Traducido por el equipo de SOTT.net en español

En los primeros cinco meses de 2021 se produjeron más de 240 tiroteos masivos en Estados Unidos. Según el Gun Violence Archive, que define un tiroteo masivo como aquel en el que hay cuatro o más personas heridas o muertas, sin incluir al autor. De hecho, se dice que la reciente oleada de tiroteos masivos que se ha producido en los últimos tres meses, desde que Estados Unidos "reabrió" tras la cuarentena, se dice que es una de las peores de la historia de los Estados Unidos.
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© Hadrian/Shutterstock.comUn periódico muestra a stephen Paddock, el autor del tiroteo en el Strip de Las Vegas en 2017.
Aunque ningún factor por sí solo puede explicar este amplio abanico de sucesos trágicos, un nuevo estudio sostiene que hay un factor que puede relacionarse con la mayoría de los tiradores en masa: las enfermedades psiquiátricas no tratadas ni medicadas.

Esta conclusión no es ni mucho menos definitiva: a principios de este año, otro estudio concluyó que las enfermedades mentales no son un factor en la mayoría de los tiroteos masivos. Esta última investigación, al igual que las anteriores, no es más que una instantánea de esta cuestión tan compleja que sigue sin tener una explicación completa.

Tal y como se ha publicado esta semana en el Journal of Clinical Psychopharmacology, científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford y de la Facultad de Medicina Icahn del Mount Sinai Hospital han examinado la base de datos de tiroteos masivos de Mother Jones de 1982 a 2021 -que, según afirman, es una de las bases de datos más completas sobre el tema- para llevar a cabo un estudio retrospectivo y observacional de los tiradores masivos.

Identificaron a 115 personas que habían cometido un tiroteo masivo en Estados Unidos desde 1982 hasta 2019. A partir de ahí, se centraron en 35 casos en los que el agresor sobrevivió, se sometió a un proceso penal y hubo una cantidad adecuada de información disponible.

De los 35 tiradores, 32 mostraban signos y síntomas claros que se ajustaban a los criterios científicos de diagnóstico de un trastorno psiquiátrico clínico. Dieciocho de los autores tenían esquizofrenia, mientras que 10 tenían otros diagnósticos, como trastorno bipolar, trastorno delirante, trastornos de la personalidad y trastornos relacionados con sustancias. En sólo cuatro casos no encontraron ningún diagnóstico psiquiátrico (no se disponía de suficiente información para hacer un diagnóstico en los tres casos restantes).

De los 28 agresores supervivientes con diagnóstico psiquiátrico, ninguno había recibido medicación o tratamiento antes del tiroteo.

No se trata de sugerir que las enfermedades mentales sean siempre equivalentes a la violencia o a los tiroteos masivos; la violencia es llevada a cabo principalmente por personas que no están enfermas mentalmente y la mayoría de los enfermos mentales no son violentos. Además, no indica que la enfermedad mental sea la única causa de los tiroteos masivos. La causa de los tiroteos masivos es multifacética y diversa, con diferentes explicaciones que van desde las creencias ideológicas extremas y los factores socioeconómicos hasta el fácil acceso a las armas de fuego, etc.

Sin embargo, la investigación indica cómo la mejora de los servicios de salud mental y la atención psiquiátrica tienen un potencial muy real para reducir las muertes sin sentido de los tiroteos masivos.

"Los trastornos psiquiátricos que se observan en los autores de tiroteos masivos son enfermedades cerebrales graves, tan necesitadas de un diagnóstico y un tratamiento adecuados como las enfermedades cardíacas o cualquier otra afección médica", afirmó en un comunicado de prensa el Dr. Ira D Glick, autor principal del estudio, de la Stanford University School of Medicine. "Tenemos que reducir el estigma asociado a estas enfermedades para que los pacientes puedan recibir una medicación psiquiátrica y otros tratamientos adecuados y suficientes. Al hablar realmente con los pacientes y sus allegados, tenemos la oportunidad de salvar vidas".