Los ministros de Asuntos Exteriores de la India y EEUU se reunirán en Washington a comienzos de julio para abordar el que tal vez sea el principal 'problema' de su agenda: la cooperación militar de Nueva Delhi con Moscú, que no es del agrado del país norteamericano. ¿Será la India capaz de resistir la presión de EEUU?
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Moscú y Nueva Delhi tienen mucho que perder no solo en el ámbito de la cooperación militar, sino en otras esferas, escribe el periodista ruso Alexandr Lesníj en un artículo para Sputnik.

El creciente desarrollo del comercio bilateral

En 2017 el intercambio comercial entre los dos países alcanzó los 8.200 millones de dólares con un superávit para Rusia. Las exportaciones rusas aumentaron hasta los 5.600 millones de dólares, mientras que sus importaciones se acrecentaron hasta los 2.600 millones.

A pesar de ello, las exportaciones de armas pasaron de los 2.200 millones de dólares a los 1.900 millones, según los datos recopilados por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz.

"Pienso que el año que viene el intercambio comercial superará los 10.000 millones de dólares. Los líderes políticos de Rusia y la India fijaron la meta de aumentar el intercambio comercial hasta los 30.000 millones de dólares para 2025. Para eso es necesario que [la circulación de mercancías] crezca anualmente un 15%", declaró al periodista el representante comercial de Rusia en la India, Yaroslav Tarasiuk.

La ventaja de Rusia para la India

El autor del artículo destaca que las relaciones bilaterales incluyen un gran número de acuerdos que han sido mutuamente beneficiosos y llevan cultivándose desde hace 65 años, desde la firma del primer tratado comercial y el acuerdo para brindar asistencia técnica a Nueva Delhi.

"La India es un gran mercado para los bienes rusos y en particular para el gas natural licuado (GNL)", escribe Lesníj, a la vez que destaca que en los próximos 20 años la empresa india GAIL planea recibir 2,5 millones de toneladas de GNL ruso anuales.

Según el periodista, Moscú respeta el deseo del Gobierno indio de no solo comprar las armas rusas, sino también recibir las últimas tecnologías y organizar la producción de equipos rusos en su territorio. Entre estos proyectos destacan el caza Su-30MKI, los tanques T-72M1 y T-90S y muchas otras armas.

"Ni un solo país a excepción de Rusia está listo para alcanzar acuerdos similares con Nueva Delhi", recalca el columnista.

La envidia de EEUU

No es sorprendente que la Administración Trump haya puesto a la India en su punto de mira tras embarcarse en guerras comerciales con sus socios -como Canadá, México, la UE y China-.

"Despojar a Rusia de su mayor comprador es una idea extremadamente tentadora. Sin embargo, será un objetivo muy difícil de alcanzar si se toma en cuenta el hecho de que a finales del siglo pasado EEUU apoyó activamente al enemigo de la India: Pakistán", remarca Lesníj.

De acuerdo con el columnista, esta fue la razón por la que la Casa Blanca utilizó sus herramientas preferidas: amenazas de sanciones y subida de tarifas arancelarias a las importaciones de bienes producidos en el país asiático.

"Una seria amenaza se ha cernido sobre [la cooperación de] Rusia y la India, dado que actualmente ambos Estados utilizan dólares para efectuar sus pagos recíprocos. Las estructuras financieras indias temen ser incluidas en la lista negra de EEUU y por eso congelan dinero destinado a los contratos que fueron firmados con Rusia en el ámbito técnico-militar", escribe el columnista.

El medio de comunicación The Economic Times informó de que desde abril los bancos de la India congelaron 2.000 millones de dólares asignados a proyectos importantes entre los cuales destaca la reparación del submarino alquilado a Rusia Chakra, del proyecto 971.

Además, EEUU ha mostrado su malestar por los planes de las Fuerzas Armadas de la India de comprar a Rusia los sistemas de defensa aérea S-400 Triumf, valorados en 6.000 millones de dólares.

"Es probable que durante las negociaciones en Washington el secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, trate de persuadir a su homóloga india, Nirmala Sitharaman, para que adquiera los sistemas estadounidenses Patriot, que son inferiores a los S-400 en cuanto a sus características de combate pero que no amenazan con provocar problemas políticos", destaca el autor del artículo.

Lesníj recuerda que en abril la Casa Blanca incluyó en su lista negra a Rosoboronexport y que, según la Ley para Contrarrestar a los Adversarios a través de Sanciones (CAATSA), cualquier país que realice grandes transacciones con esta empresa rusa será sometido a las sanciones de EEUU.

"En estas circunstancias el Ministerio de Defensa de la India tratará de elegir entre ceder ante las provocaciones de EEUU y quedarse a la zaga de China, su principal competidor geopolítico -que ya ha adquirido los sistemas rusos S-400- o dañar sus relaciones con Washington", destaca el periodista.

Siempre hay una solución

"Es evidente que a Nueva Delhi le gustaría comprar los sistemas S-400 y evitar las sanciones estadounidenses. Para conseguir esta meta existe una solución", opina el autor del artículo.

Un alto funcionario del Gobierno de la India comunicó a Lesníj que la primera y más obvia solución es realizar pagos recíprocos en las monedas nacionales. En cuanto ambos países se pongan de acuerdo sobre esta medida, el efecto de las sanciones estadounidenses se reducirá a cero y ambas naciones podrán continuar desarrollando su cooperación, que según el autor incluiría "la compra de tres fragatas del tipo Almirante Grigorovich, por valor de 4.400 millones de dólares, la producción conjunta de cazas ligeros por un monto de entre 15.000 y 18.000 millones de dólares, la producción de 200 helicópteros del modelo K-226T por un valor de 1.100 millones de dólares, el posible equipamiento de los buques indios con lanzadoras de misiles 3S14 y la implementación de muchos otros proyectos"