Los efectos perjudiciales que los campos electromagnéticos (CEM) artificiales tienen sobre las células del cuerpo humano están bien documentados. Los CEM de radiofrecuencia emitidos por dispositivos móviles, ordenadores y routers wifi se han asociado con una amplia gama de enfermedades, incluidos cánceres cerebrales y trastornos neuropsiquiátricos. Al exponerse a esta radiación, nuestras células comienzan a inundarse de iones de calcio y se excitan hasta llegar al punto de agotarse y morir.
gut bacteria
© University of Minnesota
Considerando estos efectos humanos, sería seguro asumir que los CEM también influyen en la homeostasis de las células bacterianas. Y considerando toda la investigación de vanguardia que se está llevando a cabo sobre la importancia del microbioma y las relaciones entre el huésped y las bacterias para mantener la salud, sería prudente examinar algunos de los efectos conocidos.

Una pequeña introducción a las bacterias intestinales para principiantes

Para quienes no están familiarizados con el enfoque "funcional" de la disfunción intestinal crónica, presentaré un breve resumen de lo básico.

Los patrones disfuncionales en la función intestinal (digestión, absorción, eliminación) están asociados con desequilibrios subyacentes de las bacterias que residen en los intestinos. Estas diversas bacterias "probióticas" están idealmente destinadas a funcionar en armonía con el cuerpo humano en una relación de cooperación. Nos ayudan a digerir los alimentos, a combatir las infecciones y el crecimiento excesivo de patógenos, a regular nuestra función inmunológica, a alertarnos cuando algo va mal y a facilitar la eliminación eficaz de los residuos (entre otras MUCHAS cosas). Para realizar adecuadamente estas tareas, la población de diferentes tipos de bacterias necesita mantenerse. En términos básicos, se ha descubierto que ciertas cepas de bacterias que pueblan el intestino, como Lactobacillus y Bifidobacter, etc., ejercen efectos beneficiosos sobre la salud del huésped. Una gran cantidad de investigación ha encontrado correlación entre la diversidad y abundancia de varias especies bacterianas y los resultados generales de salud y enfermedad.

Por ejemplo, se ha descubierto que las personas sanas tienen un conjunto diverso de bacterias, mientras que las personas que sufren de enfermedades crónicas a menudo tienen menos diversidad o niveles de las denominadas bacterias "patógenas". Este estado "desequilibrado" de las bacterias intestinales se conoce clínicamente como disbiosis.

Como mencioné anteriormente, la disbiosis intestinal es frecuente en múltiples enfermedades diversas. Esto es especialmente cierto para los problemas digestivos crónicos que involucran estreñimiento, diarrea y otros malestares gastrointestinales generales. Los desequilibrios de las bacterias intestinales alteran la capacidad del organismo para realizar diversas funciones e impiden que extraigamos suficiente nutrición de los alimentos que consumimos, a la vez que nos impiden eliminar eficazmente los subproductos tóxicos del metabolismo.

Las causas más comúnmente mencionadas del desequilibrio bacteriano intestinal incluyen:
  • Acidez estomacal baja, insuficiencia pancreática o disfunción de la vesícula biliar o del hígado;
  • Deficiencia de nutrientes;
  • Estrés crónico;
  • Exposición a pesticidas y productos químicos;
  • Intolerancia alimentaria y alimentos procesados/poca diversidad en la dieta.
Investigación de la causa

Si bien a la medicina convencional le gusta etiquetar varias condiciones digestivas como "ideopáticas" (lo que significa que no hay una causa identificable) la medicina funcional utiliza varias herramientas para investigar las causas subyacentes de la disfunción intestinal.

Frecuentemente, los análisis muestran que hay un estado de disbiosis en la flora intestinal, junto con otros desequilibrios bioquímicos, que pueden contribuir al problema (como baja acidez estomacal, flujo biliar deficiente, producción deficiente de enzimas digestivas o parásitos intestinales).

Para remediar esto, el médico clínico puede prescribir lo siguiente:
  • Un protocolo antimicrobiano integral diseñado para reducir las bacterias patógenas.
  • Enzimas digestivas y promotoras de la acidez estomacal para mejorar la digestión de los alimentos.
  • Un conjunto de hierbas sanadoras del intestino y suplementos diseñados para restaurar la salud del revestimiento intestinal.
  • Cápsulas de bacterias y hongos probióticos para promover el equilibrio en la flora intestinal.
  • Compuestos antiinflamatorios para reducir la inflamación y aumentar la cicatrización del tracto digestivo.
Pero si bien estos tratamientos claramente tienen su mérito, hay otro factor significativo que no recibe casi tanta atención como merece y, sin embargo, podría ser crítico para mantener el equilibrio y la salud de las bacterias intestinales.

Es como ignorar a un elefante en la habitación: La radiación electromagnética artificial (wifi, teléfonos celulares y otros dispositivos)

Aunque la investigación en esta área es limitada, los datos disponibles indican que, tal como ocurre con el bienestar humano, las bacterias también se ven afectadas por la exposición a campos electromagnéticos artificiales. La potencia de emisión y la frecuencia de la radiación parecen ejercer diferentes efectos sobre los diferentes tipos de bacterias, pero desafortunadamente es difícil sacar conclusiones significativas ya que no han habido muchos estudios que midan los efectos exactos de los dispositivos tecnológicos modernos sobre el entorno en el interior del intestino.
electromagnetic spectrum
© International Telecommunications Union EMF Guide
La investigación que presento a continuación debería proporcionar a la gente un "material de reflexión" sobre el tema.

La exposición a los CEM hace que algunos bichos crezcan más que otros

A pesar de su mala reputación, la cepa bacteriana gramnegativa E. coli es en realidad un componente saludable de la flora intestinal que se encuentra en el tracto digestivo de todos. Aunque existen cepas muy patológicas, la mayoría de ellas integran nuestra flora comensal. En condiciones normales, y en las cantidades correctas, la E. coli contribuye a una digestión óptima, a la síntesis de vitaminas y a mantener el equilibrio en el intestino. La E. coli pertenece a la familia de las Enterobacteriaceae, y la Enterobacteriaceae podría representar menos del 1% de la flora intestinal total en individuos sanos (Eckburg et al., 2005).

Sin embargo, en ciertos escenarios algunas cepas específicas de E. coli pueden volverse dominantes y proliferar excesivamente hacia un estado de disbiosis. Curiosamente, el crecimiento excesivo de E. coli se ha relacionado con enfermedades intestinales inflamatorias como la colitis de Crohn y la ulcerosa, el síndrome del intestino irritable y también está asociado con el cáncer colorrectal. Además, en la investigación animal se ha correlacionado con una inflamación intestinal severa. Con base en la investigación disponible, creo que es justo concluir que cualquier proliferación anormal de E. coli puede producir consecuencias negativas para el huésped (en algunos casos por lo menos).
Darmbakterien der Art Escherichia coli
© NIHBacterias intestinales de la especie Escherichia coli.
Una vez considerado esto, es importante notar que la investigación ha encontrado que la exposición a la radiación electromagnética de radiofrecuencia hace que estas bacterias crezcan mucho más rápido de lo normal.

Taheri et al compararon la tasa de crecimiento de diferentes especies bacterianas bajo condiciones de exposición a radiofrecuencias similares a las emitidas por dispositivos móviles o wifi. En comparación con los controles, E. coli y Listeria monocytogenes (un patógeno potencial) mostraron un crecimiento significativamente más rápido después de la exposición a la radiación.

Lo que es peor, también mostraron que durante un cierto período de exposición (alrededor de 6 horas), la E. coli expuesta a la radiación se hizo más resistente a los antibióticos. En la era actual de la resistencia a los antibióticos, éstas son malas noticias. Además, sugiere un posible mecanismo por el cual la exposición a los CEM podría conducir potencialmente a una disbiosis intestinal. Para explicarlo brevemente, nuestras bacterias intestinales comensales producen su propio antibiótico llamado bacteriocina. Aunque las funciones de la bacteriocina aún no se entienden plenamente, generalmente se acepta que estos antibióticos endógenos funcionan para eliminar los patógenos invasores y prevenir el crecimiento excesivo de bacterias no deseadas. Son herramientas utilizadas por nuestra propia flora beneficiosa para mantener todo lo demás bajo control.

Ahora imaginemos a alguien que lleva su teléfono móvil en el bolsillo todo el día todos los días, o alguien que se sienta con su portátil en su regazo mientras está conectado al wifi. Las bacterias intestinales están siendo constantemente bombardeadas con radiación, la cual ha demostrado producir resistencia antiobiótica. Si ciertas cepas se volvieran resistentes a los efectos similares a los antibióticos de la bacteriocina, es posible que se multipliquen en exceso o sean "dominantes" y conduzcan a un estado disbiótico.

Como nota final de este estudio, los autores afirman:
"Considerando nuestros resultados, creemos que la exposición al Wi-Fi y al móvil pueden servir como métodos físicos para alterar la susceptibilidad antibacteriana de los microorganismos.

En conjunto, los resultados de este estudio mostraron que la exposición a la radiación Wi-Fi y del simulador de RF puede alterar significativamente los diámetros de la zona de inhibición y la tasa de crecimiento de los monocitógenos L y la E. coli".
Además, otro estudio sobre la E. coli midió la tasa de crecimiento y también la tasa de consumo de glucosa. Según los autores, la bacteria fue expuesta a un campo electromagnético de 5G durante 8 horas. Al igual que el estudio anterior, encontraron un aumento significativo en el crecimiento después de la exposición a la radiación y atribuyeron estos cambios a una mayor absorción de glucosa.

La cepa Lactobacillus plantarum es conocida por sus beneficios terapéuticos en la curación de la barrera intestinal, mientras que su contraparte Lactobacillus rhamnosus tiene un historial comprobado en el mejoramiento de las alergias, la disfunción gastrointestinal y el aumento de la inmunidad. Desafortunadamente, también parecen ser susceptibles a los efectos perjudiciales de la radiación. Un estudio realizado por Vasistha y Garg se propuso medir los efectos sobre estas cepas después de la exposición a radiaciones de radiofrecuencia de 6.41 GHz, 7.5 GHz y 7.62 GHz. Encontraron una reducción significativa en la cantidad de células pertenecientes a ambas cepas, y este efecto aumentó con la frecuencia de la radiación. Se planteó la hipótesis de que la radiación podría haber ejercido un efecto oxidativo sobre las células, lo cual aumentaría el daño de los radicales libres y destruiría el ADN bacteriano.

Ahora considere que las frecuencias antedichas no son lejanas al wifi 5GHz que ahora se ha vuelto tan popular. Lo que es aún más preocupante es que las redes móviles de 5G están configuradas para operar en una banda de frecuencias aún más alta que la de 15 GHz....

Aparte del intestino, prácticamente todos los demás órganos albergan una variedad de bacterias que ayudan a mantener el equilibrio. Un ejemplo es la piel, donde diferentes cepas funcionan combatiendo los patógenos y promoviendo la integridad de la barrera cutánea. Las alteraciones en la microbiota de la piel están muy relacionadas con afecciones como el acné, el eccema y muchas otras. Una vez más, un equilibrio saludable entre las bacterias de la piel es necesario para la salud general de la misma.

Y resulta que la radiación de radiofrecuencias también perjudica a las bacterias de la piel al alterar drásticamente las poblaciones de estafilococos como S. pasteuri, S. lugdunensis y S. epidermidis.

Los autores del estudio concluyeron:
"El crecimiento de estafilococos en ciertos individuos se incrementó debido a los CEM/las RF, y en algunos otros casos el crecimiento fue suprimido, lo que significa que la alteración de la microbiota balanceada de la piel la hace más vulnerable a las infecciones, posiblemente por patógenos oportunistas o patógenos extraños".

Conclusión


A pesar de que la investigación sobre este tema es limitada, los resultados de los que disponemos describen un panorama bastante inquietante. Esto apunta a la conclusión muy probable de que los campos electromagnéticos artificiales pueden alterar el microbioma humano. A la luz de toda la investigación que ha surgido en las últimas décadas, ahora está claro que mantener un microbioma sano es de suma importancia para mantener la salud.

Es necesario comprender que actualmente la humanidad está jugando el papel de conejillo de Indias en un gran experimento. Nadie sabe realmente cuáles serán los efectos a largo plazo de los CEM en nuestra salud. La literatura científica ha elucidado muchas de las formas en que este tipo de radiación influye negativamente en la fisiología humana, pero todavía debe arrojar luz sobre la interacción entre los CEM y el microbiooma.

Por desgracia, tal y como marchan las cosas hoy en día, es imposible evitar completamente todo esto. La única alternativa realista es centrarse en reducir la exposición tomando algunas de las precauciones básicas que se enumeran a continuación:
  • Cambie el wifi a una conexión por cable de Ethernet
  • ¡No coloque su ordenador portátil en su regazo!
  • Ponga su teléfono móvil en modo avión cuando esté fuera de uso
  • Utilice el altavoz del teléfono en lugar de apoyar el dispositivo directamente sobre su cabeza/piel