A principios de diciembre del año pasado, en la localidad patagónica de Epuyén - situada en la provincia argentina de Chubut, a unos 1.700 kilómetros de Buenos Aires - , se registró un brote de hantavirus, transmitido por ratones colilargos. Nueve personas han muerto y las autoridades se han visto obligadas a tomar medidas para evitar más contagios.

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De momento, son 26 casos confirmados que incluyen a los fallecidos, según el último comunicado oficial, del 11 de enero.

Martín Zacchino, juez penal de la ciudad de Esquel, emitió este viernes la orden de aislar por 30 días a 85 residentes de Epuyén que tuvieron contacto con vecinos que dieron positivo al hantavirus o son sospechosos de tenerlo.

Los aislados no podrán salir de sus casas ni recibir visitas - el incumplimiento del mandato judicial puede conllevar penas de seis meses a dos años de prisión - , mientras que las autoridades locales se encargan de garantizar las necesidades sanitarias, alimentarias y sociales de estas personas.

Tras el brote que mantiene en vilo a la provincia cordillerana, las autoridades de Epuyén decidieron suspender por 40 días todo tipo de reuniones; el lapso corresponde al tiempo estimado de aparición de los síntomas del virus. En la localidad de El Maitén, las reuniones, en el caso de su extrema necesidad, no deben durar más de 20 minutos.

Chile toma medidas

Así como en Argentina, el hantavirus activó la respuesta gubernamental en Chile, sobre todo en las zonas que colindan con el norte de Chubut. En las comunas chilenas de Palena y Futaleufú instalaron una barrera sanitaria tras la confirmación del primer caso local, indica BioBioChile.

Se trata de una funcionaria del Servicio de Salud del Reloncaví, que tuvo que ser hospitalizada por su delicado estado de salud. Se sospecha que la mujer se contagió al haber atendido en Palena a una amiga que era de Epuyén y tenía el virus sin saberlo, según La Tercera.

En Chile, el hantavirus es endémico y de presentación estacional, con mayor incidencia en las regiones sureñas, pero la gobernadora de la provincia de Llanquihue, Leticia Oyarce, alertó de que ahora se trata de una cepa distinta a las conocidas. Además de intensificar las campañas informativas y educativas, las autoridades chilenas reforzaron la detección temprana del virus e incrementaron el número de test rápidos.

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Virus peligroso

Al día de hoy no existen vacunas ni tratamientos específicos contra el hantavirus. La enfermedad se transmite a través del contacto con la saliva, las heces o la orina de los ratones silvestres infectados, que una vez secas se volatizan y combinan con el polvo y pueden ser inhaladas. Al respirar el aire contaminado, o tras mordeduras o contacto directo con los transmisores del virus, se desarrolla una enfermedad aguda que ataca los pulmones.

Los síntomas iniciales son parecidos a los de la gripe: fiebre, dolores musculares, náuseas, dolores de cabeza, vómitos, a veces dolores abdominales y diarrea. Días después, puede haber dificultad respiratoria, que eventualmente se agrava. El Ministerio de Salud de Chubut señala que es poco frecuente que el síndrome cardiopulmonar por hantavirus lleve a la muerte, pero advierte que el desenlace fatal es posible si no es tratado a tiempo.

Las autoridades sanitarias argentinas tampoco descartan la hipótesis de transmisión de persona a persona en el actual brote. La alarma se extiende porque la cepa fue provocada en la zona de la Andes Sur, que desembocó en la letalidad estimada para esta variedad del hantavirus (entre el 30 % y el 50 %).

La Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) trata ahora de determinar, a través de la secuenciación del genoma viral y genoma humano, si existen mutaciones que aumenten la letalidad y transmisibilidad.

Entre 2013 y 2018 se registraron en Argentina 111 muertes por esta enfermedad. Se distinguen cuatro regiones endémicas: Norte (Salta, Jujuy), Centro (Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos), Noreste (Misiones) y Sur (Neuquén, Río Negro, Chubut).