Traducido por Sott.net en español

El presidente francés Macron criticó el concepto de "nacionalismo" durante las celebraciones del Día del Armisticio que marcaron el fin de la Primera Guerra Mundial. Al mismo tiempo, su gobierno reflexionaba sobre los méritos del imperio y la construcción de un ejército europeo.
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El viaje de Donald Trump a Francia se inició de manera accidentada, y el mundo sigue sintiendo las turbulencias a día de hoy. Antes de la llegada de Trump a París para las celebraciones, Macron dejó caer una bomba, al hablar en favor de una fuerza militar europea, que estaría totalmente libre del patrocinio de Estados Unidos.

"Tenemos que protegernos con respecto a China, Rusia e incluso los Estados Unidos de América", dijo a la radio francesa.

Aunque Trump y Macron se portaron bien ante las cámaras en París, el líder estadounidense se refirió a las declaraciones de Macron como "muy insultantes".
Donald Trump and Emmanuel Macron 11/10/18
© Donald Trump and Emmanuel Macron at Elysee presidential palace, Paris, France, November 10, 2018 Reuters / Christophe Petit TessonDonald Trump y Emmanuel Macron en el palacio presidencial Elysee, París, Francia, 10 de noviembre 2018


Donald J. Trump: El presidente Macron de Francia acaba de sugerir que Europa construya su propio ejército para defenderse de EE.UU., China y Rusia. Muy insultante, ¡pero quizá Europa debería primero pagar su justa parte en la OTAN, que EE.UU. subsidia enormemente!
Pero el entretenimiento no terminó allí.

Macron, el exbanquero de Rothschild que salió de la relativa oscuridad para derrotar a Marine Le Pen en las elecciones francesas de 2017, rindió un homenaje al acontecimiento centenario con un discurso que pareció no llegar a honrar a los aproximadamente 10 millones de soldados que perecieron en esa sangrienta conflagración mundial.

A la sombra del Arco del Triunfo, Macron aprovechó la solemne ocasión para complacer a su audiencia, que incluía a casi 70 líderes mundiales, con sus puntos de vista personales sobre el nacionalismo, que definió como "una traición al patriotismo".

ian bremmer: La reacción de Trump cuando Macron llama al nacionalismo "una traición al patriotismo".
"Los viejos demonios se están levantando de nuevo, listos para completar su tarea de caos y de muerte", dijo el líder francés, en un golpe ligeramente velado a Trump y a su programa de renacimiento nacional "Estados Unidos de América primero".

Pareció bastante irónico, sin embargo, que el líder francés escogiera ese momento en particular para dar cátedra sobre las trampas del nacionalismo, y no sólo porque fuera un esfuerzo multinacional el que llevara a su fin a la Primera Guerra Mundial. Después de todo, fue Macron quien, durante el campeonato de la Copa del Mundo de Moscú de 2018, saltó a una mesa frente a Vladimir Putin y se puso a lanzar puñetazos al aire cuando la selección francesa salió victoriosa frente a Croacia.
Jim Roberts: Momentos extraordinarios cuando el presidente Macron abrazó a cada miembro del equipo francés en el Mundial de Fútbol... bajo la lluvia.

Jim Roberts: El presidente francés Emmanuel Macron salta sobre la mesa para celebrar a Francia en su victoria de 4 a 2 en la final del Mundial de Fútbol.
¿Estaba el "enfant terrible" francés simplemente expresando entusiasmo juvenil y patriotismo inofensivo, o era una muestra atroz de nacionalismo reprimido? Difícil de decir. Pero si se tratara de esto último, ¿podríamos culpar a cualquier persona -incluso a Macron- por mostrar cierto fervor nacionalista?

Huelga decir que el nacionalismo es un animal impredecible. Por un lado, parece ser un requisito necesario para que cualquier país siga siendo viable y cohesivo. Por otro lado, sigue existiendo el riesgo perenne de que el nacionalismo, si se deja a su suerte, se descarrile y se convierta en algo totalmente siniestro, como su diabólico alter ego, el fascismo, que es un poco como el nacionalismo con esteroides. Sin embargo, mientras no llegue a los extremos, el nacionalismo, tal como lo endulza educadamente Wikipedia, "busca construir una identidad cultural nacional, a través del orgullo por los logros nacionales, y está estrechamente ligado al patriotismo...".

Pero ahora el globalista Macron quiere eliminar por completo el nacionalismo y esto merece comentarse. La cuestión es si el antídoto contra el azote del nacionalismo que Macron defiende enérgicamente -es decir, el verdadero globalismo corporativo- es menos tóxico como construcción política. Yo diría que no, no lo es. Y, como Trump insistió en otro tuit, parece que el pueblo francés también apoya el nacionalismo sano.

Donald J. Trump: El problema es que Emmanuel sufre de un porcentaje de aprobación muy bajo en Francia, 26%, y una tasa de desempleo de casi 10%. Él sólo estaba tratando de cambiar de tema. Por cierto, no hay un país más nacionalista que Francia, ¡gente muy orgullosa y con justa razón!...
Los globalistas como Macron siguen creyendo -sin ninguna evidencia empírica que apoye su posición- que reunir a una miríada de personas bajo un mismo techo resolverá todos los problemas más urgentes de la humanidad. La amenaza de la guerra, por ejemplo, simplemente desaparecerá porque no habrá más naciones que se radicalicen por el atractivo seductor del nacionalismo. Si las cosas fueran tan sencillas.

En 2015, el año en que Alemania abrió sus puertas por primera vez a una avalancha de inmigrantes indocumentados, la Canciller Angela Merkel sorprendió al mundo al admitir que "el multiculturalismo conduce a sociedades paralelas y, por lo tanto, sigue siendo una farsa". La globalización simplemente no podría funcionar sin el multiculturalismo. Hoy en día, Merkel es una fuerza política agotada en Alemania, donde el péndulo político ha girado a la derecha, y los partidos anti-inmigrantes como la AfD son una fuerza considerable.

Macron debe ser consciente de que el ambicioso proyecto conocido como globalización ha sido suspendido, posiblemente indefinidamente, mientras una ola populista se estrella contra el statu quo global desde Brasil hasta Italia. O tal vez conoce la situación pero insiste en seguir adelante con la esperanza de lograr el escurridizo Nuevo Orden Mundial que los globalistas sueñan.

Cualquiera que sea el caso, un comentario particularmente sorprendente de un miembro del gabinete francés reforzó la idea de que Macron estaba decidido a poner nervioso a su invitado estadounidense durante las celebraciones.

En una entrevista con el periódico Handelsblatt, el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, planteó la idea de que "Europa debe convertirse en una especie de Imperio, como lo es China". Y como lo es EE.UU.". Y en caso de que alguien tuviera una impresión equivocada sobre estos nacientes planes imperiales, Le Maire dijo que este imperio sería una franquicia amable y amistosa: "Hablo de un imperio pacífico que es un estado constitucional."

Estas garantías no impidieron que un periódico sensacionalista británico gritara en un titular: "La dictadura de Napoleón VUELVE"

Entonces, ¿el presidente francés Macron está enviando un mensaje a la élite global de que está a la altura de la tarea de marcar el comienzo de la siguiente etapa del globalismo con llamadas a un imperio y un ejército, o está volviendo a los instintos básicos del nacionalismo crudo, lanzando un desafío audaz -aunque improbable- a la superpotencia estadounidense?

Tal vez la mejor respuesta sea "ambas". Gracias a la animosidad que Trump ha atraído en las capitales de Europa Occidental, Macron ha tirado el guante, por así decirlo, haciéndole saber a Washington que no seguirán siendo pisoteadas.

Para subrayar el punto, Macron aprovechó un gran evento global para atacar el nacionalismo, el proyecto doméstico de Trump, para pedir un ejército europeo que proteja al continente de "China, Rusia y los Estados Unidos", mientras dejaba que su ministro de finanzas insinuara la posibilidad de crear un imperio europeo para desafiar al Goliat estadounidense. Como dirían en una película de vaqueros: "Esas son palabras de pelea". Si Francia y la Unión Europea realmente podrán cumplir con sus amenazas es una cuestión totalmente aparte.
Donald J. Trump: Emmanuel Macron sugiere construir su propio ejército para proteger a Europa contra EE.UU., China y Rusia. Pero fue Alemania en la Primera y Segunda Guerras Mundiales; ¿cómo le resultó eso a Francia? Ya comenzaban a aprender alemán en París cuando EE.UU. intervino. ¡Paguen por la OTAN o no!
A fin de cuentas, el épico enfrentamiento entre Macron y Trump dio lugar a un colorido espectáculo de fuegos artificiales en la capital francesa, que sigue iluminando el cielo hasta Washington. Trump encendió Twitter una vez que regresó a casa, retando a Macron y a Francia por todo, desde el vino francés hasta el pago de las cuotas en deuda a la OTAN. Sería muy cómico si no hubiera tanto en juego.

Si observamos las duras y tensas relaciones transatlánticas de hoy, parece un milagro que Europa y Estados Unidos hayan sido capaces, como aliados poderosos, de salir victoriosos de la Primera y Segunda Guerras Mundiales. De hecho, muchos se preguntan hoy si tal hazaña sería posible por tercera vez, mientras rezamos para que nunca tengamos que averiguarlo.
Sobre el autor

Robert Bridge es un escritor y periodista estadounidense. Ex redactor jefe de The Moscow News, es autor del libro "Midnight in the American Empire", publicado en 2013. @Robert_Bridge