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Aunque el mundo actual exige la máxima atención para desarrollar con éxito muchas de las tareas diarias, una investigación reveló una curiosa relación. Es que al parecer la tendencia a distraerse con cualquier cosa y el tamaño del cerebro, más precisamente del lóbulo parietal superior, están estrechamente vinculados.

Concretamente, los resultados arrojaron que las personas distraídas suelen tener un mayor volumen de materia gris en esa región cerebral. Es decir, tienen más densidad de neuronas en una de las áreas que, precisamente, se utiliza en la acción de prestar atención a una tarea.

Por eso los autores reconocen que el descubrimiento es contraintuitivo, ya que tener más células grises debería suponer un mejor resultado a la hora de mantener la concentración, pero la realidad demuestra que ocurre todo lo contrario.

"Es un poco chocante que la capacidad de esta región sea peor cuando su tamaño es mayor", reconoce a elmundo.es el investigador Ryota Kanai, neurocientífico del University College de Londres y principal firmante de la investigación, publicada en The Journal of Neuroscience.

Eso sí, los datos no están relacionados con una mayor o menor inteligencia, sino que sólo establecen una relación entre la morfología de esta área cerebral -lo que no excluye que otras puedan estar también involucradas- y la capacidad de atención.

Para llegar a esta conclusión los científicos realizaron pruebas para medir la facilidad con la que se distraían 145 personas. Luego de hacer varios trabajos comprobaron que los que más fácilmente se olvidaban de las tareas que estaban llevando adelante - como por ejemplo ir al supermercado y no recordar para qué- presentaban más volumen neuronal en el lóbulo parietal superior.

En otro experimento, 15 participantes realizaron una serie de tareas, primero en condiciones normales y después mientras eran sometidos a una técnica conocida como estimulación magnética transcraneal, que aminoraba la actividad de esta región cerebral.

Cuando la acción del lóbulo parietal se reducía, se distraían más y tardaban un 25% más en completar las mismas tareas. Esto quiere decir que la zona cerebral actúa en el mantenimiento de la atención, pero aún queda por explicar por qué razón un mayor volumen en la misma equivale a un menor rendimiento en labores que requieren concentración.

La hipótesis que manejan Kanai y sus colegas es que la destrucción de algunas neuronas -y, por tanto, la reducción de materia gris- es un proceso importante para la madurez.

Es decir que, las personas con más materia gris en la corteza cerebral (incluido el lóbulo parietal) serían también un poco más 'niños' y, en consecuencia, algo más distraídos.

"Típicamente, perdemos volumen cortical entre la adolescencia y la madurez. En un sentido, esto parece un declive cognitivo. Pero también se cree que es un proceso de optimización, en el que las neuronas y sinapsis [contactos entre las células cerebrales] ineficientes son eliminadas", argumentó Kanai.

La tarea no parece sencilla, ya que de lo que se trata es de buscar el equilibrio. Hay que mantener cierto interés por los estímulos espontáneos que surgen en el entorno, sin llegar a distraerse con el vuelo de una mosca.

En un nuevo experimento que aún está en marcha, los investigadores están intentando usar la estimulación magnética para modular la acción de distintas regiones cerebrales e intentar mejorar el rendimiento de personas "patológicamente distraídas".

Kanai no espera que dé resultados "inmediatos", pero en un futuro quizás pueda ayudar a desarrollar nuevas terapias contra trastornos relacionados con la falta de atención.