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© E. C.Nacho Orviz, en el campo 1 del Everest.
El campo 1 de la expedición de Nacho Orviz y Edurne Pasaban ya está adecuado. El grupo -sin la presencia de Asier Izaguirre, que aún no estaba recuperado de su bronquitis- culminó con éxito la primera fase de su intento de alcanzar el Everest (8.848 metros de altitud) sin recurrir al oxígeno artificial. Así, el grupo del que forma parte el bombero gijonés descansaba ya ayer en el campamento base de la montaña más alta del mundo. Atrás quedaba ya la primera incursión en el Everest, que les llevó hasta el campo 1, donde pasaron una noche, siempre pensando en conseguir la mejor aclimatación posible para cuando inicien la ascensión hacia la cumbre. Tras pasar la noche en el campo 1, a 6.150 metros sobre el nivel del mar, Orviz y Pasaban regresaron directamente al campamento base. Ferrán Latorre optó por subir al campo 2 para, explicaba el montañero gijonés, «conseguir un 'pico' de aclimatación».

Ahora, en el base, el grupo repone fuerzas. Además de la bronquitis que padece Asier Izaguirre, todos los integrantes de la expedición presentan síntomas de resfriado. Además, el mal tiempo ha llegado a la base del Himalaya y, de momento, no es posible seguir adelante. Orviz explicaba a El Comercio que es algo que ya tenían previsto gracias a los partes meteorológicos. «La nieve ha hecho su aparición», apuntaba el montañero asturiano, que comentó que esta es una de las temporadas más frías en la zona. El termómetro del campo base marcó hace un par de días menos diecisiete grados.

«Seguirá así, con nieve, dos o tres días más», añadía Orviz respecto a las condiciones meteorológicas. Cuando regrese el buen tiempo, la expedición hacia la cumbre del Everest se pondrá otra vez en marcha.

Con el campo 2 en mente

Además, Nacho detalló que aunque dejaron el material en el campo 1, la expedición no utilizará esa instalación. «En adelante haremos base en el campo 2, pero en estos momentos nos venía bien conocer el recorrido de la cascada», aseguró Orviz sobre el recorrido que cubrieron esta semana en alusión a la denominada cascada de hielo, un paso impresionante e ineludible en el camino hacia el techo del mundo.

Un reto que Orviz, Pasaban, Latorre y Asier, pendiente de su recuperación, intentan acometer por la vía clásica, la misma que recorrieron sir Edmund Hillary y Tenzing Norway cuando se convirtieron en los primeros en coronar el Everest. Y todo ello, además, sin más medios que sus propias fuerzas, sin utilizar oxígeno artificial.