata ella misma, esto fue lo ocurrido:
Me contratan para hacer la conducción [del evento] pero yo no podía porque era hasta las cuatro de la mañana y no me daban los horarios. [...] Entonces me dijeron 'venite después'. Llegué a las 00.30 [y] pregunté qué tengo que hacer porque había dos conductores y me dicen 'tenés que subir al escenario y cantarle el feliz cumpleaños al dueño, vos sos como la sorpresa del evento porque nadie sabe que venías.

[...] Me dijeron 'es el que está con los ojos tapados', entonces le destaparon los ojos, nadie dijo mi nombre ni una presentación mínima, y yo le pregunté 'cómo había arrancado la noche', pero él no me contestaba demasiado. [...] Cuando finalmente subió al escenario el señor del cumpleaños me dice 'bueno bailemos reggaetón' y le digo 'no mejor bailemos cuarteto que es más universal y pueden bailarlo todos'. Entonces empezamos a bailar y digo 'bueno ahora cantemos el feliz cumpleaños' y la chica que estaba haciendo la conducción dice 'no, sigamos bailando'.

[...] Cuando bajamos les dije 'me están contratando para hacer una conducción y cuando subo al escenario nadie me presenta'. Además me sentí mal porque ni siquiera era el cumpleaños de la persona que tenía que sorprender y después no entendí eso de 'le traemos a la chica que le gusta', ¿y yo le tenía que bailar? No sé, no entendí muy bien qué es lo que tenía que hacer, me quedé helada. [...] Faltaba que me metieran en una caja y que yo saliera para decir 'sorpresa'. Si me plantean eso de entrada no voy porque no es lo que me gusta, me sentí utilizada y me la pasé llorando. No quiero que me vuelva a pasar. Yo no hago fiestas privadas.
El fin de la historia fue que Sol, indignada y muy ofendida, publicó un tweet que más tarde hizo explotar las redes:
sol perez
© Twitter
Ahora reflexionemos juntos un poco sobre lo ocurrido.

Sol Pérez es una entre tantas chicas jóvenes, muy bonitas por cierto, que encuentran una forma de ganarse la vida con su belleza. No es esto un juicio moral, tan solo un hecho concreto y real. Más allá de las aspiraciones que esta joven tenga para su vida futura, la realidad es que su trabajo es vender belleza, y no en términos de estética como podría ser un bello cuadro pintado o una pieza musical, sino en términos de atractivo sexual.

Ella no es del todo inconsciente de esto porque en sus redes sociales sube permanentemente fotos en traje de baño o liviana de ropa posando de una manera sensual y mostrando los ángulos que, por decirlo de algún modo, mejor la favorecen (Léase: las imágenes del enlace que acabo de compartir no deberían ser vistas por menores). También en la cadena de deportes que trabaja viste de un modo que claramente estimula sexualmente a cualquier hombre que la mire.

Entonces está claro que las chicas como Sol Pérez venden un estímulo sexual, su trabajo es esencialmente lucir bella, sensual, y despertar aquellos aspectos instintivos que los hombres han acarreado a través de su proceso evolutivo a partir del reino animal. Y no me malentienda, no estoy justificando aquí ninguna conducta impropia, abusiva, o violenta por parte de los hombres, sólo exponiendo una realidad que está científicamente comprobada: así como en el reino animal la hembra a través de estímulos visuales (plumaje, una danza, o gestos específicos) da señales al macho de que está dispuesta a iniciar el cortejo para posteriormente (si se gana su "favor") permitirle aparearse, los hombres están instintivamente programados para responder a esos estímulos.

El género humano, con todas sus capas de consciencia e inteligencia superior que ostenta por encima de su contraparte del reino animal, no perdió en absoluto estos rasgos instintivos. Así que al margen de la voluntad de hombres y mujeres, este sustrato aún condiciona el comportamiento y los patrones mentales de cada individuo sobre el planeta.

Claro que podríamos pensar que esta capa superior con la que cuenta el género humano, en algunos casos puede ser más "densa" y en otros no tanto. Es decir, no todas las personas tendrán el mismo nivel de consciencia "superior", o dicho de otro modo, habrá algunas personas que tienen mayor consciencia y control sobre sus impulsos instintivos y otras que estén más sometidas a los comandos de éstos.

Para aquellos hombres y mujeres que tengan estos sustratos superiores exclusivamente humanos menos desarrollados y sean condicionados en mayor medida por los comandos y respuestas instintivas impresas en los sustratos inferiores, estos rituales de búsqueda de pareja sexual y eventual apareamiento operarán con mayor fuerza. Claro que estos protocolos de la naturaleza estarán sepultados bajo capas de civilización y cultura, incluso sostenidos con narrativas creadas a partir de las habilidades superiores del género humano, pero aún así, allí estarán, influyendo la forma en que nos comportamos.

Para los hombres que operan bajo esta influencia los estímulos visuales son una señal primaria para el apareamiento. Si una mujer viste sexy, estos hombres se acercarán a ella por sexo. Todos sabemos esto aunque no es algo que sea políticamente correcto expresar. Por supuesto es posible que existan sobre la Tierra hombres que, aunque sientan la fuerza de estos impulsos, tengan desarrollado un mayor control de los mismos y puedan "apreciar" esos estímulos visuales, sin taparlos con narrativas para justificar un comportamiento de "hombre en celo" y/o estimular descontroladas fantasías sexuales. Pero me animo a suponer que en general estamos hablando de una proporción más bien pequeña del genero humano.

Las "Sol Pérez" del mundo, sin importar si son conscientes de ello o no, venden "estímulos sexuales", "señales de apareamiento". Y el mercado de estas mujeres claramente no es ese pequeño grupo de hombres que están en control de sus impulsos y podrían con respeto disfrutar de esa belleza sin sentir que un fuego interno los devora y motiva a tener sexo a toda costa. ¡No!... El mercado de estas mujeres son el otro grupo, el mayoritario, que en definitiva es el que mueve la maquinaria consumista, que a la larga produce el dinero que ellas ganan.

Entonces si Sol Pérez vende esos estímulos que le indican a la química cerebral de nuestro bagaje instintivo animal que ella esencialmente quiere aparearse (y no digo aquí que ella conscientemente busque eso), ¿por qué se indigna y casi nos exige que todos la acompañemos en su indignación y condenemos a esos "degenerados violadores" que no la respetan?

Chicas como Sol Pérez suelen esgrimir argumentos relacionados con la libertad de vestirse como ellas quieran. La misma Sol lo expresó de esta manera:
[Yo vivo] con total libertad [y no creo] que una persona sea más o menos fácil por ponerse una malla y sacarse una foto aunque todavía en la sociedad hay un prejuicio muy fuerte y te castigan.
¡No es prejuicio, Sol! ¡ES INSTINTO! Si todas las chicas como Sol Pérez estuvieran conscientes de este conocimiento básico sobre cómo operan los sustratos instintivos en el género humano, posiblemente no se quejarían de las supuestas faltas de respeto de los hombres que consumen el "producto" que ella vende, o eventualmente elegirían dedicarse a otra cosa si no están dispuestas a soportarlo.

La libertad es un valor preciado al que todos aspiramos, pero no es algo que acarree tan sólo derechos de los que debemos gozar, sino que también trae consigo serias responsabilidades. Las "Sol Pérez" del mundo deberían entender que son responsables de lo que provocan en los hombres. E insisto, esto no es una apología de la violación. No estoy justificando ningún acto violento o abusivo por parte de los hombres. Simplemente estoy diciendo que si algunos hombres reaccionan un poco más lujuriosos u obscenos que otros, estas mujeres deberían entender por qué ocurre, aprender a manejar la situación, y hacerse responsables del hecho de que su elección de vivir vendiendo "señales de apareamiento" tiene también un costo para ellas.