Traducción por el equipo de SOTT.net en español.

El estoicismo surgió como una filosofía, una forma de vida (similar a una religión, en realidad) que fue la más famosa en la antigua Roma alrededor de los años 50-100 d.C. (a pesar de que los pioneros de este pensamiento fueron los griegos).

Dos milenios más tarde, esta filosofía goza de una especie de renacimiento, y no es difícil entender por qué.
ancient stoic tactics
El objetivo primordial del estoicismo antiguo era encontrar la mejor forma de vivir; como el filósofo moderno Lawrence Becker escribe: "Su preocupación central y organizativa es lo que uno debe hacer o ser para vivir bien, para prosperar". Y esta pregunta sobre cómo vivir, es quizás el interrogante más duradero de la humanidad, agudizándose especialmente en épocas en las que el significado colectivo se ha atrofiado y cada individuo debe encontrar un significado por su propia cuenta. Las respuestas del estoicismo, sus principios fundamentales, lo que muchos escritores y pensadores modernos han considerado el "arte de vivir", son tan relevantes ahora como hace miles de años atrás.

Si bien hemos cubierto algunos principios del estoicismo en Art of Manliness (El Arte de la Hombría) anteriormente (y dimos una introducción en una entrevista de podcast), nunca hemos presentado sus prácticas más concretas, las tácticas que conducen tanto a la alegría personal como al mejoramiento de la sociedad. Es mi objetivo presentar cinco maneras en las que usted puede empezar a inyectar estoicismo en su vida, y comenzar a experimentar más felicidad y satisfacción.

Estas no son simplemente ideas abstractas que le presentaré. Más bien, se basan en la experiencia directa. Desde que leí por primera vez Las Meditaciones de Marco Aurelio el año pasado, he estado bastante intrigado por la filosofía que él adoptó. Así que he estudiado, he leído un puñado de libros, tanto antiguos como contemporáneos, y he incorporado una serie de nuevos hábitos en mi rutina diaria.

Aunque hay muchas más prácticas y principios que pueden ser recogidos y aplicados del estoicismo, mi meta con este artículo es proveer aquellos que más impacto han tenido en mi vida (proveyendo muchas anécdotas personales para ello), y que creo, podrían tener un mayor impacto en la vida de otras personas. Estas son cosas que hay que hacer diaria y semanalmente (incluso si algunas de ellas son de naturaleza más psicológica). Si bien el estoicismo también ofrece un esquema de cómo reaccionar y responder a un número de situaciones diferentes, desde la ira y la ansiedad, a la discapacidad y la muerte, esa no es la misión de este artículo (aunque tal vez lo sea en otro, más adelante).

Lo especialmente atractivo del estoicismo es lo que Massimo Pigliucci llama una "filosofía ecuménica". Sus preceptos complementan los de muchas otras filosofías, religiones y formas de vida. Usted puede practicar elementos del estoicismo y aun así dedicarse al cristianismo, al judaísmo, al ateísmo, y demás "ismos" y "no ismos". Se trata de encontrar alegría, satisfacción, tranquilidad, y hacer de la sociedad un lugar mejor para todos. ¿No es algo que todos podemos apoyar?

Sin más preámbulos, presento las 5 maneras de hacer del estoicismo una práctica diaria:

1. Visualice su vida sin las cosas que ama
"Quién percibe la venida de los males futuros, les quita su poder en el presente" -Séneca
William Irvine sostiene que "la técnica más valiosa de las herramientas psicológicas de los estoicos" es una táctica que él llama "visualización negativa". Para apreciar plenamente sus bendiciones, tanto las inmateriales como las materiales, imagine su vida sin ellas.

Por ejemplo, si usted vive en una región propensa a los tornados, imagine que su casa es destruida, junto con todas sus posesiones. Obviamente es un experimento un tanto triste, pero hay muchas posibilidades de que realmente llegue a apreciar mejor su hogar y lo que hay allí, si realmente puede visualizar cómo sería la vida sin él.

Está práctica hace que los estoicos parezcan ser eternos pesimistas, pero esto no podría estar más lejos de la verdad. De hecho, los estoicos son muy optimistas. Piense en la imagen de un vaso de 16 onzas conteniendo 8 onzas de agua. Por supuesto, está medio lleno o medio vacío, ¿verdad? ¡El estoico, sin embargo, simplemente estaría agradecido de que hubiera agua! Y por si fuera poco, que hubiera un recipiente para contenerla. El Estoico no da nada por sentado.

Por supuesto, este ejercicio es más difícil de practicar con sus seres queridos, pero vale la pena. Cuando conduzco a la guardería por la tarde para recoger a mi hijo, medito brevemente en el hecho de que cada día es un regalo, y que cualquier cosa podría suceder. Puede que él mañana no esté aquí, así que es mejor que viva, ame y sea un padre al máximo, con todas mis alegres habilidades, hoy.

No me consume la ansiedad de saber que mis hijos no estarán mucho tiempo en la tierra (Irvine señala la importante diferencia entre contemplar y preocuparse). Sé que las probabilidades de que eso pase son extremadamente bajas. Es más bien un reconocimiento de que uno nunca sabe cuándo las cosas y las personas que ama podrían no estar más allí. Realmente ha marcado una diferencia en mi forma de pensar, en mi gratitud en general y, sobre todo, en mi paciencia, como tal vez era de esperar en esta fase de la infancia. Ya sea que mi hijo pequeño tarda una eternidad en cepillarse los dientes, o que mi hija de 1 mes no quiere dormir a menos que la sostenga y la meza, parezco más capaz de sobrellevar la situación cuando imagino brevemente una vida sin ellos. También hay que tener en cuenta que este ejercicio no me ha entristecido ni abatido como uno esperaría, sino que me sobrecarga de gratitud por los días que nos han regalado, y puedo decir que aprecio mejor todas las bendiciones que la vida me ofrece, desde mi esposa y mis hijos, hasta el canto alegre de un pájaro en un bonito día de primavera.

Como Séneca señaló al principio de esta sección, las cosas malas (que nos suceden a todos inevitablemente) son despojadas de al menos parte de su poder cuando hemos anticipado su posibilidad y, en consecuencia, aprovechamos plenamente cada día, hora y momento que se nos presenta. El dolor de la pérdida no es tan severo cuando podemos afirmar sinceramente que hemos exprimido cada onza de alegría de lo que poseíamos y de quienes amábamos cuando estaban con nosotros. Como dijo el Reverendo William Sloane Coffin en su elogio funerario parar su hijo de 24 años, Álex:
"Hay mucho a modo de consuelo. Debido a que no hay preguntas molestas sin respuesta, y debido a que Álex y yo simplemente nos adorábamos, la herida es profunda, pero está limpia. ¡Sé lo afortunado que soy!"
2. Memento Mori - Reflexione sobre la muerte
"Preparemos nuestras mentes como si hubiéramos llegado al final de la vida. No pospongamos nada. Equilibremos los libros de la vida cada día... A quien da los retoques finales a su vida todos los días nunca le falta tiempo". -Séneca
Si bien está relacionado con el punto anterior, memento mori se trata de que usted reflexione sobre su muerte en lugar de la de sus seres queridos. Mientras que la visualización negativa consiste en imaginarse la vida sin las cosas que ama, memento mori le pide que medite y sea consciente de que, de hecho, no vivirá para siempre. La muerte nos llega a todos, incluyéndolo a usted, querido lector.

Sin embargo, vivimos en una cultura bastante adversa a la muerte. En general, le tenemos mucho miedo. Pero los estoicos sostienen que si has vivido una vida llena de propósito y sentido, no le deberías tener miedo a algo que le ha ocurrido naturalmente a todos y cada uno de los seres humanos (y a todas las demás criaturas) desde tiempos inmemoriales.

Reflexionar sobre su propia muerte no es lo mismo que preguntar: "Si supiera que éste es mi último día en la Tierra, ¿qué haría?". En ese caso, jugaría a las escondidas, haría que mis amigos y familiares hicieran lo mismo, y haría algo memorable con ellos. Comería un montón de comida chatarra, bebería whisky, me quedaría despierto toda la noche, etc. Sin embargo, esas no son cosas que se puedan hacer a diario. Más bien, la pregunta sería "Si mañana no se despierta, ¿estaría usted satisfecho de cómo pasó su último día?" ¿Se comprometió completamente en el trabajo? ¿Amó a su familia y amigos? ¿Aportó algo al bien común de la sociedad? ¿Tomó decisiones virtuosas?

Cuando me hago esta pregunta, al igual que en el punto anterior, no se trata de una reflexión que induzca depresión, ni ansiedad. Me doy cuenta de que las probabilidades de que mañana muera son muy bajas; simplemente estoy aceptando el hecho de que es posible. Y esta posibilidad no es desmoralizante, sino estimulante. Me hace menos propenso a perder el tiempo. Si mañana ya no estoy, preferiría haber pasado tiempo horneando una barra de pan que jugando a videojuegos en mi teléfono. Preferiría haber pasado tiempo leyéndole cuentos a mi hijo antes de dormir (todas las palabras) en lugar de terminar rápido para ver otro episodio de Nailed It (que es genial, no me malinterpreten).

A medida que el día avanza, o simplemente al final del mismo, reflexione sobre sus actividades y decisiones. Tanto lo bueno como lo malo. Si este fuera su último día, ¿estaría satisfecho con el resultado? ¿Qué habría hecho diferente? ¿Cómo habría cambiado sus interacciones con los demás? ¿Cómo puede utilizar esta información para tomar mejores decisiones y participar en actividades que valgan la pena? Póngalo en práctica. Como los propios estoicos habrían preguntado, ¿de qué sirve la filosofía si no tiene un impacto en cómo vivimos diariamente?

También he descubierto que es bueno leer de vez en cuando memorias sobre la muerte y el hecho de estar muriendo. Uno de mis libros favoritos de todos los tiempos es When Breath Becomes Air de Paul Kalanithi. Escribió el libro cuando se estaba muriendo de cáncer de pulmón a finales de sus 30 años, casado y con un hijo pequeño. Lo leí dos veces, en cada una mis hijos tenían apenas unos días de vida. Proporciona una perspectiva inigualable sobre lo que significa no sólo morir bien, sino también reconocer la realidad: "El hecho de morir es inquietante. Sin embargo, no hay otra forma de vivir". Incluso en sus meses de decadencia, mantuvo un increíble sentido de positividad: "Aunque me esté muriendo, hasta que no me muera realmente, sigo viviendo". Si las palabras de un moribundo no le inspiran a vivir al máximo cada día, ¡entonces nada lo hará! Otros buenos libros son Dying: A Memoir, Un momento extraordinario: un relato luminoso de amor a la vida y La última lección.

3. Establezca metas internas y despréndase de los resultados
"Algunas cosas dependen de nosotros, otras no dependen de nosotros. De nosotros dependen; nuestras opiniones, nuestros movimientos, nuestros deseos, nuestras inclinaciones, nuestras aversiones; en una palabra, todas nuestras acciones. Las cosas que no dependen de nosotros son: el cuerpo, los bienes, la reputación, la honra; en una palabra, todo lo que no es nuestra propia acción" - Epictetus
Uno de los pilares de la filosofía estoica es no permitir que las circunstancias que están fuera de su control perturben su equilibrio. Tales circunstancias dictadas externamente incluyen cosas que estamos acostumbrados a que estén fuera de nuestras manos, como el clima, el tráfico y nuestra salud (y la de nuestros seres queridos). Pero también incluye cosas sobre las que a menudo creemos erróneamente tener control, como los resultados de los concursos y el éxito o fracaso de los negocios.

Como ayuda para entender una verdad a la que a menudo nos resistimos, Irvine da el ejemplo de un partido de tenis. Usted podría proponerse el objetivo de ganar el partido. Parece perfectamente razonable, ¿no? Pero cuando realmente piensa en ello, no puede controlar muchos de los factores que determinan el resultado del partido: El tiempo es malo y las ráfagas de viento no le favorecen; experimenta fallas en el equipamiento (como una cuerda rota) lo cual no es un desastre pero sí una distracción; su oponente está simplemente mejor preparado que usted (o simplemente es mejor y punto); se tuerce el tobillo durante el partido y no puede continuar. Si su objetivo es ganar, y cualquiera de estas cosas sucede, estará bastante molesto.

Reconocer que gran parte de la vida está fuera de su control no significa renunciar a su sentido de autonomía; al contrario, significa que debe enfocarse en las únicas áreas sobre las que usted tiene control: sus propias acciones.

En lugar de enfocarse en los resultados, los cuales se ven afectados por circunstancias ajenas a su voluntad, establezca objetivos estrictamente relacionados con su propio esfuerzo. En lugar de establecer como objetivo ganar el partido, que el objetivo sea prepararse de la mejor forma posible, practicar tan duro como pueda, y luego jugar lo mejor que pueda. Si usted hace estas cosas, y aun así pierde, no podría haber hecho nada más, entonces ¿por qué preocuparse?

En lugar de que su meta sea conseguir el trabajo por el cual le están entrevistando, que su objetivo sea estar bien preparado, vestirse correctamente, y responder cada pregunta de la mejor forma posible. Si hace todo eso y aun así no obtiene el empleo, es porque no estaba destinado a obtenerlo (o eso dirían los estoicos).

En lugar de que su objetivo sea conseguir una novia, priorice ser un buen candidato. Coma bien, haga ejercicio, tenga un trabajo estable, vístase bien y que su meta sea invitar a alguien a salir varias veces al mes hasta obtener un sí.

Mi esperanza con respecto a este artículo no debería ser, y en realidad no es, que se comparta o retuitee un montón de veces. No puedo controlar lo que se vuelve viral y lo que no. No vale la pena pensar ni preocuparse por los caprichos de Internet. En cambio, mi verdadero objetivo era investigar tanto como pudiera, escribir, organizar y editar el artículo de la mejor forma posible para que aquellos que lo leyeran tuvieran la mejor oportunidad de involucrase de manera significativa con el mismo y poner algo en práctica.

Cuando usted establezca metas, únalas con aquello que puedes controlar, su propio esfuerzo y actitud, y sepárelas de lo que no puede controlar, el resultado final.

4. Dele la bienvenida a la incomodidad
"La naturaleza ha mezclado el placer con las cosas necesarias, no para que busquemos el placer, sino para que la adición del placer pueda hacer atractivos a nuestros ojos los medios indispensables para la existencia. Si reclama sus propios derechos, es un lujo. Resistamos, pues, a estas faltas cuando exigen la entrada, porque, como he dicho, es más fácil negarles la entrada que hacerlas partir" -Séneca
Una práctica que los estoicos acataron famosamente fue darle la bienvenida a cierto grado de incomodidad en sus vidas. Por un tiempo, dejarían a un lado ciertos placeres (comida, bebida, sexo). Se sumergirían en condiciones climáticas adversas (y por si fuera poco, con poca ropa). Evitarían las riquezas (e incluso las alabanzas) para aprender a no aferrarse a esas cosas. Incluso se sometían al ridículo deliberadamente. Estas prácticas eran bastante contrarias a la visión epicúrea, que al fin y al cabo consistía en buscar placer. Sin embargo, los estoicos sabían que al aceptar el desafío, de hecho estaban mucho más contentos y satisfechos que sus compañeros epicúreos.

Para ser epicúreo, básicamente alguien que en la vida busca las cosas que le hacen sentir bien, uno tiene que experimentar placer siempre. Prácticamente está viviendo a base de constantes dosis de dopamina. Pero sus sentidos se adormecen después de un tiempo, y necesita una dosis cada vez más grande y más dominante para mantener los sensores de placer activados a un mismo nivel. Una vez que empieza a correr en la "cinta hedónica" la satisfacción real se vuelve elusiva.

Demostremos esto con un pequeño ejercicio mental. Es simple: usted quiere mantenerse fresco cuando afuera hace calor. Es una inclinación natural. Así que enciende el aire acondicionado en casa a una temperatura de 18 grados mientras que afuera hace 35 grados. Ahhh, se siente bien, ¿no? Usted se acostumbra a esa sensación de comodidad, e incluso al placer de estar tan fresco. Pero ahora, para estar cómodo, necesita estar fresco en cualquier lado que vaya. Necesita encender su coche 10 minutos antes para que se enfríe lo suficiente como para sentirse cómodo, de lo contrario se sentiría pésimo. Necesita que su lugar de trabajo, su restaurante favorito, qué demonios, cada establecimiento al que ingrese, se encuentre igual de fresco. Dios no lo permita, pero si el aire acondicionado se apaga, usted está realmente jodido. ¿Un amigo le invita a jugar con una pelota al aire libre? Irá, pero no lo disfrutará porque hará demasiado calor. Es en lo único que podrá concentrarse.

Considere la situación alternativa. Sí, usted enciende el aire acondicionado en casa, pero en el coche solamente baja las ventanillas y permite que entre un poco de calor, si es que hace calor afuera. En lugar de hacer ejercicio en la nevera de su sótano, sale afuera a divertirse con el fin de sudar más. En cierto modo, usted acepta tener un poco de calor de vez en cuando para estar cómodo en cualquier situación. ¿Se apagó el aire acondicionado? No importa, puede adaptarse. ¿Le invitaron a un partido en medio de una ola de calor? ¡Claro que sí! Le encanta el béisbol y está feliz de estar en el partido, sin importar cuál sea la temperatura. Usted es un hombre tranquilo que no se molesta por lo que el mercurio marca en el termómetro.

¿No es esa una mejor manera de vivir?

Es un ejemplo tonto y superficial, pero el principio se aplica a casi cualquier placer en la vida. Si su satisfacción y comodidad dependen mucho de algo, usted se convierte en un frágil y cascarrabias caprichoso cuando no tiene ese algo.

Irvine establece tres beneficios específicos de darle la bienvenida a la incomodidad de vez en cuando y de renunciar intencionalmente a los placeres (con un ejemplo de cómo una práctica en particular, abstenerse periódicamente del alcohol, podría resultar):
  1. Nos hace más fuertes frente a cualquier desgracia que pueda ocurrir en el futuro. (Si su salud cambia, y el médico le prohíbe beber alcohol, haber practicado períodos regulares de sobriedad le ayudará a superar fácilmente ese período.)
  2. La idea de esas desgracias no nos causará ansiedad, porque sabemos que podemos resistir e incluso estar satisfechos en casi cualquier escenario. (Puede ir a una fiesta de cumpleaños donde sabe que el alcohol fluirá; no se sentirá oprimido por no poder divertirse, porque sabe que puede disfrutar sin alcohol)
  3. Nos ayuda a apreciar los placeres que tenemos, cuando los tenemos. (Si recibe un certificado de buena salud, apreciará mucho más los tragos de whisky que puede disfrutar con sus amigos.)
Esta es una de las prácticas más asociadas al estoicismo, y hay un número de cosas específicas que usted puede hacer para darle la bienvenida a la incomodidad y endurecer su determinación en general:
  • Inscríbase en The Strenuous Life (acepte el lema de "Hacer cosas difíciles")
  • Tome duchas de agua fría
  • Sostenga o intente calmar a un bebé que esté llorando mientras mantiene la calma
  • Haga ejercicio al aire libre con mal tiempo (tal vez sin camisa, zapatos, etc.)
  • Mantenga su casa a una temperatura alta en el verano, y baja en el invierno (no congele a su familia; ¡sea razonable!)
  • No coma nada más que arroz o frijoles durante una semana (o un mes)
  • Ayune completamente durante 24 horas una vez al mes
  • Acepte situaciones desafiantes en las cuales no se sientas cómodo (viajar/vacacionar con sus hijos, ir a un evento al que no quiere asistir, conversar con extraños, ser voluntario en un comedor de beneficencia)
  • Haga el trabajo manual en su casa en lugar de contratarlo
Hay innumerables maneras de aceptar un poco de malestar en su vida, y éste puede ser y de hecho será diferente para cada persona. Encuentre el suyo, y enfréntelo. Como Irvine astutamente observa: "El acto de renunciar al placer puede ser placentero". ¡Abrace el esfuerzo!

5. Persiga vigorosamente el carácter y la virtud
"Cada día reduzco el número de mis vicios". - Séneca
Para los estoicos, la mejor manera de vivir bien era buscando la virtud. William Irvine incluso escribe: "Entonces, ¿qué debe hacer una persona para tener lo que los estoicos llamarían una buena vida? ¡Sean virtuosos!" Al convertirnos en mejor persona, hombres de gran carácter, naturalmente encontraremos satisfacción, pero en el proceso también haremos mayores contribuciones a la sociedad. ¿Se está preguntando cómo esto podría suceder? Si estuviera comprometido con la virtud, ¿no sería usted más voluntarioso? ¿No sería más propenso a ayudar a un extraño en apuros? ¿No aceptaría el rol de líder en un grupo de Vigilancia Vecinal o de entrenador infantil de béisbol? ¿No sería más probable que diga "¡Sí!" cuando le pidan un favor? Estas cosas mejoran la comunidad, y son subproductos naturales de alcanzar una mayor virtud y carácter personal.

¿Cómo puede volverse más virtuoso? ¿Cómo puede desarrollar el carácter y ejercitarlo en la vida diaria? Afortunadamente, hay un número de buenas opciones (muchas de las cuales hemos cubierto en profundidad anteriormente):

Regularmente pregúntese: "¿Qué haría la mejor versión de mí mismo en esta situación?" El Padre James Martin trajo a colación esta idea en su libro The Jesuit Guide to (Almost) Everything y en su entrevista con Brett en nuestro podcast. Todos tenemos una versión ideal de nosotros mismos en la cabeza. Esa versión come mejor, hace más ejercicio, es un poco más paciente con su esposa e hijos, no pierde el tiempo cuando está trabajando, etc. Para actuar consistentemente, de una manera que esté en línea con este ideal, simplemente pregúntese qué haría su mejor versión, o cómo decidiría, en cualquier escenario dado:

¿Mi mejor versión se tomaría dos minutos para usar hilo dental por la mañana?

¿Elegiría como aperitivo un huevo duro, o las galletas de una niña scout?

¿Llamaría a sus padres y abuelos más a menudo?

¿Miraría pornografía?

¿Escribiría más cartas a sus viejos amigos como un medio para mantenerse en contacto?

¿Tendría un poco más de paciencia con las rutinas de sus hijos a la hora de dormir?

¿Gritaría y le enseñaría el dedo del medio al tipo que le cortó el paso en la autopista?

¿Usaría el tiempo de trabajo para holgazanear con su equipo de fútbol de fantasía?

¿Leería un libro en Kindle o jugaría otro nivel del Candy Crush?

¿Buscaría el romance con su esposa, o pasaría otra noche sin conversar viendo la televisión en el sofá?

¿Tomaría otro trago de más?

¿Asistiría al funeral lejano del padre de un querido amigo?

¿Se ofrecería como voluntario para limpiar un parque un fin de semana por la mañana, o se quedaría durmiendo hasta tarde?

Es una pregunta muy simple, pero notablemente poderosa. No son simplemente ejemplos retóricos. Algunas de estas preguntas son las mismas que me he estado haciendo desde que leí el libro del P. Martin a finales del año pasado. Y aunque no hago siempre lo que mi mejor versión haría (particularmente cuando se trata de las galletas de las niñas scout), he visto enormes avances en mi capacidad de tomar decisiones virtuosas de forma consistente y poco a poco me estoy acercando a ese ideal.

Aplique las virtudes de Benjamin Franklin. A sus 20 años, Franklin se fijó un noble objetivo: alcanzar la perfección moral. Para ello, desarrolló un plan de 13 semanas con el fin de mejorarse a sí mismo en 13 áreas o virtudes. Se concentraba especialmente en una virtud por semana, al mismo tiempo que hacía un seguimiento de su progreso con las demás. Ya hemos escrito en profundidad sobre el programa, y también hemos creado un diario único que actúa como un seguimiento de las virtudes basado en este plan de 13 semanas. Aunque Franklin nunca alcanzó la perfección, con el tiempo vio que sus pasos en falso disminuían, y más tarde en su vida dijo esto sobre su programa:
"Nunca alcancé la perfección que ambicionaba obtener, sino que me quedé corto, y sin embargo fui, por el esfuerzo, un hombre mejor y más feliz de lo que hubiera sido si no lo hubiera intentado".
Pregúntese "¿Qué bien puedo hacer hoy?" Esta es otra de las ideas de Franklin sobre su propia búsqueda de la virtud. Todas las mañanas se hacía esa pregunta, y todas las tardes reflexionaba sobre "¿Qué bien he hecho hoy?" Está pregunta le mantendrá menos enfocado en su fantasía de "querer cambiar el mundo", y se enfocará más en la amabilidad diaria hacia sus semejantes. Ya sea escribiendo una carta a su casa, ayudando a una anciana con sus compras, o simplemente haciéndole un cumplido a alguien (a su esposa, un extraño, ¡a cualquiera!), a veces las pequeñas cosas logran mucho más. Lea más sobre esta idea aquí.

Desarrolle un código de principios. ¿Cómo puede perseguir la virtud si no está seguro de los principios que guían su vida? Massimo Pigliucci escribe en su libro Cómo ser un estoico: "la cuestión de cómo vivir es central. ¿Cómo debemos manejar los desafíos y vicisitudes de la vida? ¿Cómo debemos comportarnos en el mundo y tratar a los demás?" Usted necesita algún tipo de guía para poder responder de la mejor manera posible estas preguntas; las respuestas no van a salir de la nada.

Los estoicos pensaban que había una Verdad universal que podía ser descubierta contemplando las leyes de la Naturaleza. Usted puede elegir un curso de estudio diferente. Ya sea a partir de textos religiosos, de ideas filosóficas, o de alguna combinación a la que llegó por medio de su propia lectura y reflexión rigurosa (a la Winston Churchill), su objetivo debería ser adquirir un conjunto definido de principios y valores que adherir a su vida diaria. Si no está seguro por dónde empezar, busque en los textos religiosos clásicos. Desde allí sumérjase en varias escuelas filosóficas. ¿Qué resuena en su alma? ¿Cuáles son las prácticas y/o disciplinas espirituales a las que su yo ideal se comprometería? Hablando de disciplinas...

Practique regularmente las disciplinas espirituales. Aunque son llamadas "espirituales" porque su propósito original era acercar al practicante a Dios, estas disciplinas pueden ser usadas por cualquiera con el fin de desarrollar el carácter y "entrenar el alma". Desde el ayuno hasta la búsqueda de la soledad, pasando por el servicio y la práctica de la gratitud, existe una serie de disciplinas que han guiado y fortalecido a personas con un propósito elevado durante miles de años. Lea nuestra serie sobre el tema y decida cuál le gustaría llevar a cabo en ciclos diarios, semanales, mensuales y anuales. Tiene garantizado que lo volverá más centrado, virtuoso y satisfecho.

Escoja una de estas ideas, apéguese a ella y observe qué sucede. Lo único que le impide alcanzar un mayor carácter y virtud es usted mismo. Si realmente y de todo corazón persigue esta tarea, haciendo que su objetivo sea emborracharse verdaderamente con la virtud, estará destinado a progresar, y como se mencionó anteriormente, mejorará la comunidad al mismo tiempo.

El estoicismo es una filosofía rica, pero no es simplemente para la contemplación. Llena de verdades antiguas, tiene innumerables aplicaciones modernas. Póngala en acción y practique el arte de vivir.

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Fuentes

A Guide to the Good Life, por William Irvine (la mejor guía moderna, en mi opinión)

How to Be a Stoic, por Massimo Pigliucci

The Daily Stoic, por Ryan Holiday

Meditations, por Marco Aurelio

Letters from a Stoic, por Séneca

Discourses, por Epicteto