Traducido por el equipo de Sott.net en español

Pensar sobre algo en círculos interminables es agotador.
stop over thinking
Mientras que todos pensamos demasiado de vez en cuando, los que piensan demasiado crónicamente pasan la mayor parte de su tiempo despiertos rumiando, lo que pone presión sobre ellos mismos. Luego confunden esa presión con estrés.

"Hay personas que tienen niveles de pensamiento excesivo que son simplemente patológicos", dice la psicóloga clínica Catherine Pittman, profesora asociada en el departamento de psicología del Saint Mary's College en Notre Dame, Indiana.

"Pero la persona promedio también tiende a pensar demasiado las cosas." Pittman es también el autor de "Rewire Your Anxious Brain: How to Use the Neuroscience of Fear to End Anxiety, Panic, and Worry" (Reconecta tu cerebro ansioso: Cómo usar la neurociencia del miedo para terminar con la ansiedad, el pánico y la preocupación).

Pensar demasiado puede tomar muchas formas: deliberar sin parar cuando se toma una decisión (y luego cuestionar la decisión), intentar leer la mente, intentar predecir el futuro, leer hasta el más mínimo detalle, etc.

Las personas que piensan demasiado hacen comentarios en sus cabezas, criticando y diseccionando lo que dijeron e hicieron ayer, aterrorizadas de que se vean mal; y preocupadas por un futuro terrible que podría esperarles.

Los escenarios de "qué tal si" y "debería" dominan su pensamiento, como si un jurado invisible estuviera juzgando sus vidas. Y también se angustian sobre qué publicar en línea porque están profundamente preocupados por la forma en que otras personas interpretarán sus publicaciones y actualizaciones.

No duermen bien porque la rumia y la preocupación los mantienen despiertos por la noche. "Los rumiantes repasan repetidamente los acontecimientos, haciendo grandes preguntas: ¿Por qué sucedió eso? ¿Qué significa?", añade Susan Nolen-Hoeksema, directora del departamento de psicología de la Universidad de Yale y autora de Women Who Think Too Much: How to Break Free of Overthinking and Reclaim Your Life (Mujeres que piensan demasiado: Cómo liberarse del pensamiento excesivo y reclamar su vida). "Pero nunca encuentran respuestas."

Si te concentras constantemente en rumiar y lo conviertes en un hábito, se convierte en un bucle, y cuanto más lo haces, más difícil es dejar de hacerlo. La doctora en psicología clínica Helen Odessky, comparte algunas ideas. "Con frecuencia la gente confunde el pensar demasiado con resolver problemas", dice Odessky, autora de "Stop Anxiety from Stopping You" (Detén la ansiedad para que ella no te detenga). "Pero lo que acaba ocurriendo es que nos metemos en un bucle", dice Odessky. "No estamos resolviendo un problema".

Pensar demasiado es destructivo y mentalmente agotador. Puede hacerte sentir como si estuvieras atrapado en un solo lugar, y si no actúas, puede tener un gran impacto en tu vida diaria. Puede poner rápidamente en riesgo tu salud y tu bienestar total. La rumia te hace más susceptible a la depresión y la ansiedad.

Muchas personas piensan demasiado porque tienen miedo del futuro y de lo que podría salir mal. "Debido a que nos sentimos vulnerables con respecto al futuro, seguimos tratando de resolver problemas en nuestra cabeza", dice David Carbonell, psicólogo clínico y autor de "The Worry Trick: How Your Brain Tricks You into Expecting the Worst and What You Can Do About It" (El truco de la preocupación: Cómo te engaña tu cerebro para esperar lo peor y qué puedes hacer acerca de ello).

Pensar demasiado puede fácilmente minar tu sentido de control sobre tu vida. Nos roba la participación activa en todo lo que nos rodea.

"Quienes se preocupan de manera crónica muestran un aumento en la incidencia de problemas coronarios y la supresión del funcionamiento inmunológico. Habitar en el pasado o en el futuro también nos aleja del presente, haciéndonos incapaces de completar el trabajo que tenemos actualmente sobre la mesa. Si le preguntas a los rumiantes cómo se sienten, nadie dirá 'feliz'. La mayoría se siente miserable", dice Nicholas Petrie, profesor del Center for Creative Leadership.

Pensar demasiado puede atrapar al cerebro en un ciclo de preocupación. Cuando la rumia se vuelve tan natural como la respiración, es necesario tratarla rápidamente y encontrar una solución.

"Cuando un evento desagradable nos pone de mal humor, es más fácil recordar otros momentos en los que nos hemos sentido mal. Eso puede preparar el escenario para que un rumiador caiga en una espiral descendente", escribe Amy Maclin de Real Simple.

Cómo derrotar este patrón de pensamiento y recuperar tu vida

La preocupación crónica no es permanente. Es un hábito mental que se puede romper. Puedes entrenar tu cerebro para ver la vida desde una perspectiva diferente.

Para superar el pensamiento excesivo, Pittman recomienda que reemplaces el pensamiento. "Decirte a ti mismo que no tengas un cierto pensamiento no es la manera de no tener el pensamiento", dice ella. "Necesitas reemplazar el pensamiento." ¿Y si te dijera que dejes de pensar en elefantes rosas? ¿En qué vas a pensar? Así es: en elefantes rosas. Si no quieres pensar en un elefante rosa, imagina, por ejemplo, una tortuga. "Tal vez haya una tortuga grande sosteniendo una rosa en su boca mientras se arrastra", dice Pittman. "Ahora ya no estás pensando en elefantes rosas".

Háblate a ti mismo y no te preocupes al darte cuenta de que estás atascado en tu cabeza. Puedes domar tu hábito de pensar demasiado si puedes empezar a tomar control de tu propia conversación; esa voz interior que proporciona un monólogo que corre a lo largo del día e incluso de la noche.

"Se puede cultivar un poco la distancia psicológica generando otras interpretaciones de la situación, lo que hace que los pensamientos negativos sean menos creíbles", dice Bruce Hubbard, director del Grupo de Salud Cognitiva y profesor asistente adjunto de psicología y educación en la Universidad de Columbia. Esto se llama reestructuración cognitiva.

Pregúntate: ¿Cuál es la probabilidad de que lo que me asusta suceda realmente? Si la probabilidad es baja, ¿cuáles son los resultados más probables?

"Si aquello sobre lo que sigues rumiando es un problema, reformula el asunto para reflejar el resultado positivo que estás buscando", sugiere Nolen-Hoeksema.

"En vez de 'Estoy atascado en mi carrera', díte a ti mismo, o mejor aún, escribe: "Quiero un trabajo en el que me sienta más involucrado". Luego haz un plan para expandir tus habilidades, establecer contactos y buscar oportunidades para una mejor carrera.

Encuentra una manera constructiva de procesar cualquier preocupación o pensamiento negativo, dice Honey. "Escribe tus pensamientos en un diario todas las noches antes de acostarte o a primera hora de la mañana; no tienen que estar en ningún orden. Despeja tu mente con un 'volcado de cerebro' sobre la página de todo lo que tienes en mente. A veces eso puede proporcionar una sensación de alivio", recomienda Honey Langcaster-James, psicóloga.

También puedes controlar tu hábito rumiante conectándote con tus sentidos. Empieza a notar lo que puedes oír, ver, oler, saborear y sentir.

La idea es reconectarte con tu mundo inmediato y con todo lo que te rodea. Cuando empiezas a darte cuenta, pasas menos tiempo en tu cabeza.

También puedes notar tu hábito de pensar demasiado y convencerte a ti mismo de no hacerlo. Ser consciente de ti mismo puede ayudarte a tomar el control.

"Presta un poco más de atención", dice Carbonell. "Di algo como: Me siento un poco ansioso e incómodo. ¿Dónde estoy? ¿Estoy atorado en mi cabeza? Tal vez deberías dar una vuelta a la manzana y ver qué pasa".

Reconoce que tu cerebro está en modo de sobremarcha o rumia, y luego trata de salir de él inmediatamente. O mejor aún, distráete y redirige tu atención a otra cosa que requiera concentración.

"Si necesitas interrumpir y reemplazar cientos de veces al día, se detendrá rápidamente, probablemente en un día", dice la Dra. Margaret Weherenberg, psicóloga y autora de The 10 Best-Ever Anxiety Management Techniques (Las diez mejores técnicas de manejo de ansiedad). "Incluso si el cambio es simplemente para volver la atención a la tarea en cuestión, debería ser una decisión para cambiar los pensamientos rumiantes."

Se necesita práctica, pero con el tiempo, serás capaz de reconocer fácilmente cuando te estás preocupando innecesariamente, y en su lugar, elegir hacer algo en la vida real en lugar de pasar mucho tiempo en tu cabeza.

Por ejemplo, convierte, "No puedo creer que esto haya sucedido" en "Qué puedo hacer para evitar que vuelva a suceder" o convierte "No tengo buenos amigos" a "Qué pasos puedo dar para profundizar las amistades que tengo y encontrar otras nuevas", recomienda el doctor Ryan Howes.

No te pierdas en pensamientos sobre lo que podrías tener, tendrías y deberías haber hecho de otra manera. El estrés mental puede afectar seriamente tu calidad de vida.

Una mente hiperactiva puede hacer la vida miserable. Aprender a dejar de pasar tiempo en tu cabeza es uno de los mejores regalos que puedes darte a ti mismo.

Como todos los hábitos, cambiar tus patrones de pensamiento destructivos puede ser un desafío, pero no es imposible. Con la práctica, puedes entrenar tu cerebro para percibir las cosas de manera diferente y reducir el estrés de pensar demasiado.

Si pensar demasiado está arruinando tu vida, y si piensas que puedes estar entrando en una espiral de depresión debido a tus pensamientos, vale la pena buscar ayuda profesional.