La peor cara de la ola de calor se dibuja sobre Cataluña. La regla del 30, como la llaman los expertos, se ha cumplido y, con más de 30 grados, menos de un 30% de humedad y rachas de viento superiores a 30 kilómetros por hora, el incendio iniciado el miércoles en Torre de l'Espanyol (Tarragona) sigue este jueves descontrolado. Ya ha arrasado más de 6.500 hectáreas y tiene un potencial de incendio de 20.000, según las autoridades. Los agentes rurales sospechan que el origen es un estercolero mal gestionado que se incendió de forma espontánea.
Incendio forestal en Tarragona
© EFEIncendio forestal en Tarragona
El fuego, que afecta a los municipios de la Torre de l'Espanyol, Vinebre, la Palma d'Ebre, Flix y Maials, ha coincidido con una intensa ola de calor que azota a buena parte de la Península y Baleares. Las altas temperaturas y una humedad de apenas el 25% están dificultando las tareas de extinción en esta zona del valle del Ebro donde este jueves se superaron los 35 grados. Las previsiones son poco halagüeñas y apuntan a que este viernes se alcanzarán los 40 grados.


Los agentes rurales investigan como origen del fuego el estercolero de una granja de Torre de l'Espanyol, que se habría encendido de forma espontánea. Según fuentes cercanas a la investigación, la hipótesis es que unos excrementos de gallina que estaban fuera del estercolero fermentaron y las condiciones meteorológicas adversas -la regla del 30- precipitaron una combustión lenta que originaría el fuego.


La gallinaza, el excremento de las gallinas, está cargada de materia orgánica que al apilarse produce una fermentación que incrementa la temperatura interior y produce metano, un gas altamente inflamable que, con calor extremo, puede llegar a autocombustionar, informa Grego Casanova.

El inspector jefe de los Agentes Rurales, Josep Antoni Mur, aseguró, por su parte, que se hizo "un uso inadecuado" del estercolero por una "acumulación" excesiva de excrementos. Con todo, Mur admitió que la granja cumplía las normas de seguridad. Las pesquisas siguen en marcha.

Las autoridades advirtieron de que la actual es la peor situación de riesgo de los últimos 20 años. En total, 413 bomberos y 230 efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) trabajan en las labores de extinción con 90 dotaciones terrestres y 15 aéreas, entre ellas helicópteros de comando, bombarderos, aviones de vigilancia y ataque e hidroaviones del Ministerio de Agricultura.

Los bomberos, que temían desde el principio más fuegos en otras zonas de Cataluña y tener que repartir sus efectivos, vieron cómo esos temores se cumplían a primera hora de la tarde de este jueves, cuando se detectó un incendio en Campdevànol (Girona) y otro en La Fatallera, a unos 20 kilómetros de Torre de l'Espanyol. El de Campdevànol quemó media hectárea y el de La Fatallera, aunque complicó las tareas de extinción, según admitió el consejero del Interior, Miquel Buch, no provocó el peor escenario posible porque se encontraba en el mismo radio de actuación de los bomberos ya desplazados en la zona.

Los equipos de emergencia también han intensificado las medidas preventivas para proteger a la población. El incendio ya ha obligado a evacuar a 51 personas, todas ellas de casas y masías aisladas. Protección Civil dio la orden de confinamiento a toda la población de la Bovera y recomendó el aislamiento en su casa a los ancianos, embarazadas, niños y personas con problemas respiratorios de Maials. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, que se desplazó a la zona afectada junto a Buch, anunció también que la siega ha quedado prohibida durante 48 horas y también el acceso a varios parques naturales.

Buch explicó que el fuego tiene forma de lengua y que los efectivos dividen la estrategia de ataque en varios frentes. En cuanto al flanco izquierdo, las llamas están contenidas justo ante la carretera C-12, donde esperan poder frenarlas porque aún no han saltado las vías. Pero a los equipos de extinción les preocupa especialmente el flanco derecho. Antonio Ramos, jefe del operativo, ha apuntado que la prioridad es la zona sur de ese lado "porque es la zona más crítica".

"El fuego está activo y no está controlado ni estabilizado", ha resumido Ramos, que achacó la virulencia del incendio a la orografía del terreno. "Es una zona muy irregular y muy escarpada, cosa que hace difícil el poder emplazar los vehículos y que los equipos avancen rápido".

Máximo nivel de emergencia

El jefe de Bomberos de la Generalitat, David Borrell, ha admitido que no ha lugar para el optimismo y mostró su preocupación por el control del incendio. "La orografía es complicada, genera muchas dificultades, las condiciones del tiempo no son favorables. Esto nos hace estar agobiados y trabajar duramente para conseguir los objetivos", ha explicado en declaraciones a Catalunya Ràdio. Y ha añadido que el problema no es el número de efectivos. "La complicación no es tanto de recursos disponibles sino de la dificultad que nos presenta el terreno y las condiciones meteorológicas".

La Generalitat ha activado el nivel 3 -el máximo- del Plan Alfa en 80 municipios de Lleida y en 40 de Tarragona por el riesgo de incendio, mientras que el resto de Cataluña está en nivel 2, excepto comarcas del Pirineo, el Garraf, Barcelona y el Maresme.

Por su parte, el secretario general de la Conselleria de Interior de la Generalitat, Brauli Duart, ha advertido de que si se produce otro incendio importante mientras sigue descontrolado el de La Ribera d'Ebre (Tarragona) tendrían que afrontar "una situación muy problemática", ya que se tendrían que redistribuir los efectivos.