¿Es más siniestro el remedio que la enfermedad? Bill Gates, el magnate de la tecnología de 64 años y actualmente la segunda persona más rica del mundo, ha revelado cuáles son sus pretensiones para combatir la pandemia del coronavirus, COVID-19. durante una sesión de Reddit 'Ask Me Anything'.
Gates respondía a una pregunta sobre cómo las empresas podrían operar con las actuales restricciones impuestas por el confinamiento, cuando dijo: «Eventualmente tendremos algunos certificados digitales para mostrar quién se ha recuperado o ha sido testado recientemente o -cuando tengamos una vacuna- si la ha recibido».

Los «certificados digitales» a los que Gates se refería son los «Tattoos quantum» implantables para el hombre, en los que trabajan los investigadores del MIT y de la Universidad de Rice. Fue en diciembre de 2019 cuando científicos de las dos universidades revelaron que estaban trabajando en estos tatuajes de puntos cuánticos después de que Bill Gates les pidiera resolver el problema de la identificación de los que no han sido vacunados.

Los tatuajes cuánticos consisten en la aplicación de microagujas solubles a base de azúcar que contienen una vacuna y «puntos cuánticos» fluorescentes a base de cobre incrustados dentro de cápsulas biocompatibles a escala de micrones. Después de que las microagujas se disuelven bajo la piel, dejan los puntos cuánticos encapsulados cuyos patrones pueden ser leídos para identificar la vacuna que fue administrada.

Es probable que los tatuajes de puntos cuánticos se complementen con otra iniciativa de Bill Gates llamada ID2020, que es un ambicioso proyecto de Microsoft para resolver el problema de más de 1.000 millones de personas que viven sin una identidad oficialmente reconocida. ID2020 está resolviendo esto a través de la identidad digital. Actualmente, la forma más factible de implementar la identidad digital es a través de teléfonos inteligentes o de implantes de microchips RFID. Este último será el enfoque probable de Gates no sólo por su viabilidad y sostenibilidad, sino también porque durante más de 6 años, la Fundación Gates ha estado financiando otro proyecto que incorpora los implantes de microchips implantables en humanos. Este proyecto, también encabezado por el MIT, es un implante de microchip anticonceptivo que permitirá a las mujeres controlar las hormonas anticonceptivas en sus cuerpos.

En cuanto a ID2020, para llevarlo a cabo, Microsoft ha formado una alianza con otras cuatro empresas, a saber: Accenture, IDEO, Gavi y la Fundación Rockefeller. El proyecto cuenta con el apoyo de las Naciones Unidas y se ha incorporado a la iniciativa de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas (NT: que apoya Bergoglio).

Muchos cristianos, y sorprendentemente un número creciente de musulmanes chiítas, se oponen a la idea del microchip y a cualquier forma de tecnología de identificación invasiva del cuerpo. Algunos legisladores y políticos cristianos en los Estados Unidos han tratado incluso de prohibir todas las formas de microchip humano.

Pero, por otro lado, esta es la oportunidad perfecta para que Bill Gates lleve a cabo los proyectos, porque a medida que el coronavirus continúa propagándose y más gente siga muriendo por la pandemia, el público en general estará cada vez más abierto a las tecnologías que puedan contener la propagación del virus.

La principal razón por la que muchos cristianos y algunos musulmanes chiítas se oponen a las tecnologías de identificación invasivas para el cuerpo, por muy útiles que sean para prevenir las pandemias, es porque creen que esas tecnologías son la llamada «Marca de Satanás» mencionada en la Biblia y en algunas profecías del Mahdi. En el Libro de las Revelaciones de la Biblia, cualquiera que no tenga esta «marca» no puede comprar o vender nada.

En noviembre del año pasado, una empresa tecnológica con sede en Dinamarca que tenía contratos para producir implantes de microchip para el Gobierno danés y la Marina de los EE.UU., tuvo que cancelar el lanzamiento de su supuestamente «revolucionario» implante de microchip, tras una agresiva campaña en internet, luego de que activistas cristianos atacaran sus oficinas en Copenhague.