El Wilayat Khorasan es una célula del ISIS, conocida como ISIS-K (proscrito en Rusia al igual que Talibán), y opera como una filial entre Afganistán y Pakistán. Varios expertos coinciden en que la relación de este grupo con los talibanes no es nada amistosa, ya que sus objetivos son diferentes y compiten entre ellos.
Afganistan
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El ISIS-K fue fundado en 2015 por exmiembros de los talibanes paquistaníes, los talibanes afganos y el Movimiento Islámico de Uzbekistán, pero con el tiempo ha sido capaz de atraer a más miembros y aprovechar la experiencia de estos para usarla en contra de los grupos a los que pertenecían.

Así este grupo comenzó a consolidarse en los territorios de la frontera noreste de Afganistán con Pakistán y el sitio del antiguo bastión de Al Qaeda. Con esta posición territorial estratégica, lograron recolectar suministros y más reclutas. Todo esto financiado desde su sede ISIS en Irak y Siria.

ISIS-K se atribuyó los actos terroristas perpetrados en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul, desde donde EEUU y sus aliados de la OTAN realizaban la evacuación de sus tropas y colaboradores afganos. Al menos 13 soldados estadounidenses perdieron la vida en las explosiones, ¿pero qué gana ISIS al entorpecer más la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán?

El experto Kirill Krivoshéyev indicó que el grupo representa una amenaza, ya que a pesar de que EEUU y los talibanes conocían sobre los atentados que planeaban los miembros de ISIS-K cerca del aeropuerto, no fueron capaces de evitarlo.

Según recoge Current Time, esto se debe a que los talibanes y los miembros del ISIS son muy diferentes ideológicamente porque tienen una corriente diferente de la religión y la tradición islámica y solo los musulmanes pueden notar las grandes diferencias que existen entre ellos.

Si bien la cooperación directa a niveles de líderes es prácticamente imposible, el experto considera que no es un problema obtener información de los desertores o traidores, por lo que no se descarta que esa haya sido la razón por la que los talibanes estaban al tanto de los actos terroristas que planeaba ISIS-K cerca del aeropuerto.


"Públicamente, los talibanes siempre han dicho que están compitiendo. Y de hecho, el mismo Kenneth Franklin McKenzie, jefe del Mando Central de EEUU [CENTCOM], decía: 'Compartimos información con los talibanes sobre estos atentados y tratamos de prevenirlos juntos', e incluso supuestamente los talibanes impidieron algunos atentados, entonces esperemos lo mejor en este caso, que después de todo los talibanes no cooperen realmente con el ISIS y no los ayuden, no los alberguen", señaló Krivoshéyev.

Agregó que a su parecer sería muy extraño que los talibanes ahora que están en plan de establecer relaciones con el mundo entren en relaciones amistosas con el ISIS porque recuerdan su triste experiencia de los años 90 y como el mundo los rechazó.

Según Krivoshéyev, aunque el principal objetivo del ISIS-K es desestabilizar, crear caos e ingobernabilidad en Afganistán, es poco probable que se produzca una guerra por la fuerza de la célula de ISIS que acoge a unos 1.500 a 2.000 miembros dispersos.

Por su parte, otros expertos consultados por The Conversation coinciden en que no hay que subestimar la cantidad de miembros del ISIS-K, ya que están en constante búsqueda de disidentes, combatientes yihadistas veteranos o poblaciones jóvenes de las zonas urbanas. Su estrategia general consiste en establecimiento de un puente central para que el ISIS consolide su llamado califato hasta Asia Central y del Sur convirtiéndose en la principal organización yihadista de la región.
"Si el grupo es capaz de reconstituir algún nivel de control territorial a largo plazo y reclutar más combatientes, lo más probable es que esté preparado para regresar y plantear amenazas a nivel nacional, regional e internacional", concluyeron los expertos.