Traducido por el equipo de SOTT.net en español

En una reciente reunión en línea organizada por el grupo de expertos del Atlantic Council se discutieron las formas de forzar un cambio de régimen en Bielorrusia. El grupo detalló un plan con el objetivo de sacar del poder a Aleksander Lukashenko, el actual presidente de Bielorrusia, utilizando sanciones y otros métodos de presión.
Biden Lukashenko
El Atlantic Council, con sede en Washington, está afiliado a la OTAN y recibe financiación de multimillonarios internacionales como Adrienne Arsht, de empresas mundiales como Goldman Sachs, Facebook y Google, así como de la Fundación Rockefeller y la Fundación JPMorgan Chase. Estos son sólo algunos ejemplos de su amplia financiación. En las operaciones del grupo participan algunas de las figuras más poderosas e influyentes del mundo, así como un representante de Svetlana Tikhanovskaya, principal figura de la oposición bielorrusa.

Los objetivos de la reunión virtual, titulada "Biden y Bielorrusia: una estrategia para la nueva administración", incluyen organizar el control de Washington sobre el movimiento opositor bielorruso. Además, sugieren la creación de un nuevo puesto para un organizador de alto nivel que administre y mantenga las sanciones contra Minsk, y el nombramiento de un funcionario de alto nivel que administre la ayuda a la oposición. Su agenda también hacía hincapié en reconocer la posición de Tikhanovskaya como verdadera líder de Bielorrusia y deslegitimar a Lukashenko trasladando a la recién nombrada embajadora de Estados Unidos en la capital bielorrusa de Minsk, Julie Fisher, a la capital lituana de Vilna.

El Atlantic Council también sugirió que la financiación del Congreso estadounidense para Radio Free Europe/Radio Liberty debe duplicarse siendo actualmente de 117,4 millones de dólares. El grupo también pidió que EEUU ofrezca más asesoramiento a los líderes de la oposición bielorrusa. John Herbst, antiguo embajador de Estados Unidos en Ucrania, sugirió en la reunión virtual que los líderes de la oposición bielorrusa deberían reducir las expresiones públicas sobre sus aspiraciones de que Minsk participe en los consejos de seguridad occidentales, como la OTAN, y en las estructuras económicas, como la Unión Europea, para no provocar ninguna respuesta de Moscú.

El economista Anders Åslund, que es miembro del Centro Eurasiático del Atlantic Council, también sugirió que las sanciones deberían aplicarse a las empresas de Rusia y no a las de Bielorrusia. Argumentó que si las sanciones afectan a Bielorrusia, Minsk será más dependiente de Moscú. También aconsejó a la administración Biden que sancionara a cientos de funcionarios bielorrusos, afirmando que el objetivo de las sanciones es ejercer suficiente presión sobre Bielorrusia para que Lukashenko no tenga más remedio que abandonar el poder. Åslund subrayó que en realidad se trata de un grupo de sanciones de cambio de régimen. Además, el grupo sugirió que EEUU debería aumentar su financiación de la oposición bielorrusa desde los actuales 60 hasta los 200 millones de dólares, afirmando que esta cantidad procede de los propios activistas bielorrusos.

Como dice el propio Åslund, estas medidas existen enteramente para forzar un cambio de régimen contra una nación soberana. La misión del Atlantic Council es animar y envalentonar a EEUU para que controle el movimiento de oposición bielorruso con el objetivo de derrocar a Lukashenko. Al mismo tiempo, el grupo afirma que respeta la soberanía de Bielorrusia. Sin embargo, es evidente que no respeta la soberanía ni la autodeterminación del pueblo bielorruso y simplemente quiere que la administración Biden instale a un lacayo en el poder para continuar la campaña de presión de Washington contra Rusia.

Si la administración Biden adopta las recomendaciones del Atlantic Council, esto no sólo provocaría importantes tensiones y más divisiones en Bielorrusia, sino que también aumentaría las tensiones entre Washington y Moscú, que ya son extremadamente tensas.

El Atlantic Council promueve la hegemonía occidental y un orden mundial unipolar liderado por EEUU. El grupo ocupa el séptimo lugar en la categoría de "El top de think tanks de 2020 de EEUU", y es el décimo a nivel mundial. Junto con la financiación de las personas más ricas del mundo y de las corporaciones más poderosas, el Atlantic Council ejerce una gran influencia no sólo en la OTAN, sino también en diversas estructuras de poder estadounidenses como la Casa Blanca y el Pentágono. Por esta razón, hay muchas posibilidades de que en algún momento del mandato presidencial de Biden emprenda una importante campaña de presión contra Bielorrusia con el objetivo último de aislar aún más a Rusia en Europa del Este.

Ya que el Atlantic Council intenta mantener un orden unipolar liderado por EEUU, Rusia es uno de sus principales objetivos porque el país euroasiático inhibe el dominio estadounidense sobre amplias zonas del Cáucaso, Asia Central y Europa del Este. Dado que Bielorrusia es el único Estado amigo de Rusia en Europa del Este, la destitución de Lukashenko abrirá el camino para que Rusia quede completamente aislada en la región. Biden también defiende un orden unipolar liderado por EEUU y por ello hay muchas posibilidades de que en algún momento en el futuro promulgue el programa del Atlantic Council contra Bielorrusia para atacar a Rusia.