Traducido por el equipo de Sott.net en español

Recordamos las cosas durante más tiempo si nos tomamos descansos durante el aprendizaje, lo que se conoce como el efecto espaciador. Los científicos del Max Planck Institute of Neurobiology han logrado profundizar en la base neuronal de este fenómeno en ratones.
Learning
© MPI of Neurobiology / KuhlLos intervalos más largos entre los eventos de aprendizaje mejoran la memoria y conducen a patrones de activación más robustos en el cerebro.
Con intervalos más largos entre las repeticiones del aprendizaje, los ratones reutilizan más las mismas neuronas que antes, en lugar de activar otras diferentes. Posiblemente, esto permite que las conexiones neuronales se fortalezcan con cada evento de aprendizaje, de manera que el conocimiento se almacena durante más tiempo.

A muchos de nosotros nos ha pasado lo siguiente: el día antes de un examen, intentamos meter en nuestro cerebro una gran cantidad de información. Pero con la misma rapidez con la que la adquirimos, los conocimientos que hemos adquirido con tanto esfuerzo vuelven a desaparecer. La buena noticia es que podemos contrarrestar este olvido. Si ampliamos los intervalos de tiempo entre los distintos eventos de aprendizaje, retendremos los conocimientos durante más tiempo.

Pero, ¿qué ocurre en el cerebro durante el efecto espaciador, y por qué hacer descansos es tan beneficioso para nuestra memoria? En general, se cree que durante el aprendizaje, las neuronas se activan y forman nuevas conexiones. De este modo, el conocimiento aprendido se almacena y puede recuperarse reactivando el mismo conjunto de neuronas. Sin embargo, todavía sabemos muy poco sobre cómo las pausas influyen positivamente en este proceso, a pesar de que el efecto de espaciamiento se describió hace más de un siglo y se produce en casi todos los animales.

Aprendiendo en un laberinto

Annet Glas y Pieter Goltstein, neurobiólogos del equipo de Mark Hübener y Tobias Bonhoeffer, investigaron este fenómeno en ratones. Para ello, los animales tenían que recordar la posición de un trozo de chocolate escondido en un laberinto. En tres ocasiones consecutivas, se les permitió explorar el laberinto y encontrar su recompensa, incluyendo pausas de distinta duración. "Los ratones que fueron entrenados con los intervalos más largos entre las fases de aprendizaje no fueron capaces de recordar la posición del chocolate tan rápidamente", explica Annet Glas. "Pero al día siguiente, cuanto más largas eran las pausas, mejor era la memoria de los ratones".

Durante la prueba del laberinto, los investigadores midieron además la actividad de las neuronas de la corteza prefrontal. Esta región del cerebro es de especial interés para los procesos de aprendizaje, ya que es conocida por su papel en las tareas de pensamiento complejo. Así, los científicos demostraron que la inactivación del córtex prefrontal perjudicaba el rendimiento de los ratones en el laberinto.

"Si tres fases de aprendizaje se suceden muy rápidamente, intuitivamente esperábamos que se activaran las mismas neuronas", afirma Pieter Goltstein. "Al fin y al cabo, se trata del mismo experimento con la misma información. Sin embargo, tras una larga pausa, sería concebible que el cerebro interpretara la siguiente fase de aprendizaje como un nuevo evento y lo procesara con neuronas diferentes." Sin embargo, los investigadores descubrieron exactamente lo contrario cuando compararon la actividad neuronal durante las distintas fases de aprendizaje. Tras las pausas cortas, el patrón de activación en el cerebro fluctuaba más que en las pausas largas: En las fases de aprendizaje rápidas y sucesivas, los ratones activaban sobre todo neuronas diferentes. Al hacer pausas más largas, las mismas neuronas activas durante la primera fase de aprendizaje se volvieron a utilizar más tarde.

La memoria se beneficia de las pausas más largas

Reactivar las mismas neuronas podría permitir al cerebro reforzar las conexiones entre estas células en cada fase de aprendizaje: no es necesario empezar de cero y establecer los contactos primero. "Por eso creemos que la memoria se beneficia de pausas más largas", dice Pieter Goltstein.

Así, después de más de un siglo, el estudio proporciona los primeros conocimientos sobre los procesos neuronales que explican el efecto positivo de las pausas de aprendizaje. Con el aprendizaje espaciado, puede que alcancemos nuestro objetivo más lentamente, pero nos beneficiamos de nuestros conocimientos durante mucho más tiempo. Esperemos que no lo hayamos olvidado para el próximo examen.