boris johnson lavrov
© Stefan Rousseau / ReutersEl secretario británico de Exteriores, Boris Johnson, camina con su contraparte rusa Serguéi Lavrov, antes de su reunión en Moscú, Rusia, el 22 de diciembre, 2017.
El torpe e incompetente Ministro de Asuntos Exteriores británico Boris Johnson es el primer ministro de Exteriores del Reino Unido que ha visitado Rusia en los últimos cinco años. Hoy estuvo en Moscú para conversar con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov. Johnson describió las relaciones entre Rusia y el Reino Unido como que están "pasando por un mal momento", pero pidió más avances en los vínculos bilaterales y la coordinación en cuestiones "que importan a los pueblos del mundo", como Irán, Corea del Norte, el futuro de Siria y la lucha contra el terrorismo.
"Una de las razones para venir aquí es que no tiene sentido limitarse a quedarse sentado al margen y quejarse unos de otros. Tenemos que comprometernos y hablar entre nosotros. No cabe duda de que quiero ver una mejora en las relaciones entre nuestros pueblos", dijo, y agregó que los dos países deben "trabajar arduamente" para enfrentar las dificultades y "encontrar una forma de avanzar" para cooperar donde sea posible.
Johnson afirmó que a pesar de las malas relaciones, él sigue siendo "un rusofílico comprometido"; y se aseguró de subrayar su ascendencia parcialmente rusa.


Bojo Moscow
Lo mejor de Gran Bretaña: Boris Johnson payasea en Moscú.
Boris fue entretenido, al menos, a su manera típicamente bufona. Lavrov fue posiblemente todavía más entretenido:
Johnson sacó a relucir su ruso, poco natural pero previsiblemente seguro de sí mismo, para decirle "spasibo bolshoi" (que significa "muchas gracias") a Lavrov, y demostró su habilidad para entender el cirílico al leer la parte delantera de un bloc de notas que uno de sus empleados le había dado tras una reunión con el servicio de seguridad ruso, el FSB.

El ministro de Exteriores describió las relaciones entre Gran Bretaña y Rusia como "una relación diplomática muy antigua, que se remonta a Iván el Terrible". Entonces admitió que Lavrov había señalado que "Iván IV" es el título oficial del antiguo zar ruso.

.... Boris dijo que había demostrado cuánta confianza tenía al "entregar su sombrero, su abrigo y sus guantes a Sergei Lavrov, sabiendo que lo cuidaría". Un risueño Lavrov respondió diciendo que no había encontrado "nada" en los bolsillos de Boris Johnson.


Los dos principales diplomáticos rieron juntos. Cuando Johnson interrumpió a Lavrov durante una respuesta sobre una supuesta interferencia rusa en la votación de Brexit, el representante de Moscú sugirió que el funcionario del Reino Unido sólo intentaba proteger su reputación ante los medios de comunicación. La sonrisa en la cara de Johnson dio la impresión de que estaba de acuerdo.


Difícil no estar de acuerdo con Lavrov en esto. Apenas el mes pasado, Johnson dijo que "no había visto una pizca" [literalmente "una salchicha" - NdeT] de evidencia que mostrara que Rusia había interferido en la política británica. Así es como Lavrov respondió a la vuelta atrás de Boris:
"Al menos me gustaría obtener algunos datos que sostengan nuestra injerencia infructuosa. Sin hechos, es muy difícil tener una discusión seria. Creo que acabas de inventarte todo esto. Desafortunadamente, eres una especie de rehén de este tema. Es muy difícil bajar de la cerca que has escalado".

Pero Johnson se mantuvo firme, al decir que esperaba que el Reino Unido y Rusia pudieran "seguir adelante con esto y que cualquier esfuerzo [de interferencia] debería abandonarse porque lo que los pueblos del mundo quieren ver son elecciones democráticas libres y justas sin interferencias externas".
Un periodista le preguntó a Johnson sobre su reciente comparación de Rusia con la antigua Esparta. Aclaró que esas observaciones se referían a la Unión Soviética de su juventud. Pero una vez más, Lavrov rió al último, al observar que la URSS no glorificó a Esparta del modo en que lo hace Hollywood en Estados Unidos:


En general, Johnson y Lavrov fueron amistosos:
Johnson ofreció un consuelo a los que escuchaban. Como mínimo, "las relaciones entre Serguéi Lavrov y yo son considerablemente mejores" que las relaciones entre Stalin y Churchill. Bueno, hay algo sobre lo que construir.
Lavrov dijo que confía en Johnson y admitió que no había visto "ninguna hostilidad" y calificó de provechosa la naturaleza "amistosa" de las charlas. "Espero mantener hoy una conversación abierta y directa, y considero que la tarea principal de esta reunión consiste en esbozar medidas concretas para fortalecer nuestras relaciones", dijo Lavrov al iniciar las conversaciones con su homólogo británico. Añadió que las relaciones entre el Reino Unido y Rusia se encuentran en "un punto muy bajo", pero no por iniciativa de Moscú. Sin embargo, los dos países también tienen "preocupaciones mutuas" que deben abordarse.
Lavrov dijo: "En cuanto a la confianza, confío tanto en Boris que estoy listo para llamarlo Boriska."

Boris citó importantes pruebas de la mejora de las relaciones entre Rusia y el Reino Unido: Papas fritas Kettle y automóviles Bentleys.


Boris, al igual que el resto de la clase dirigente británica, está atrapado en su repetición sin sentido de memes sobre los "rusos malvados". Pero cada vez está más claro que todo esto es teatro. A fin de cuentas, estos políticos saben que estarían mejor con Rusia como socio. Y eso significa una cosa: comercio. "Estoy encantado de que el comercio esté aumentando a pesar de las dificultades, a pesar del régimen de sanciones. Sin duda queremos ver más de eso", dijo Johnson el viernes después de las conversaciones con su homólogo ruso Serguéi Lavrov en Moscú.
"Creo que en este momento estamos exportando a Rusia el equivalente a unos cinco millones de libras esterlinas y es una buena noticia que los clientes rusos estén comprando ahora montones de productos británicos, desde patatas fritas hasta Bentleys, y de ninguna manera lo desalentaría", dijo.

Según el enviado de comercio ruso Boris Abramov, el comercio entre Rusia y el Reino Unido ha crecido este año por primera vez desde 2014. Se incrementó en un 25 por ciento durante los primeros nueve meses de 2017 a $9,3 mil millones, dijo, y agregó: "Vemos un aumento significativo tanto en las exportaciones como en las importaciones".

Las exportaciones rusas al Reino Unido en enero-septiembre crecieron un 29,4 por ciento y ascendieron a 1.400 millones de dólares.

En 2016, el volumen del comercio entre los dos países disminuyó en un 7,3 por ciento en comparación con 2015, con un descenso de las exportaciones del 7,1 por ciento y de las importaciones del 7,8 por ciento.
Y eso son sólo los números. Boris hizo un excelente trabajo al evitar completamente el asunto obvio del que nadie habla (y la posible razón real por la que fue a Moscú en primer lugar): Rusia acaba de enviar recientemente un envío de emergencia de gas natural licuado para mantener a Gran Bretaña caliente este invierno... ¡de un proyecto ártico que Gran Bretaña y los Estados Unidos habían sancionado específicamente!