Traducido al español por el equipo de Sott.net

Si alguna vez hubo un hombre que mostrara en su rostro la maldad de su mente, ese fue Zbigniew Brzezinski, el asesor de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter cuando se tramó el complot de Estados Unidos para iniciar la guerra contra la Unión Soviética en el frente afgano en 1979. "Ahora podemos atraer a los rusos a la trampa afgana", escribió a Carter en una nota secreta de febrero de 1979.
Brzezinski Carter
© desconocidoZbigniew Brzezinski • Jimmy Carter
En julio de ese año siguió con la directiva que Carter firmó en secreto para suministrar armas a los muyahidines "para inducir una intervención militar soviética". En diciembre de 1979, Brzezinski le dijo a Carter: "no debemos ser demasiado optimistas respecto a que Afganistán se convierta en un Vietnam soviético". Más tarde solía jactarse de que ésa había sido precisamente su intención y también su mayor logro.

Los labios de Brzezinski están sellados ahora porque lleva cuatro años muerto.

Carter sigue vivo. En 1979 mantuvo en secreto el mal que tenía en su mente tras la sonrisa de su rostro. Sus labios están sellados ahora, desde que comenzó la retirada de Afganistán por parte del ejército estadounidense, y tras la derrota del mes pasado en Kabul. La prensa estadounidense dominante no informa de que hayan pedido a Carter que haga comentarios, ni de que se haya negado. Ni siquiera los investigadores de los medios alternativos lo han perseguido.

Pero ya está claro lo que piensa Carter. Cree que consiguió una de las grandes victorias estratégicas del mundo; está descontento porque nunca ha recibido el crédito público que cree que merece. En palabras de uno de los hombres de la CIA a cargo de las operaciones en Afganistán en 1979, la estrategia de Carter fue librar la "lucha [contra] los soviéticos que pasó a ganar la batalla final y decisiva de la Guerra Fría".

Un nuevo libro de Paul Fitzgerald y Elizabeth Gould recién publicado abre la historia de lo que Brzezinski y Carter hicieron realmente para iniciar la guerra de Estados Unidos en Afganistán, empezando por el asesinato de Adolph Dubs, embajador de Estados Unidos en Kabul, el 14 de febrero de 1979. Su asesinato con cuatro disparos de pistola en la cabeza en una habitación de hotel de Kabul, concluye el libro, fue parte del complot de la Casa Blanca.

"Algunos estadounidenses no identificados afirmaron que los soviéticos querían quitar a Dubs de en medio para poder preparar su invasión", informan Fitzgerald y Gould. Continúan nombrando a los estadounidenses, uno de ellos un agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA) en Kabul, otro un agente de la CIA.
"Pero los soviéticos se llevaban bien con Dubs porque no era un rusófobo antisoviético como Brzezinski. También había muchas pruebas que demostraban que los soviéticos no querían invadir. Se pusieron en contacto con la embajada de Estados Unidos durante todo el verano de 1979 para intentar evitarlo. Y además, las reglas del juego hacían que los embajadores fueran prácticamente intocables. Matar a uno no tenía ninguna ventaja, y sí una gran desventaja".
El asesinato de Dubs, argumentan Fitzgerald y Gould,
"condujo a la invasión soviética nueve meses después... ¿Quién mataría a un embajador? No una superpotencia rival que intentaba que el Congreso estadounidense firmara un acuerdo de armas nucleares que necesitaba desesperadamente. Y ciertamente no un país del tercer mundo desesperado por la ayuda y el reconocimiento de Estados Unidos. Sólo alguien que intenta provocar una retribución. ¿Y quién querría esa retribución? Zbigniew Brzezinski. Brzezinski culpó a los rusos, pero entonces Brzezinski siempre culpó a los rusos... Si no hubiera sido por el asesinato de Dubs nunca habría habido una invasión soviética".
Fitzgerald y Gould son un equipo de marido y mujer de Massachusetts que ha estado investigando e informando sobre la guerra de Afganistán desde que negociaron su primer viaje de filmación a Kabul en mayo de 1981; luego el segundo en mayo de 1983. Su libro, Valediction, tres noches de Desmond, lo llaman "memorias noveladas"; léalo aquí. No está claro qué significa "novelado".

Además de las pruebas de lo que descubrieron hace años y desde entonces, Fitzgerald y Gould también registran los intentos de suprimir y borrar su historia por la CBS, la ABC y la PBS (los principales medios de comunicación de televisión estadounidenses) y por periódicos como el New York Times, el Washington Post, el Boston Globe y el Christian Science Monitor.

"¿Cómo es posible que una persona pueda llevar una vida normal sabiendo estas cosas?", se preguntaban. "No podrían", responde el libro. Cuando descubrieron que habían sido manipulados, subvertidos y convencidos de mentiras, empezando por la Casa Blanca y extendiéndose por toda la prensa estadounidense, a Fitzgerald y a Gould les resultó algo chocante. El problema, reconocen también, será el mismo para los lectores del libro. Su respuesta a eso: "'Todo está en marcha, lo sepamos o no. Prefiero saberlo', dijo [Gould]".
book Gould Fitzgerald Harrison
© desconocidoValediction, tres noches de Desmond • Elizabeth Gould y Paul Fitzgerald • Selig Harrison
El único otro reportero que conocía la historia completa, al que el propio Dubs le había contado la historia de las mentiras e intrigas de Brzezinski, era Selig Harrison. Había sido corresponsal en el extranjero del Washington Post hasta 1972, cuando se retiró del trabajo de campo para convertirse en un investigador de laboratorios de ideas con sede en Washington. Harrison murió en diciembre de 2016.

Su libro con el negociador de las Naciones Unidas en Afganistán, Diego Cordovez, Fuera de Afganistán: La historia interna de la retirada soviética, publicado en 1995, es la historia que complementa esta nueva. Revela cómo los sucesores de Brzezinski y Carter en Washington intentaron detener la retirada soviética de Afganistán y sabotearon activamente cada ronda y cada término de las negociaciones de paz y retirada con Moscú. Lea ese libro aquí.

Fitzgerald entrevistó a Harrison en Washington en agosto de 1982, y recoge ahora lo que Harrison dijo entonces.
"'Dubs llegó con una misión', nos dijo. 'Acercar al líder afgano Hafizullah Amin al lado americano y mantener a los rusos fuera'. Es una verdadera lástima que lo hayamos perdido [a Dubs]. Estaba especialmente cualificado: era uno de los pocos estadounidenses con una visión matizada de los soviéticos... Había pasado años en la embajada de Estados Unidos en Moscú desarrollando relaciones con sus homólogos soviéticos. Quería que todo el mundo supiera que la desestabilización induciría una invasión y se oponía rotundamente a los complots antisoviéticos de Brzezinski".

Pero, ¿cómo fue eso con los neoconservadores?

No muy bien', dijo [Harrison]. Brzezinski pensaba que todo era una tontería. Vio la invasión soviética como una gran reivindicación de su punto de vista'.

Así que, en cierto sentido, Brzezinski quería provocar la invasión de los soviéticos'.

No quiero decir eso, pero es lo que creo. Brzezinski y Dubs trabajaban con propósitos cruzados a finales de 1978 y principios de 1979. Dubs trató de ir a lo seguro encargando un trabajo de investigación sobre la posibilidad de provocar una invasión soviética antes de irse. Pero nadie lo tomó en serio".
Harrison reveló a Fitzgerald que Dubs se había reunido catorce veces en secreto con el presidente afgano Amin, antes de que fuera asesinado. Dubs había mantenido las reuniones en secreto ante Brzezinski, Carter y también ante los agentes de la CIA en la embajada de Kabul.

De nuevo Harrison:
"'[Dubs] salió [a Kabul] con una concepción muy sofisticada de lo que iba a hacer, que era tratar de convertir a Amin en una especie de Tito, es decir, desvincularlo. Dubs sabía lo sutil que tenía que ser la operación. No se hacía ilusiones de que pudiera hacerse rápidamente. Seguiría estando muy cerca de los rusos, pero tendría más libertad de acción y sería suficiente para que fuera seguro desde nuestro punto de vista. Se reunió con Amin catorce veces y rápidamente comprendió que no era un comunista leal. Incluso se jactó de que los soviéticos le necesitaban más que él a ellos. Pero el truco consistiría en mantener una puerta trasera abierta a la influencia norteamericana sin provocar las contramedidas soviéticas".

¿Cómo funcionó eso con los soviéticos? preguntó [Fitzgerald].

'Estaban muy alarmados porque pensaban que Amin podría ser un agente de la CIA. Y Brzezinski estaba promoviendo activamente una agresiva política antisoviética afgana encubierta sin que el Departamento de Estado supiera mucho de ello. Así que era extremadamente peligroso', añadió Harrison. El análisis de Harrison confirmó nuestra sospecha. El asunto de Afganistán no se originó en Moscú; se originó en Washington y probablemente fue provocado por Brzezinski".
Las pruebas forenses en la escena del asesinato de Dubs, la autopsia en Washington y los registros posteriores de testigos y archivos, se reexaminan cuidadosamente. Según Fitzgerald y Gould, las pruebas de la implicación soviética a las que se aferraron Brzezinski, Carter y todo el cuerpo de prensa estadounidense fueron totalmente inventadas. Fitzgerald y Gould presentan las pruebas de un elaborado complot relacionado con la heroína por parte de Amin, su policía y sus hombres de seguridad, y algunos de sus aliados tribales regionales, con el conocimiento del agente jefe antinarcóticos estadounidense en Kabul, Harold (Doug) Wankel. El policía afgano que creen que disparó a Dubs con su pistola está muerto. Wankel sigue vivo.
Wanker Dubs
© unknownHarold Wankel • Embajador Dubs
Harold (Doug) Wankel, exjefe de operaciones de la Administración para el Control de Drogas, exjefe de inteligencia de la Administración para el Control de Drogas y exdirector de la Oficina de Lucha contra Estupefacientes de la Embajada de Estados Unidos en Kabul (2004-2007).

Embajador Adolph (Spike) Dubs.
Warren Marik, el agente de la CIA que estaba en la escena con Wankel según el nuevo libro, no ha sido fotografiado en público. Marik ha dejado constancia de su experiencia en asesinatos registrada. Los funcionarios estadounidenses implicados en una u otra parte del complot para abrir el frente de guerra afgano contra el Kremlin son nombrados en el libro. Entre ellos están Paul Nitze, Richard Pipes, Richard Perle, Theodore Eliot, George Griffin y Warren Marik. También se mencionan, a medida que la trama se complica, los funcionarios de inteligencia británicos y franceses de la época.

Fitzgerald y Gould también documentan su experiencia directa de las mentiras, la ocultación, la falsificación de películas e impresos y las operaciones de propaganda del gobierno estadounidense por parte de los principales reporteros estadounidenses de la época.

EL EQUIPO DE PROPAGANDA DE LA CBS
Larkin Rather Wallace
© CBSPeter Larkin • Dan Rather • Mike Wallace
Izquierda: Peter Larkin, productor de la CBS supervisando el viaje de Fitzgerald a Kabul en 1981. Ya fallecido, el obituario de Larkin incluye esta nota de su orgullo profesional: "Un momento de orgullo fue cuando, al conversar con los asistentes de Air France, confundieron a Peter con un francés de nacimiento".

Centro: El corresponsal y presentador de la CBS, Dan Rather, con su traje de "Gunga Din" como luchador por la libertad afgano.

Derecha: Mike Wallace, presentador de CBS Sixty Minutes y fabricante de mentiras sobre Rusia.

EL EQUIPO DE PROPAGANDA DEL NEW YORK TIMES

Gelb Szulc Trumbull
© desconocidoLeslie Gelb - Tad Szulc - Robert Trumbull, autor del primer artículo del New York Times que culpaba a los soviéticos de la muerte de Dubs, febrero de 1979.
A partir de la página 167 del libro, Fitzgerald y Gould presentan a una fuente que se identifica como Desmond Fitzmaurice, un comerciante de antigüedades al que Fitzgerald dice haber conocido en la terraza del Hotel Kabul en mayo de 1983. Este angloirlandés parlanchín parece padecer una enfermedad que ha infectado al pueblo irlandés y a quienes lo escuchan durante siglos: su nombre clínico es blarney. "Había llegado a un lugar... donde ya no podía discernir si estaba despierto o en un sueño", reconoce Fitzgerald en la página 169. Los lectores que valoren el logro del libro deberían seguirle hasta ahí, pero no necesitan ir más allá.

La prueba independiente del libro, y de lo que Harrison ocultó hace casi cuarenta años, puede encontrarse en dos lugares. El primero es probable que nunca se abra; es la memoria de Carter y sus documentos personales.
Putin shake hands
El segundo se encuentra en los archivos del KGB, la agencia de inteligencia militar y el Estado Mayor soviético, y del Ministerio de Asuntos Exteriores soviético. Por el momento, no han sido divulgados ni informados en Rusia, aunque en sus celebraciones habituales del aniversario de la retirada soviética de Afganistán del 15 de febrero de 1989, el presidente Vladimir Putin ha identificado el cumplimiento del Ejército de "su deber y la defensa de los intereses de la Patria, demostrando una profesionalidad suprema, un valor y una fortaleza de ánimo sin parangón."

El complot Brzezinski-Carter, incluida la verdad de la muerte de Dubs, seguirá teniendo éxito si no se cree en la revelación de los registros rusos, porque son rusos. El complot volverá a fracasar por ese motivo, como acaba de ocurrir.