Traducido por el equipo de SOTT.net en español
Meteor fireball over Shandong, China
© YouTube/Ordo News (screen capture)
Permítanme hacer esto simple para los tuiteros.

El 23 de enero de 2018, Rusia fue la primera en anunciar el descubrimiento de vida en el espacio obtenida por medios técnicos adecuados en un esfuerzo científico internacional de colaboración. Basándose en los genes tomados de la ventana EXTERIOR de la Estación Espacial Internacional, tres respetados laboratorios nacionales rusos, y doce científicos con credenciales, publicaron un artículo revisado por pares en una revista que demostraba que siete tipos de formas de vida microbiana desecada, hibernada y liofilizada estaban pegadas al exterior de la nave espacial.

Pero incluso Rusia se mostró tímida. Los autores matizaron convenientemente sus conclusiones en el anuncio. Propusieron que el material biológico recogido a 400 kilómetros por encima de la superficie terrestre podía proceder de abajo -o de arriba- de la estación espacial.
La presencia del ADN de bacterias marinas y de tierra salvaje en la ISS (Estación Espacial Internacional) sugiere su posible transferencia desde la estratosfera a la ionosfera con la rama ascendente del circuito eléctrico global. Alternativamente, las bacterias de la tierra salvaje y las marinas, así como las de la ISS, podrían tener un origen espacial en última instancia. ~ T. V. Grebennikova, et al. (2018)
Pero esto es a lo que hay que poner atención:

Ocho meses después, la autora principal del artículo anunciado por Rusia, T. V. Grebennikova, y dos de los coautores originales, A.V. Syroeshkin y O.S. Tsygankov, se unieron a los compañeros de Tusk, Chandra Wickramsinghe, Ted Steele et al. en un segundo artículo revisado por pares en una revista científica.

Por el contrario, este segundo artículo era un apoyo rotundo pero breve a la verdad de que el espacio está lleno de microbios fríos.
Si se da el caso de que hay un mecanismo viable que puede elevar el polvo biológico hasta 400 km, alguna fracción de este material también escapará a la gravedad de la Tierra. En este caso se tendría una interesante demostración de panspermia inversa, la propia Tierra cargada de vida contaminando el sistema solar exterior y la galaxia más allá. Sin embargo, un fuerte argumento en contra es el hecho de que las secuencias de ADN aisladas de las muestras de la ISS no se refieren a ninguna microbiota terrestre común como las que se encuentran habitualmente en la superficie de la Tierra o en la troposfera. ~ Wickramsinghe, Grebennikova et al. (2018)
Seamos prácticos aquí y examinemos la credibilidad de los autores. Los científicos rusos me parecen el "quid de la cuestión". Estos técnicos de laboratorio y pensadores tuvieron en sus manos los materiales cósmicos reales recogidos en la estación espacial. Quizás sospechaban algo, si menos de un año después publican con Wickramasinghe et al.

En lo que respecta a esta publicación (Tusk), la verdad ha salido a la luz desde hace ya cincuenta años. Hoyle y Wickramasinghe tenían razón. Persiste el material biológico terrestre en forma "liofilizada", bien enterrado en motas de polvo cósmico millones de veces más grandes que la partícula huésped. Esta hipótesis y las confirmaciones independientes descritas socavan nuestras concepciones aristotélicas preconcebidas, desde el año 500 a.C.

(No se testearon las muestras para detectar virus en el exterior de la Estación Espacial Internacional - pero los virus ni siquiera son seres vivos. Buen Dios - si usted cree en los ovnis - sólo le queda imaginar que el Covid viene del Espacio).