Los ministros de Exteriores de Macedonia y Grecia, Nikola Dimitrov y Nikos Kotzias, firmaron un acuerdo llamado a solucionar una disputa de 27 años. El objetivo principal del acuerdo era determinar el nuevo nombre de Macedonia, puesto que Grecia se oponía a que su vecino llevara el nombre de una de sus provincias.
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© AP Photo / Boris Grdanoski
No obstante, los parlamentos de ambos países muestran una fuerte oposición al nuevo nombre de "Macedonia del Norte", al igual que sus ciudadanos. El docente de la Universidad de Skopie Aleksandar Dastevski explicó a Sputnik el origen del problema y las posibles consecuencias del nuevo acuerdo.

Imposible de cumplir

Uno de los mayores obstáculos en el cumplimiento del acuerdo es el cambio constitucional, que la oposición de Macedonia no aprueba, relató Dastevski. Los griegos exigen que se cambie el preámbulo de la Constitución antes del 2019.
"Aún no queda claro si el preámbulo debe ser cambiado parcialmente o por completo. Al fin y al cabo, el preámbulo de la Constitución determina la estatalidad y el idioma macedonio", explicó.
El docente añadió que, desde esta perspectiva, el acuerdo es "humillante" para Macedonia, puesto que prácticamente en ninguna parte del mundo se hizo algo así. Por ello, Dastevski concluyó que es algo imposible de hacer.

Consecuentemente, del acuerdo surgen nuevas cuestiones que necesitan una solución y apenas hay tiempo para ello. El profesor destacó que el conflicto debe solucionarse con dignidad, llegando a un acuerdo general entre Gobierno, oposición y el presidente del país. Así, por ejemplo, ciertos parlamentarios griegos dijeron abiertamente que se opondrán a la ratificación del acuerdo.
"Si el acuerdo va a decidir el destino de la autoconciencia nacional macedonia y de su idioma, hace falta una seria comisión que lo estudie a fondo. Un trabajo así llevaría al menos cinco años", dijo el docente.
Aleksandar Dastevski añadió que el acuerdo no da nada desde el punto de vista de la integración en la UE. "Se prevé que la entrada de la república en la Unión Europea tenga lugar al menos dentro de 15 años", concluyó el docente.

¿Quién toma en realidad las decisiones?

El exsecretario para los asuntos de Kosovo y Metochia, Dusan Prorokovic, considera que 'Macedonia del Norte' es un ejemplo más de que las decisiones impuestas por EEUU y la UE aumentan el potencial del conflicto en la región, aunque disminuyan las tensiones en el arena internacional.

De hecho, el politólogo serbio comparó la situación actual de Macedonia con lo que pasó en Serbia, donde se impuso una decisión que era inaceptable para tres cuartas partes de la población. La misma presión se sintió en Bosnia Herzegovina, que fue obligada a cambiar su sistema político interno, subrayó Prorokovic.

Tampoco se prestó atención a la desaprobación nacional del ingreso de Montenegro en la OTAN. Aquella decisión se tomó sin llevar a cabo un referéndum, mientras todo el mundo veía que la voluntad del pueblo era ignorada.

De acuerdo con Dusan Prorokovich, el problema es que la Unión Europea está desbordada por sus propios problemas y simplemente no tiene los recursos necesarios para solucionar los problemas en los Balcanes a su manera.

Simplemente se sigue el curso impuesto por EEUU, que por su parte no se preocupa por las consecuencias de sus decisiones. El único fin del país norteamericano, señala el politólogo, es integrar a cuantos más países de la región en la OTAN.
"A los estadounidenses y la Unión Europea en realidad no les importa que la mayor parte de la población de Montenegro no apoye esta decisión, que la situación en Macedonia se vuelva volátil, que nadie sepa cómo puede acabar todo en Serbia...", explicó Prorokovich.
Según el politólogo, puede ser que estén seguros de poder dirigir y controlar todos estos procesos. "O puede ser que simplemente no les preocupen las consecuencias", comentó.

Los Balcanes, carne de cañón geopolítico de EEUU

Prorokovich está convencido de que ocurre todo lo contrario y "la situación se les está escapando de las manos". Tanto EEUU como la UE carecen de los recursos que tenían hace 10 años para controlar los procesos políticos en los Balcanes.

Ahora se está desestabilizando a Grecia y Macedonia. Las cosas tampoco van bien en Albania, afirmó el especialista. Así, al centrarse por completo en sus propios intereses geopolíticos, EEUU está dispuesto a sacrificar la estabilidad de los Balcanes con tal de integrarlos en la OTAN.
"Quien pagará por la desestabilización de los Balcanes en caso de que se den circunstancias adversas será la Unión Europea", concluyó el politólogo.
En consecuencia, al aflorar muchas de estas cuestiones, tan dolorosas para la región, EEUU ha ignorado por completo las posibles consecuencias para la seguridad regional, aseguró Prorokovich.