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Los residentes de una urbanización de protección oficial en Londres se rieron cuando la policía pidió por televisión a los padres que llamaran a sus hijos y ayudaran a controlar a los jóvenes que saquearon y quemaron los alrededores de la ciudad.

No sólo algunos de esos padres estaban en los disturbios, sino que muchos de los que participaban no eran los delincuentes juveniles encapuchados a los que muchos han culpado de las peores revueltas que ha visto Reino Unido en décadas.

"Algunos de los padres estaban allí. Para algunos padres no fue una gran sorpresa que sus hijos estuvieran allí. Han pasado por esto toda su vida", comentó un hombre afrocaribeño, de 22 años y que se identificó como "L", expresando la frustración y la ira que sienten padres y jóvenes sobre las crecientes desigualdades de riqueza y oportunidades.

"Hoy estaba en el tren con mi ropa y mis zapatos de trabajo", indicó. "El hombre a mi lado estaba diciendo que todos los que hubieran estado en las protestas deberían ser gaseados. El nunca habría adivinado que yo estaba allí, que participé", agregó.

"L" estaba sentado en la entrada de una urbanización estatal en Hackney, uno de los barrios de Londres que sufrió más destrucción y violencia en tres días de disturbios que golpearon a la capital británica tras la muerte de un hombre afrocaribeño en un tiroteo con la policía.

A su lado había otros jóvenes, sentados en un muro frente a los monótonos pisos típicos de la viviendas protegidas donde viven muchos de los pobres británicos.

Un hombre sostenía un cigarrillo de marihuana, otro daba vueltas en una bicicleta con la capucha cubriéndole el rostro, un estereotipo al que se ha culpado de buena parte de la violencia.

"No eran los típicos matones ahí fuera. Era gente trabajadora, gente enfadada. Han subido los tipos, recortado los beneficios por hijos. Simplemente todo el mundo lo usó como una oportunidad para desahogarse", dijo "L", refiriéndose a las medidas de austeridad del Gobierno, y que los pobres afirman que les han golpeado con más fuerza.

Las declaraciones de testigos y las imágenes de los medios apoyan su versión. Afrocaribeños, asiáticos, blancos y otros grupos de distintas edades participaron en los disturbios que se extendieron por Londres y a las ciudades de Liverpool, Manchester, Bristol y Birmingham.

Los políticos y la policía han descrito los disturbios como pura delincuencia, con jóvenes vaciando tiendas en lo que parecían ataques dirigidos.

Algunos comentaristas sociales, sin embargo, señalan a los drásticos recortes de servicios públicos y un alto desempleo que se han cebado especialmente en las comunidades pobres y con menos ventajas.

Los altercados han provocado un debate sobre la ley y el orden y la división social en el Reino Unido moderno, en el que muchos intentan tan sólo identificar a los que participaron en los disturbios y saqueos y peleas con la policía en Londres y otras ciudades.

Los grandes medios británicos se han centrado en el estereotipo de los jóvenes violentos, desempleados y encapuchados como culpables.

Entre los muchos detenidos que mantuvieron ocupado a un tribunal de Londres durante la noche había un diseñador gráfico, un estudiante de licenciatura y alguien a punto de unirse al Ejército.

Odio a la policía

En un día normal en la urbanización de Hackney, los jóvenes, que salvo "L" están en paro, se reúnen y pasan el tiempo con cuidado de evitar a la policía, a los que muchos se refieren como los "Feds", un término derivado de los agentes federales estadounidenses.

"Si no trabajas, te enteras de qué están haciendo tus amigos. Sólo estamos socializando, por lo general".

"Nos mantenemos fuera de la vista de la policía que quiere meterse en nuestros asuntos", dijo Ariom, de 23 años, vestido con pantalones amplios y con trenzas en el pelo.

Los jóvenes estaban sentados dentro del campo de visión de una cámara de vigilancia instalada hace poco a la entrada de la urbanización. Al pasar un coche de policía, todas las cabezas se volvieron a mirarlo.

"Estos chicos negros están simplemente sentados, pasan los Feds, (hay) algo de acoso, tienen un poco de hierba. Yo solía trabajar con delincuentes juveniles, y me dolía ver las maneras de la policía", comentó Michelle, de 40 años.

"Mi hijo tiene 12 años y ya sabe que la policía no trabaja para la gente negra", añadió.

El odio a la policía es un tema recurrente en Hackney.

"L", que volvía de trabajar con una camisa blanca, zapatos elegantes y pantalones y corbata negros, indicó que aun así le para la policía, pese a sus esfuerzos por integrarse en la sociedad.

El joven prefirió no describir su trabajo. Todos los entrevistados en Hackney eran reacios a dar detalles que pudieran permitir que la policía les identificara.

"Esta supuesta ley y orden es deshonesta. A mí me paran y me registran. A ti no. Deberían decir simplemente 'te paro porque eres negro'", dijo "L", levantándose y alzando la voz.

"Si les preguntas a los jóvenes, van a decir que tienen los mismos sueños que la clase media. Las mismas oportunidades, un trabajo decente, un alto nivel de vida. Conozco muchachos que venden drogas y quieren empezar su propio negocio legal", añadió.