Traducido por el equipo de Sott.net en español

El santuario de Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres se ha transformado en una pequeña casa de los horrores.
Julian assange
© Mr. Fish/TruthdigJulian Assange
Durante los últimos siete meses se le ha impedido en gran medida comunicarse con el mundo exterior. Su ciudadanía ecuatoriana, que le fue otorgada como solicitante de asilo, está en proceso de ser revocada. Su salud está en declive. Se le niega atención médica. Sus esfuerzos por obtener reparación legal han sido paralizados por las leyes mordaza, incluyendo las órdenes ecuatorianas de que no puede hacer públicas sus condiciones dentro de la embajada en la lucha contra la revocación de su ciudadanía ecuatoriana.

El primer ministro australiano Scott Morrison se ha negado a interceder en nombre de Assange, un ciudadano australiano, a pesar de que el nuevo gobierno en Ecuador, liderado por Lenín Moreno -quien califica a Assange de "problema heredado" y de impedimento para mejorar las relaciones con Washington- está haciendo insoportable la vida del fundador de WikiLeaks en la embajada. Casi a diario, la embajada impone condiciones más duras a Assange, incluyendo el pago de sus facturas médicas, la imposición de reglas oscuras sobre cómo debe cuidar de su gato y la exigencia de que realice una variedad de tareas domésticas degradantes.

Los ecuatorianos, renuentes a expulsar a Assange después de concederle asilo político y ciudadanía, buscan hacer su existencia tan desagradable que acepte dejar la embajada para ser arrestado por los británicos y extraditado a los Estados Unidos. El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, cuyo gobierno concedió asilo político al editor, califica de "tortura" las actuales condiciones de vida de Assange.

Su madre, Christine Assange, dijo en un reciente llamado por video,
"A pesar de que Julián es un periodista galardonado con múltiples premios, muy querido y respetado por haber denunciado con valentía delitos graves de alto nivel y corrupción de interés público, en estos momentos se encuentra solo, enfermo, en dolor, silenciado en una celda de aislamiento, aislado de todo contacto y torturado en el corazón de Londres. La moderna jaula de los presos políticos ya no es la Torre de Londres. Es la embajada ecuatoriana.

"Estos son los hechos: Julian ha estado detenido casi ocho años sin cargos. Así es. Sin cargo alguno. Durante los últimos seis años, el gobierno del Reino Unido ha rechazado su solicitud de acceso a las necesidades básicas de salud, aire fresco, ejercicio, luz solar para la vitamina D y acceso a una atención dental y médica adecuada. Como resultado, su salud se ha deteriorado gravemente. Los médicos que lo examinaron le advirtieron que las condiciones de su detención ponían en peligro su vida. Ante nuestros ojos ocurre un lento y cruel asesinato en la embajada de Londres".
"En 2016, después de una investigación a profundidad, las Naciones Unidas dictaminaron que los derechos humanos y legales de Julian han sido violados en múltiples ocasiones", dijo.
"Ha estado detenido ilegalmente desde 2010. Y ordenaron su liberación inmediata, paso seguro y compensación. El gobierno del Reino Unido se negó a acatar la decisión de la ONU. El gobierno de Estados Unidos ha hecho del arresto de Julian una prioridad. Quieren eludir una protección para periodistas en EE.UU. bajo la Primera Enmienda acusándolo de espionaje. No se detendrán ante nada para hacerlo".

"Como resultado del acoso de Estados Unidos contra Ecuador, su asilo está ahora bajo amenaza inmediata. La presión de Estados Unidos sobre el nuevo presidente ecuatoriano hizo que Julian fuera puesto en un estricto y severo confinamiento solitario durante los últimos siete meses, privado de todo contacto con su familia y amigos. Sólo sus abogados podían verlo. Hace dos semanas, las cosas empeoraron considerablemente. El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, quien legítimamente le dio asilo político a Julian por las amenazas contra su vida y su libertad, advirtió públicamente que cuando el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, visitó recientemente Ecuador, se hizo un trato para entregar a Julian a los EE.UU. Afirmó que debido a que el costo político de expulsar a Julian de su embajada era demasiado alto, el plan era quebrantarlo psicológicamente. Un nuevo e imposible protocolo inhumano fue implementado en la embajada para torturarlo a tal punto que su carácter se rompa y se vea forzado a marcharse".
Assange fue una vez agasajado y cortejado por algunas de las mayores organizaciones de medios de comunicación del mundo, incluyendo The New York Times y The Guardian, por la información que poseía. Pero una vez que su reserva de material que documentaba los crímenes de guerra de Estados Unidos, en gran parte proporcionada por Chelsea Manning, fue publicada por estos medios de comunicación, lo dejaron de lado y lo demonizaron. Un documento filtrado del Pentágono preparado por la Oficina de Evaluaciones de Contrainteligencia Cibernética con fecha 8 de marzo de 2008, expuso una campaña de propaganda negra para desacreditar a WikiLeaks y Assange. El documento dice que la campaña de desprestigio debe tratar de destruir el "sentimiento de confianza" que es el "centro de gravedad" de WikiLeaks y ensuciar la reputación de Assange. En gran medida ha funcionado. Assange es especialmente vilipendiado por publicar 70.000 correos electrónicos pirateados pertenecientes al Comité Nacional Demócrata (DNC) y a altos funcionarios demócratas. Los demócratas y el ex director del FBI James Comey dicen que los correos electrónicos fueron copiados de las cuentas de John Podesta, presidente de la campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton, por hackers del gobierno ruso. Comey ha dicho que los mensajes fueron probablemente entregados a WikiLeaks por un intermediario. Assange ha dicho que los correos electrónicos no fueron proporcionados por "actores estatales".

El Partido Demócrata -buscando culpar de su derrota electoral a la "interferencia" rusa en lugar de a la grotesca desigualdad de ingresos, la traición a la clase obrera, la pérdida de las libertades civiles, la desindustrialización y el golpe de estado corporativo que el partido ayudó a orquestar- ataca a Assange como un traidor, aunque no es ciudadano estadounidense. Tampoco es un espía. No está obligado por ninguna ley que yo conozca a guardar secretos del gobierno de Estados Unidos. No ha cometido ningún delito. Ahora, las historias en los periódicos que alguna vez publicaron material de WikiLeaks, se centran en su comportamiento supuestamente descuidado -lo que no ha sido evidente durante mis visitas con él- y en cómo es, en palabras de The Guardian, "un invitado inoportuno" en la embajada. El tema vital de los derechos de un editor y de la libertad de prensa es ignorado en favor de la destrucción sarcástica de la imagen de una persona.

A Assange se le concedió asilo en la embajada en 2012 para evitar la extradición a Suecia para responder a preguntas sobre acusaciones de delitos sexuales que finalmente fueron retiradas. Assange temía que una vez que estuviera bajo custodia sueca fuera extraditado a los Estados Unidos. El gobierno británico ha dicho que, aunque ya no es buscado para ser interrogado en Suecia, Assange será arrestado y encarcelado por violar las condiciones de su fianza si abandona la embajada.

WikiLeaks y Assange han hecho más por exponer las oscuras maquinaciones y crímenes del Imperio Estadounidense que cualquier otra organización de noticias. Assange, además de exponer las atrocidades y crímenes cometidos por el ejército de Estados Unidos en nuestras interminables guerras y revelar el funcionamiento interno de la campaña de Clinton, hizo públicas las herramientas de piratería informática utilizadas por la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional, sus programas de vigilancia y su injerencia en las elecciones extranjeras, incluidas las elecciones francesas. Reveló la conspiración contra el líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, por parte de miembros laboristas del Parlamento. Y WikiLeaks trabajó rápidamente para salvar a Edward Snowden, quien expuso la vigilancia masiva del público estadounidense por parte del gobierno, de la extradición a los Estados Unidos, ayudándolo a huir de Hong Kong a Moscú. Las filtraciones de Snowden también revelaron, siniestramente, que Assange estaba en una "lista de objetivos de persecución" de EE.UU.

Lo que le está pasando a Assange debería aterrorizar a la prensa. Sin embargo, su difícil situación se enfrenta con indiferencia y desprecio burlón. Una vez que sea expulsado de la embajada, será juzgado en los Estados Unidos por lo que publicó. Esto sentará un nuevo y peligroso precedente legal que la administración Trump y las futuras administraciones emplearán contra otros editores, incluyendo a aquellos que son parte de la mafia que intentan linchar a Assange. El silencio sobre el tratamiento de Assange no es sólo una traición a él, sino una traición a la libertad de prensa. Pagaremos muy caro por esta complicidad.

Incluso si los rusos hubieran proporcionado los correos electrónicos de Podesta a Assange, él debería haberlos publicado. Yo lo habría hecho. Expusieron las prácticas de la maquinaria política de Clinton que ella y los líderes demócratas trataron de ocultar. En las dos décadas que trabajé como corresponsal en el extranjero, las organizaciones y los gobiernos me filtraban documentos robados de forma rutinaria. Mi única preocupación era si los documentos eran falsos o auténticos. Si eran auténticos, los publicaba. Entre los que me filtraron material están los rebeldes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN); el Ejército Salvadoreño, que una vez me dio documentos manchados de sangre del FMLN encontrados después de una emboscada; el gobierno sandinista de Nicaragua; el servicio de inteligencia israelí, el Mossad; la Oficina Federal de Investigaciones; la Agencia Central de Inteligencia (CIA); el grupo rebelde del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK); la Organización para la Liberación de Palestina (OLP); el servicio de inteligencia francés, Direction Générale de la Sécurité Extérieure, o DGSE; y el gobierno serbio de Slobodan Milosovic, quien más tarde fue juzgado como criminal de guerra.

A partir de los correos electrónicos publicados por WikiLeaks nos enteramos de que la Fundación Clinton recibió millones de dólares de Arabia Saudita y Qatar, dos de los principales donantes del Estado islámico. Como secretaria de Estado, Hillary Clinton devolvió el dinero a sus donantes aprobando 80.000 millones de dólares en ventas de armas a Arabia Saudita, lo que permitió al reino llevar a cabo una guerra devastadora en Yemen que ha desencadenado una crisis humanitaria, incluida una escasez generalizada de alimentos y una epidemia de cólera, y ha dejado cerca de 60.000 muertos. Nos enteramos de que Clinton recibió 675.000 dólares por hablar en Goldman Sachs, una suma tan enorme que sólo puede describirse como un soborno. Nos enteramos de que Clinton dijo a las élites financieras en sus lucrativas conversaciones que quería "comercio abierto y fronteras abiertas" y que creía que los ejecutivos de Wall Street estaban en la mejor posición para administrar la economía, una declaración que contradecía directamente sus promesas de campaña. Aprendimos que la campaña de Clinton trabajó para influir en las primarias republicanas para asegurar que Donald Trump fuera el candidato republicano. Nos enteramos de que Clinton obtuvo información por adelantado sobre las preguntas del debate primario. Nos enteramos, porque 1.700 de los 33.000 correos electrónicos provenían de Hillary Clinton, que ella fue la principal arquitecta de la guerra en Libia. Nos enteramos de que creía que el derrocamiento de Moammar Gadhafi puliría sus credenciales como candidata presidencial. La guerra que buscó ha dejado a Libia en el caos, ha permitido el ascenso al poder de los yihadistas radicales en lo que ahora es un Estado fallido, ha desencadenado un éxodo masivo de inmigrantes a Europa, ha visto cómo las milicias deshonestas y los radicales islámicos de toda la región se apoderan de los arsenales de armas libios, y ha causado 40.000 muertos. ¿Debería haber permanecido oculta esta información al público estadounidense? Usted puede argumentar que sí, pero entonces no puede llamarse a sí mismo un periodista.

"Están preparando a mi hijo para que les dé una excusa para entregarlo a los EE.UU., donde se enfrentaría a un juicio de espectáculo", advirtió Christine Assange.
"Durante los últimos ocho años, no ha tenido un proceso legal adecuado. Ha sido injusto a cada paso, con mucha perversión de la justicia. No hay razón para pensar que esto cambiará en el futuro. El gran jurado de WikiLeaks de Estados Unidos, que produjo la orden de extradición, tuvo lugar en secreto por cuatro fiscales, pero sin defensa ni juez. El tratado de extradición entre el Reino Unido y los Estados Unidos permite que el Reino Unido extradite a Julian a los Estados Unidos sin un caso básico apropiado. Una vez en los Estados Unidos, la Ley de Autorización de la Defensa Nacional permite la detención indefinida sin juicio. Julian podría ser detenido en la Bahía de Guantánamo y torturado, condenado a 45 años en una prisión de máxima seguridad o a la pena de muerte. Mi hijo está en grave peligro debido a una brutal persecución política por parte de los matones en el poder, cuyos crímenes y corrupción él había expuesto valientemente cuando era editor en jefe de WikiLeaks".
Assange está solo. Cada día es más difícil para él. Esto es intencionado. Nos corresponde a nosotros protestar. Somos su última esperanza, y me temo que la última esperanza para una prensa libre.

"Tenemos que hacer que nuestra protesta contra esta brutalidad sea ensordecedora", dijo su madre.
"Hago un llamamiento a todos los periodistas para que se pongan de pie ahora porque él es su colega y usted es el siguiente. Hago un llamamiento a todos los políticos que dicen que han entrado en la política para servir al pueblo para que se pongan de pie ahora. Hago un llamamiento a todos los activistas que apoyan los derechos humanos, los refugiados, el medio ambiente y están en contra de la guerra, para que se pongan de pie ahora porque WikiLeaks ha servido a las causas por las que usted habló y Julian está sufriendo por ello junto a usted. Pido a todos los ciudadanos que valoran la libertad, la democracia y un proceso legal justo que dejen de lado sus diferencias políticas y se unan, que se pongan de pie ahora. La mayoría de nosotros no tenemos el coraje de nuestros denunciantes, o de periodistas como Julian Assange que los publican, para que podamos ser informados y advertidos de los abusos de poder".
Sobre el autor

Chris Hedges es un columnista de Truthdig, un periodista ganador del Premio Pulitzer, un autor de best-sellers del
New York Times, un profesor en el programa de título universitario ofrecido a los prisioneros del estado de Nueva Jersey por la Universidad de Rutgers, y un ministro presbiteriano ordenado. Ha escrito 12 libros, incluyendo el best-seller Days of Destruction, Days of Revolt (2012) del New York Times, del que es coautor junto con el dibujante Joe Sacco. Sus otros libros incluyen Wages of Rebellion: The Moral Imperative of Revolt, (2015) Death of the Liberal Class (2010), Empire of Illusion: The End of Literacy and the Triumph of Spectacle (2009), I Don't Believe in Atheists (2008) y el más vendido American Fascists: The Christian Right and the War on America (2008).