Traducido en español por el equipo de sott.net

El modelo de máquina es una metáfora omnipresente en la ciencia desde hace 200 años. ¿Qué es lo que la convierte en un modelo tan atractivo y cómo alimenta nuestras fantasías transhumanas?

somos máquinas?
El capítulo 12 del libro de Iain McGilchrist, 'The Matter With Things', desmiente con elegancia el mito de un mundo vivo y orgánico asemejándose a una máquina. Apoyándose en muchos ejemplos del comportamiento totalmente no mecánico, McGilchrist desmantela por completo la noción de organismos como nosotros, o células individuales, como algo parecido a una máquina. La segunda mitad del capítulo aborda las razones por las que el modelo de máquina ha sido tan generalizado en nuestra percepción general.

Creo que esta toma de conciencia es importante para todos, ya que algunos se esfuerzan por un futuro transhumano y tratan de convencernos de sus beneficios. La agenda transhumanista1 de casar a los humanos con máquinas solo tiene sentido si los humanos son considerados como un tipo de 'máquina', y la computadora/hardware como otro tipo de máquina susceptible de integrarse a la perfección. No tengo ninguna duda de su utilidad en ciertos casos (me vienen a la mente las extremidades artificiales), pero dudo de su sabiduría cuando se intenta 'evolucionar' a la raza humana como un híbrido humano/máquina (un cyborg2). La otra parte del sueño transhumanista es la edición de genes y la manipulación de nuestro genoma para su "mejora", para luchar contra las enfermedades y la cuestión de la longevidad. Suenan como actividades nobles pero conceptualizan el ADN como si fuera un programa de computadora y, como vamos a explorarlo, resulta mucho más ajeno y complejo que eso.

Pero aparte del transhumanismo, el uso de un modelo para conceptualizar una realidad muy diferente al modelo impone severos límites además de forzar un sesgo malsano. Las máquinas están diseñadas de abajo hacia arriba para un propósito. La utilidad es fundamental. El rendimiento, la productividad, el servicio, todo es fundamental para el modelo. Como veremos más adelante, el mundo de los vivos, lo orgánico, es muy diferente a una utilidad, a una máquina, y debe conceptualizarse de manera completamente diferente. Un humano tiene más en común con un río que con un robot.

¿Cómo es que la biología no es como una máquina?

El hemisferio izquierdo tiene afinidad con la metáfora de la máquina porque las máquinas están hechas de partes discretas, no tienen vida, tienen utilidad y pueden manipular y controlarse, todos ellos siendo aspectos del mundo abstracto priorizado por el hemisferio izquierdo. El uso del modelo de la máquina para explicar el mundo ha alcanzado mucho éxito durante aproximadamente 200 años, y por una buena razón. Este modelo ha permitido que el hemisferio izquierdo domine en los reinos de la ciencia además de facilitar increíbles poderes manipulativos. Hemos logrado crear tecnologías y manipular el mundo como nunca antes por haber sido capaces de conceptualizarlo todo como una máquina, y emular o sintetizar las cosas partiendo de esta comprensión. Esto sigue en vigor hoy mismo cuando emulamos los aspectos mecánicos del cerebro (o más bien los que definimos como mecánicos) en redes neuronales artificiales para impulsar la inteligencia artificial o editar genes para mejorar las "máquinas" biológicas como si se actualizara un sistema operativo en un ordenador. La metáfora es defectuosa, como discutiremos más adelante, sin embargo ha sido fundamental como ayuda en la conceptualización de las cosas orgánicas en aras de la manipulación.

En las ciencias biológicas, el modelo de máquina ha sido el paradigma dominante a lo largo de la modernidad, e incluso cuando la física abandonó el modelo de máquina debido a la 'mecánica' cuántica3, la biología persistió con la metáfora de las máquinas y los procesos mecánicos ('mecanismo' de partes unidas en una relación de causa y efecto). De hecho, la idea de seres vivos como máquinas está tan arraigada que parece muy extraño pensar en ello como cualquier otra cosa diferente; tal ha sido el dominio del pensamiento del hemisferio izquierdo en esta área. La biología, al parecer, se ha aferrado al modelo mecanicista newtoniano ignorando el avance de la física. El científico cognitivo, Donald Hoffman, comenta:
No solo ignoran el progreso en la física fundamental, sino que a menudo son explícitos al respecto. Dirán abiertamente que la física cuántica no es relevante para los aspectos de la función cerebral, que están causalmente involucrados en la conciencia... No se aprovechan de los increíbles conocimientos y avances realizados por la física. Esas ideas están disponibles para que las usemos y, sin embargo, mi campo de investigación dice así: 'Nos quedaremos con Newton, gracias. Nos quedaremos con 300 años de retraso en nuestra física.'... No creo que seamos máquinas... Como el realista que soy, postulo las experiencias conscientes como primitivos ontológicos, los ingredientes más básicos del mundo. Afirmo que las experiencias son de vital importancia. Las experiencias de la vida cotidiana, la verdadera sensación de dolor de cabeza, el verdadero sabor a chocolate, esa es realmente la naturaleza última de la realidad. (Hoffmann, 2016)
El hemisferio izquierdo, por sí solo, confundirá la metáfora con la realidad ya que el hemisferio izquierdo se ocupa de la abstracción, la teoría, y la representación, sin tener en cuenta la cosa o el proceso real. La metáfora puede ser útil hasta cierto punto, de hecho lo fue como hemos dicho, pero nos encontramos ante un error cuando se vuelve dogmática, cuando la metáfora se confunde con la realidad: el mundo observado se ve obligado a conformarse con la metáfora para darle sentido a las cosas. La biología se ocupa de máquinas vivientes pero cuando el biólogo se pone a analizar "códigos" y partículas cumpliendo el papel del ingeniero cuya convicción es la reducción de cualquier cosa a pedacitos para acercarle a la comprensión última, entonces eso es la señal de haberse perdido el sentido de la fluidez e interconexión presente en todo lo que alberga vida. Al parecer, todo en la biología se traduce por "mecanismos", pero al mismo tiempo el organismo es explicado en un lenguaje incompatible con los procesos mecanicistas.
Sin duda, algunos pretenderán que ese lenguaje solo es un façon de parler, como cuando digo que el motor de mi automóvil 'se afana laboriosamente' o que 'lucha' para subir por la colina en tercera marcha. Pero esa no es una respuesta adecuada a la absoluta ubicuidad, el alcance y la inexorabilidad de tal lenguaje o, más significativamente, a la naturaleza de la realidad de los fenómenos. (McGilchrist, 2021, pág. 433)
McGilchrist continúa sugiriendo la existencia de seis características del lenguaje utilizadas por los biólogos para describir lo que observan, las cuales no se originan en absoluto en la metáfora de la máquina. "Referencias a (1) procesos activamente coordinados, (2) que expresan un sentido de totalidad , (3) inextricablemente vinculados con valores, (4) significado y (5) propósito , cada uno de los cuales conduce por separado y en su conjunto, al fenómeno de ( 6) autorrealización ." (McGilchrist, 2021, pág. 434)

Es obvio que algo sucede en la biología que sobrepasa ampliamente el modelo de máquina, el lenguaje que acabamos de describir lo delata. El neuropsiquiatra Dr. Jon Lieff escribe en su libro, El lenguaje secreto de las células, sobre las increíbles conversaciones y la coordinación entre células que determinan todos los aspectos de la biología. Las respuestas adaptativas y espontáneamente creativas de las células revelan una sabiduría muy diferente, dicho sea de paso, a la de mi televisor 'inteligente' o mi MacBook Pro. Células como las células T del sistema inmunitario pueden 'pensar sobre la marcha', por así decirlo, en situaciones que requieren la coordinación de muchas otras células, incluidas las neuronas, afin de manejar un ataque de manera inteligente, - respondiendo a la novedad de una manera que aparentemente no está preprogramado. Como resume el Dr. Thomas Verny en su discusión sobre las células, "podemos concluir que las células de nuestro cuerpo son realmente inteligentes y, como tales, forman un sustrato esencial y necesario de la mente encarnada". (Verny, 2021, pág. 72)

Barbara McClintock, fundadora de la citogenética, en su discurso de aceptación del Premio Nobel en 1984 aludió a cosas similares sobre el mundo celular:
Debe estar presente algún mecanismo de detección... para alertar a la célula del peligro inminente... la conclusión parece ineludible de que las células advierten la presencia en sus núcleos de aquellos cromosomas presentando una ruptura en sus extremos y que luego activan un mecanismo para juntar y luego unir estos extremos, unos con otros... Los dispositivos de detección y las señales iniciando estos ajustes quedan fuera de nuestra capacidad actual de comprensión. Un objetivo para el futuro sería determinar el alcance del conocimiento que la célula tiene de sí misma y cómo recurre a este conocimiento de manera 'reflexiva' ante el desafío... Sin embargo, ignoramos la manera en que la célula detecta el peligro y sus respuestas, las cuales suelen ser verdaderamente notables. (McClintock, 1984, págs. 749, 798, 801)
Sin embargo, el modelo de máquina persiste y se inculca a niños, a científicos y al público en general, de tal manera que cualquier otra concepción no es más que una herejía.

Los organismos no son máquinas

Richard Dawkins, en su libro El gen egoísta, describe a los organismos como "máquinas de supervivencia: vehículos robóticos programados ciegamente para preservar las moléculas egoístas conocidas como genes". La metáfora informática de la "programación" genética es omnipresente en los campos de la biología, dando la impresión de que el genoma contiene el plan maestro arquitectónico del cuerpo. Pero este no es el caso. Los genes no 'hacen' la mayoría de las cosas que les atribuimos:
Se dice que los genes se 'replican a sí mismos', que participan en la 'acción génica', 'fabricando' proteínas, que se 'encienden' o 'apagan' mediante el ADN 'regulador'. Pero nada de esto es cierto... El ADN se encuentra entre las moléculas orgánicas más inertes y no reactivas. (Lewontin, 2000, págs. xii-xiii)
Los sistemas biológicos no son máquinas - McGilchrist detalla 8 puntos de interés.

1. Encendido-apagado
...una máquina es estática hasta que se enciende y podemos apagarla sin que deje de existir. Los organismos... al igual que las cascadas o los tornados, no tienen un interruptor de apagado. La existencia misma de un organismo es, de principio a fin, un flujo incesante de materia y energía. Si se detuviera, aunque sea por un instante, la muerte sería inmediata. (McGilchrist, 2021, pág. 443)
Igual que todas las cosas que existen en movimiento, su misma naturaleza dinámica, como el fuego, no puede ser interrumpida y la entidad continúa existiendo. Me pregunto, al igual que McGilchrist, si lo que hacemos en anatomía como la disección de formas vivas en pedacitos anatómicos niega la importancia de la fluidez y las relaciones presentes en lo que está vivo. En biología las entidades vivientes se van transformando debido a su continua actividad. La máquina, por otro lado, debe construirse antes de ponerse en marcha: la cosa y sus partes tienen prioridad sobre el proceso y, por lo tanto, es una metáfora pobre, por no decir completamente engañosa con respecto a las entidades vivientes.

En cuanto a los seres vivos, tal vez deberían llamarse vivos en estado de transformación... son lo que hacen, y nacen a través de su mismo movimiento. En esto son como arroyos en su fluir. Su ser, su forma, su devenir, es su movimiento; y su movimiento es su ser. (McGilchrist, 2021, pág. 443)

2. Movimiento vs estasis


Una computadora sin energía sobre cualquier escritorio está en un estado de equilibrio dinámico. Cuando se conecta la energía, los componentes estáticos se animan de ciertas maneras, transmitiendo energía en cadenas lineales a otros componentes hasta que la energía es desconectada otra vez para volver así a su estado estático. Sin embargo, un organismo es sujeto a estados de cambio continuo por el intercambio de materia durante el metabolismo (del griego metabole que significa "cambio"), el flujo constante de moléculas que lo atraviesan y la actividad electroquímica continua. Lo que necesita de una explicación es cómo el organismo se mantiene estable dado la fluidez de su naturaleza. El cuerpo humano se compone de unos 37,2 billones de células, cada una de ellas con muchos millones de reacciones por segundo dentro de complejos sistemas de retroalimentación con las demás células. Este flujo complejo y masivo de actividad es el organismo.

Independientemente de la presencia de otros organismos, lo que no se puede negar a nivel ontológico es que son flujos metabólicos estables de energía y materia. Puede que las máquinas intervengan en varios procesos, pero los organismos mismos son los procesos. Este hecho ineludible debe constituir el punto de partida de cualquier teoría sobre organismos. (Nicholson, 2018, pág. 148)

McGilchrist cita una observación fascinante del biólogo Craig Holdrege sobre la estructura o forma de los organismos surgiendo del flujo, vale la pena repetirlo aquí:
Antes de que el corazón haya desarrollado paredes (tabiques) separando las cuatro cámaras, la sangre ya fluye en dos "corrientes" distintas a través del corazón. La sangre fluyendo a través de los lados derecho e izquierdo del corazón no se mezcla sino que fluye y forma un bucle entre sí igual que corrientes en remolinos dentro de una masa de agua. En la 'zona de aguas tranquilas' ​​situada entre las dos corrientes se forma el tabique dividiendo las dos cámaras. Así, el movimiento de la sangre proporciona los parámetros para la diferenciación interna del corazón, del mismo modo que el corazón serpenteando redirige el flujo de sangre. (Holdrege, 2002, pág. 12)
Los organismos son sistemas abiertos en continuo procesamiento de intercambio de energía y materia con su entorno para mantener un equilibrio. Mantener un "estado estable" de baja entropía mientras se realizan y metabolizan estos intercambios, como lo hacen los organismos, es el equilibrio crítico ejecutado por todos los seres vivos para persistir e incluso proliferar.

La homeostasis, ese proceso de mantener el equilibrio mediante el cambio, puede parecer paradójico para el hemisferio izquierdo, sin embargo es la esencia de la vida biológica: dos fuerzas que se contrarrestan entre sí para producir estabilidad. Incluso el funcionamiento del cerebro en equilibrio con los dos hemisferios nos muestra un ejemplo de armonía a través de tendencias opuestas.

3. No linear

En un mecanismo clásico interviene un proceso causal lineal: hay una secuencia predeterminada y eventos predecibles, cada paso predeterminado por el anterior. Los sistemas biológicos tienden a fluir en espirales en bucles recursivos, producen múltiples causas con múltiples efectos, surgen factores compitiendo y regulándose de forma cruzada entre sí, todo de manera compleja no lineal que no entendemos realmente, igual que una telaraña cuya tensión en una parte de la telaraña alterará la tensión en cualquier otra parte de la telaraña de diferentes maneras. El contexto lo es todo, algo que hemos repetido durante mucho tiempo, y los sistemas biológicos no pueden explicarse solo a través de procesos que van de abajo hacia arriba, sino que también deben incluirse los procesos de arriba hacia abajo y laterales. A medida que un organismo se va desarrollando, su secuencia de eventos no está clara ya que todo sucede al mismo tiempo por lo que no se puede concretar más allá de un simple descubrimiento de lo que está presente. Para ilustrar la absurda complejidad de las vías de señalización más simples en las células, un grupo de investigadores trazó las interacciones entre solo cuatro cascadas y no más de cinco pasos. Descubrieron que intervenían 760 interacciones positivas y negativas, y esto sin tener en cuenta una multiplicidad de otros efectos intermedios. A esto añadámosle que todo esto acontece en un flujo indivisible. La especificidad de cualquier acción dentro de una célula es ardua, si no imposible de definir de manera absoluta. Así es como los investigadores describieron la multitud de interacciones: "todo depende de la influencia que ejerce cualquier cosa sobre otra cosa cualquiera" ("procesos entrelazados, recíprocos e interpenetrados a una escala como esta muestran cadenas de causalidad con una visión limitada de las respuestas celulares - McGilchrist, 2021, pág. 449) - no es exactamente la descripción clara y lineal de una 'máquina' a la que le corresponde el hemisferio izquierdo.

4. No se trata de una acción unidireccional, ¿tal vez ni siquiera de una interacción?

Los organismos muestran acción, interacción y construcción mutua en una dinámica recíproca de causa y efecto. A diferencia del modelo de máquina que sugiere una dirección de acción, una cosa actúa sobre otra en una progresión lineal. Cuando un organismo interactúa con su entorno, ambos cambian. Por ejemplo, el genoma cambia en respuesta a las condiciones, y no solo como resultado de daños o accidentes. El ADN es altamente maleable, responde a la experiencia celular del entorno y realiza cambios complejos que alteran la integridad funcional del organismo. No hay programación 'ciega' por un 'gen egoísta', sino más bien un recurso permanente, según escribe Evelyn Fox Keller:
Los biólogos actuales reconocen que por crucial que sea el papel del ADN en el desarrollo y la evolución, no hace nada por sí mismo. No crea ningún rasgo; ni siquiera incluye un 'programa' para el desarrollo. Más bien sería más exacto pensar en el ADN de una célula como un recurso permanente al que una célula puede recurrir para sobrevivir y reproducirse [...] siempre y necesariamente está incrustado en un sistema inmensamente complejo y enredado de recursos que interactúan y que colectivamente se encargan de dar lugar al desarrollo de los rasgos. (Keller, 2014, págs. 40-41)
La acción de una enzima, a menudo descrita en la metáfora mecánica como 'cerradura y llave', parece funcionar mediante dos partes acomodándose entre sí.

Tomemos el caso de una negociación dinámica: 'en realidad, el receptor activado se parece menos a una máquina y más a una... nube de probabilidad de un número casi infinito de estados posibles, cada uno de los cuales puede diferir en su actividad biológica' (McGilchrist, 2021, pág. 452). Y más allá de la metáfora de la negociación sobre la mecánica, los organismos están involucrados en muchas relaciones simbióticas, como sabemos ocurre dentro de nosotros mismos y en nuestro microbioma intestinal. Los organismos no reaccionan tanto ante un entorno como actúan con un entorno: existe una interdependencia vital. Los efectos causales no van todos de abajo hacia arriba: ADN - célula - organismo - medio ambiente. También son de arriba hacia abajo: Medio ambiente - organismo - célula - ADN. El medio ambiente juega un papel importante en el ADN al igual que el ADN en el medio ambiente.

5. Las 'partes' mismas cambian incesantemente

A diferencia de una máquina, las "partes" de un organismo cambian constantemente según el contexto. Un glóbulo, una neurona, una célula epitelial, todos ellos tienen el mismo genoma pero surgen como fenotipos muy diferentes con herencias particulares dentro de un linaje. Además, "hay muchas más proteínas codificadas por el ADN que genes para producirlas: lo que hacen esos genes depende del contexto y de su propio requerimiento" (McGilchrist, 2021, pág. 455)

De hecho, todas las moléculas del cuerpo cambian según el contexto en el que se encuentran, y en muchos niveles, dependiendo de la diversidad de funciones y efectos. La naturaleza cambiante de las proteínas solo es un ejemplo: las llamadas proteínas 'intrínsecamente desordenadas' (que representan el 30-50% de sus proteínas) sin forma fija muestran un campo de posibilidades virtualmente ilimitado. Los genes también muestran un proceso maleable subordinado a las necesidades del organismo. Como dice el filósofo de la ciencia Denis Walsh, 'la ingeniería del genoma por parte del organismo es algo habitual. Las células cortan, transponen, copian y fijan activamente sus genomas. Lo hacen de manera altamente sensible y adaptativa.'

Esta es una perspectiva muy diferente a la de considerar el ADN como el guion, el programa, el modelo, al que el organismo está destinado a convertirse. Hay mucha más indeterminación, fluidez y creatividad en estos sistemas 'antifrágiles' de adaptación y flexibilidad. En muchos aspectos, tanto la fijeza como la solidez de los organismos ofrecen una percepción errónea.

En última instancia, incluso lo que concebimos como partes "sólidas" de células están circulando. La célula viva es ante todo fluida, principalmente es agua. Incluso las superficies, las membranas celulares, el citoesqueleto y los diversos sistemas de fibras con una apariencia relativamente sólida están "sujetos a una disolución y reconstitución más o menos continua". Nos imaginamos que el organismo contiene estructuras fijas debido a la naturaleza de la atención hemisférica izquierda que sustituye la fluidez con diapositivas congeladas extraídas del tiempo: nuestros diagramas estáticos o fotomicrografías. (McGilchrist, 2021, pág. 458)

6. La influencia del todo

Asumamos por un momento que podemos identificar 'partes' de un organismo. Estas 'partes' no son piezas de ensamblaje separadas uniéndose para formar un todo, sino que surgen al mismo tiempo que el resto del cuerpo para crear un todo. A medida que un organismo crece emergen 'partes' más definidas que no 'componen el todo sino que se derivan de la existencia del todo'. El surgimiento dinámico de propiedades a través de las relaciones, en diferentes niveles, con las 'partes' de un organismo nos retrotrae a un proceso indivisible en lugar de un ensamblaje de partes. La intermediación del conjunto dentro del proceso influye y modela el conjunto: el todo da forma a las 'partes', las 'partes' dan forma al todo. El organismo no es un agregado sino una unidad definitoria.
[... ] a nivel fenomenológico lo comprobamos todo el tiempo. A medida que las moléculas van formando nuevos conjuntos, emergen cualidades totalmente nuevas, impredecibles a partir de las aparentes partes constituyentes: así, una sustancia cristalina blanca y sabrosa como la sal de mesa emerge del compuesto de sodio, un metal maleable de color gris opaco, y cloro, un olor desagradable, un gas venenoso, de color amarillo verdoso. (McGilchrist, 2021, pág. 460)
Por lo general, las máquinas no se adaptan en respuesta al desgaste de las piezas. Y cuando se vuelven defectuosas, las máquinas no están diseñadas para inventar instantáneamente una solución localizada a tales problemas, no promoveen ni siquiera mejoran el propósito de la máquina. Sin embargo, un organismo puede responder de manera creativa para curarse a sí mismo, y algunos incluso generan partes enteras del cuerpo. El platelminto, o gusano plano, genera su cuerpo entero, incluido su cerebro centralizado, a partir de un mero fragmento de sí mismo. No solo eso, sino que el gusano plano regenerado, o los gusanos planos cuando se regeneran muchos bits, retienen la memoria del gusano original, es decir, recuerdan cómo navegar por un laberinto.

Las células, al igual que el organismo completo, muestran inteligencia, esa capacidad de lidiar constructivamente con lo imprevisto, por lo que el todo influye en las 'partes' tanto como las 'partes' influyen en el todo. Las 'partes' acceden a la información sobre el todo y actúan inteligentemente al servicio del todo.
Si una célula se coloca en un medio ligeramente ácido, sus mitocondrias se rompen en pequeñas cuentas esféricas. Pero, sorprendentemente, al regresar la célula a un medio normal, se fusionan de nuevo en cadenas y, finalmente, toman una vez más la apariencia y la estructura interna de las mitocondrias normales. Además, supongamos que se corta una yema de una extremidad en desarrollo de un embrión de anfibio, se sacuden las células para separarlas unas de otras y luego se permite que se agreguen una vez más en un bulto aleatorio. Luego se reemplaza el bulto aleatorio en el embrión. ¿Qué sucede? Se desarrolla una pierna normal. La forma del miembro como un todo dicta... la reorganización de las células. (McGilchrist, 2021, pág. 466)
La célula individual es notablemente inteligente y, en el caso de un microorganismo ciliado unicelular depredador, puede cazar y abalanzarse sobre la presa igual que un gato cazando un ratón. ¡El Spirostomum ciliado tiene memoria y puede ser entrenado!

McGilchrist cita ejemplos de experimentos en los que se eliminaron genes críticos del ADN, pero los organismos recuperaron esas funciones incluso en ausencia del gen. La adaptación del ADN, o la influencia del organismo sobre su propio ADN, no es el resultado de meros accidentes. Como resume McGilchrist, "los organismos no solo esperan pasivamente un accidente ni se resignan a morir, sino que se remodelan activamente en respuesta al cambio ambiental".

7. Límites imprecisos

Los límites de una máquina están claramente definidos, los límites de los sistemas naturales no lo están tanto. Los seres vivos son procesos, como hemos establecido anteriormente, y los procesos no se definen tanto por dónde ocurren como por lo que hacen. Así como el cerebro es continuo con el resto del cuerpo, el microbioma intestinal simbiótico está esencialmente integrado con el resto del cuerpo y está vitalmente conectado con el medio ambiente. Cuanto más de cerca miramos a los organismos, menos delineadas están las entidades individuales y más complejamente anidadas y conectadas en red aparecen. Se convierte en una vasta red de masa de vida interconectada, cooperativa, simbiótica y correguladora.

8. El bootstrapping

En el caso de una máquina, las instrucciones para montar la máquina no pueden ser en sí mismas el producto de la misma máquina para la que están diseñadas. Incluso en una computadora, el software está separado del hardware: el hardware debe estar completado antes de que el software pueda insertarse extrínsecamente en él. El código para armar la máquina no está siendo escrito simultáneamente por la máquina en el mismo proceso de comenzar a formarse como computadora. (McGilchrist, 2021, pág. 471)

Sin embargo, los organismos generan información durante el proceso de desarrollo a través de la retroalimentación de los estados actuales y así poder influir aún más en el desarrollo. Esto es muy diferente a las máquinas, incluso el software sofisticado de inteligencia artificial debe registrar primero los datos inteligentes del programador, mientras que en los procesos celulares no podemos dar cuenta de dicha "programación previa".

¿Por qué nos gusta este modelo de máquina?

Entendemos las máquinas, se pueden desarmar, entender las partes y volver a armarlas para producir algo funcional y productivo. En su conjunto son simples, al menos simples en contraste con los seres vivos, y nos gusta lo simple. Podemos captar cadenas de causas y efectos, podemos manipular la cadena, podemos controlar una máquina. Es natural que luego extrapolemos nuestra comprensión de las máquinas a otras entidades animadas. Transmiten la ilusión de racionallización cuando se parecen a una máquina. Abstraemos cadenas de causa y evento, como en biología molecular, y por lo general interpretamos el sistema como de naturaleza mecánica. Identificamos un proceso fiablemente repetible en cierto organismo e inmediatamente lo asumimos como prueba de estar ante la presencia de un mecanismo y un determinismo.

Sin embargo, los eventos aleatorios pueden producir resultados ampliamente predecibles: la caída aleatoria de lluvia termina en corrientes fluidas predecibles de arroyos y ríos, también las muertes accidentales aleatorias de cualquier tipo siguen siendo relativamente regulares y predecibles. Christopher Hallpike utiliza el Monopoly como metáfora:
Los jugadores son todos diferentes y cada lanzamiento de dados produce una jugada completamente diferente, sin embargo, las restricciones subyacentes producen esencialmente el mismo resultado: solo un participante acaba siendo el dueño de todo lo que está en juego llevándo así a todos los demás a la bancarrota. Este es un buen ejemplo de eventos únicos, incluso la aleatoriedad y el libre albedrío, pudiendo ser bastante compatibles con resultados ampliamente predecibles.
Los seres vivos pueden tomar la apariencia de confiabilidad y estabilidad que asociamos con las máquinas, pero son menos estables y más confiables que las máquinas. Por mucho que la metáfora de la máquina haya sido útil, no significa que es cierta. El problema con una metáfora útil, pero no verdadera, es que no se puede extrapolar como lo hemos hecho al mundo de los vivos, ya que se convierte en un factor limitante, si no en una seria desventaja. Además del hecho de que una metáfora errónea puede ser limitante en un sentido utilitario, también es perjudicial para la noble búsqueda científica de comprender quiénes somos.

McGilchrist sugiere que más allá de la simplicidad, la familiaridad y la utilidad, una motivo más apasionada se aferra al modelo de la máquina: "Me inclino a pensar que un elemento de la popularidad del modelo es que fomenta la sensación de poder entender fácilmente en qué consiste la vida y aprender como controlarla..." Ese deseo del hemisferio izquierdo de manipular y controlar, mientras niega la evidencia más que obvia de que los organismos no son máquinas e insiste en su visión mecanicista de las cosas... "Hablando metafóricamente, es como si muchos biólogos residieran en el salón de los espejos del hemisferio izquierdo sin poder encontrar la salida, sin tomar consciencia de la existencia de un mundo exterior por alcanzar", lamenta McGilchrist.

Para el hemisferio izquierdo es difícil, si no imposible, aceptar y comprender los seres vivos como un proceso en constante fluctuación, un proceso que se convierte, cambia y se enreda de manera compleja en su contexto y entorno. Para que el proceso del hemisferio izquierdo se traduzca en cosas, hay que traducir la complejidad no lineal (incluida la interactividad recíproca y la creación conjunta) en causa y efecto lineal simplista.
El hemisferio izquierdo entiende un todo como simple ensamblaje de partes, y la causalidad únicamente de abajo hacia arriba en vez de confluir desde muchas direcciones a la vez dentro del todo. Es en casa donde recurre a sus procedimientos; salvo cuando se trata de reconocer nuevas formas, o campos, en el trabajo. Prefiere lo que está bien definido a lo que tiene límites imprecisos. No ve la Gestalten de la que la vida ofrece ejemplos preeminentes.
En la biología contemporánea, esta lealtad hacia la inclinación utilitaria de manipular el mundo por el hemisferio izquierdo es una buena razón por la que deberíamos hacer una pausa y considerar sus pretensiones a fondo. Nos habían dicho que era el 'gen egoísta' el que por puras razones de supervivencia era el conductor 'ciego' y, de hecho, el mecanismo de la evolución. Pero ahora sabemos que el organismo en su conjunto influye en su ADN tanto como su ADN influye en el conjunto y, en lugar de la supervivencia del más apto, se trata más bien de la prosperidad de la cooperación, de la cooperación dentro y con el entorno de forma recíproca y cocreativa4.

Pero el hemisferio izquierdo hacia el que parecemos inclinarnos en este comienzo del siglo XXI, tiene dificultades para lidiar con los seres vivos, más bien registra a los seres vivos como muertos, zombis o máquinas. La fluidez de los seres vivos, para el hemisferio izquierdo, debe detenerse, y solo entonces se llega a entender, o más bien a manipular y controlar, la representación estática de los trocitos o de las partes muertas. Además, el hemisferio izquierdo no acepta la idea de que algo como un ser humano pudiera tener un propósito o un valor intrínseco. En su mundo, todo lo que tiene valor debe tener un propósito extrínseco, es decir, se convierte en útil en la medida en que la utilidad la define el hemisferio izquierdo. Por supuesto que estas son preguntas teológicas5, como cuando pensamos '¿para qué?'.

Sin embargo se plantean cuestiones de 'razones para el diseño' cuando en realidad se trata de biología. Pero la teología de los seres vivos no necesita determinismo sino más bien tendencias, y tendencias que a menudo no son extrínsecamente utilitarias o explotadoras como se lo imagina el hemisferio izquierdo. La forma juega un papel crucial en la tendencia de los procesos hacia una determinada forma, un potencial intrínseco a medida que se desarrolla el proceso...
'Latente dentro de la secuencia polimérica de aminoácidos que constituye la estructura primaria de la enzima', escribe Stein, 'está la direccionalidad y el potencial para su correcto plegamiento en un catalizador de notable poder y selectividad'. Las formas que se requieren en la enzima, en la célula, en el árbol, pueden no lograrse empujando desde atrás, sino atrayendo desde el frente, hacia ciertos extremos, ciertas conformaciones, ciertos atractores, igual que un valle 'atrae' agua cayendo uniformemente sobre los cerros circundantes hacia un fin bien establecido: la desembocadura de un solo río. Hay energía atractiva almacenada en la formación del paisaje. (McGilchrist, 2021, pág. 479)
Entonces, un organismo, a diferencia de una máquina, puede tener multitud de eventos aleatorios sucediéndose internamente y por fuera, son indeterminados, impredecibles, pero muestran un comportamiento intencionado. No pondría mucha fe en un vehículo a motor que se describiera como una masa de moléculas fluyendo al azar, igual que un río, pero que sin embargo le llevaría a su destino. Tampoco debemos confiar demasiado en un ser humano descrito como un mecanismo fijo, predeterminado y predecible. Tal vez sea una buena descripción de un androide pero no de tu pareja o tu hijo.

Sin embargo, la mayoría de los biólogos ortodoxos se aferran al modelo de la máquina a pesar del propósito intrínseco de la biología. En otras palabras, las máquinas están diseñadas por una inteligencia externa (aunque la máquina esté hecha por otra máquina, la primera máquina ha sido diseñada por la inteligencia humana). Su propósito es extrínseco, su propósito es el de servir a la inteligencia que lo diseñó. La máquina es una representación y ejecución de la voluntad del hemisferio izquierdo humano principalmente. Las máquinas no se generan a sí mismas a partir de una voluntad y un propósito intrínseco como lo hacen los organismos. Y es así como el hemisferio izquierdo le da sentido al mundo orgánico al recurrir a lo que mejor conoce, el mecanismo.

Dawkins, en un intento por salvar el modelo mecánico de la biología, habla del relojero ciego, lo cual está muy bien excepto que los organismos no se parecen en nada a los relojes y la evolución, ciega o no, no procede igual que un relojero. Por supuesto, Dawkins intentaba refutar el diseño inteligente recurriendo al proceso de diseño sin inteligencia. Es un tema espinoso ya que nos obliga a volver a la cuestión primordial de un diseñador divino.
Turner escribe: 'Para tratar honestamente la pregunta que nos ocupa aquí, ¿de dónde surge el diseño? - no hay manera de evitar el problema de la intencionalidad: Es el elefante en el rincón de la habitación, o mejor dicho, el elefante no está en una esquina de la habitación sino que en medio de la habitación. 'El mundo viviente no es solo un lugar diseñado', concluye, 'es, a su manera peculiar, un lugar intencionalmente diseñado... un fenómeno viviente repleto de propósito e intencionalidad, o sea el atributo fundamental de la vida misma. Antes de que se eleven las protestas, tengo que decir que ni él ni yo estamos defendiendo un Dios ingeniero. Lo que nos toca explicar es la manera en qué surge el orden, la complejidad, la belleza y el propósito, y al mismo tiempo tenemos que aceptar que aquello con lo que estamos tratando no es una máquina, ni tiene un propósito extrínseco, como en el caso de una máquina, la cual no cumple, en lo que debería ser de manera instrumental, los propósitos de algo externo a ella. (McGilchrist, 2021, pág. 486)
La corriente de la vida: ¿un modelo mejor?
Las palabras para Naturaleza en chino, tzu-jan , y en japonés, shizen , significan todo lo que es 'en sí mismo', existe 'espontáneamente', es 'simplemente lo que es'. En origen son adverbios, no sustantivos - modos de ser, no cosas. Lo único que ha quedado de esta percepción antigua, y creo que reposa una gran sabiduría en ella, es la visión del mundo natural como si fuera una cosa, y además mecánica, lo cual restringe nuestra comprensión de lo que estamos tratando con una perspectiva más bien alienante. Una máquina implica la existencia de una fuerza creadora externa con su propio propósito: la naturaleza se deleita en lo suyo. (McGilchrist, 2021, pág. 488)
El problema de modelar la vida, según McGilchrist, es que partimos de las cosas como elementos subyacentes importantes. Pero no son las cosas discretas las que sostienen los organismos vivos, sino los procesos. Parece que la física ha llegado a esta realización mucho antes que la biología: los patrones energéticos fluyendo y los campos de fuerza están sometidos a cambios constantes, aportan los elementos fundamentales del mundo material. Todo es una manifestación de energía, de vibración, o si prefiere, no estática, pues está en constante estado de flujo. A nivel cuántico, lo que tomábamos por partículas resultan ser excitaciones cuantificadas de campos particulares: patrones estadísticos de ondas de estabilidad en un mar de actividad de fondo. La cosidad y las cosas estáticas solo son una representación abreviada de la realidad que usamos para 'captar' lo que es. Usando por metáfora un arroyo, un río, una cascada, o el océano6, todos ellos transmiten una relación más estrecha con los organismos que una máquina.

La estasis es una ilusión. Una ilusión de tiempo y espacio. El mundo a nivel molecular, atómico y subatómico se mueve muy rápido: el movimiento de las ondas es un borrón de actividad. En la escala macro, las cosas parecen ser más estáticas, más sólidas, pero si viera un lapso de tiempo de un paisaje en particular durante millones de años, vería el movimiento de flujo y reflujo de la materia a gran escala. Las cualidades de las cosas cambian con la escala, pero por lo general el universo material fluye como un río de vida. Sin embargo, la corriente sigue siendo una metáfora -nunca debe confundirse con la realidad so pena de quedar hipnotizados en un mundo virtual hiperrealista -sigue siendo una representación. Necesitamos tenerlo presente en nuestra mente. Pero podemos tener metáforas más precisas para los vivos que para la máquina (por mucho que la metáfora de la máquina haya sido útil).

El hemisferio izquierdo, ese lado del cerebro que argumenta está obsesionado con la idea del transhumanismo, su alcance es estrecho y fragmentado, desea precisión sobre un objeto congelado en el intervalo de un tiempo dado. Esta estrecha perspectiva del tiempo y espacio desmiente la profundidad y el flujo del todo y, de hecho, hay algo muy importante que falta en la imagen del mundo del hemisferio izquierdo.
Una vez que el hemisferio izquierdo ha congelado su objeto en el tiempo y lo ha descontextualizado en el espacio, le quedan partes fijas, obvias, distintas pero inertes, que luego deben ser reconectadas y reanimadas; los bloques de construcción deben ensamblarse nuevamente y, por así decirlo, encender la energía. En el hemisferio derecho estos 'objetos' ya están conectados, animados y en movimiento: la energía nunca se ha apagado. (McGilchrist, 2021, pág. 493)
Creo que podemos comenzar a apreciar las dificultades, por no decir absolutas catástrofes7 que podrían presentarse al intentar entrelazar la biología con las máquinas, o manipular el ADN como si de un simple código de computadora se tratara. El hemisferio izquierdo asume incorrectamente que está uniendo un tipo de máquina a otra, o que ejerce el papel de 'ingeniero genético' cuando en realidad la naturaleza de las cosas de la máquina y la corriente del flujo/proceso del organismo no tienen nada en común, y además sugiero que son incompatibles. La naturaleza es continua, emergente, fluida...
En un nivel fundamental, ¿la naturaleza es discreta o continua? No veo evidencia alguna de discreción. Toda la discreción que observamos en el mundo es algo que emerge de algo continuo y subyacente... Los quanta emergentes... no están construidos dentro del corazón de la Naturaleza. (Tong, 2016)
No ponemos en duda la utilidad de las máquinas para manipular la biología: el estado de vigilancia es testimonio de la utilidad de la tecnología moderna para controlar los pensamientos y el comportamiento a través del gobierno tecnocrático. Pero integrar literalmente el hombre y la máquina es un asunto completamente diferente.

Referencias:

Hoffman, D. "The case against reality", 2016: https://www.theatlantic.com/science/archive/2016/04/the-illusion-of-reality/479559/ (consultado el 30 de marzo de 2022)

Holdrege, C. (ed)(2002). The Dynamic Heart and Circulation, trans K Creeger, AWSNA.

Keller, E. F. (2014). Genes as difference makers, in S. Krimsky & J. Gruber (eds), Genetic Explanations: Sense and Nonsense, Harvard University Press.

Lewontin, R. C. (2000). Foreword to S. Oyama (ed), The Ontogeny of Information, 2nd Ed. Duke University Press.

McClintock, B. (1984). The significance of responses of the genome to challenge. Science, 226(4676), 792-801.

McGilchrist, I. (2021). The matter with things: Our brains, our delusions and the unmaking of the world. Volume one, the ways to truth. Perspectiva Press.

Tong, D. (2016). "The real building blocks of the universe", lecture delivered at the Royal Institution, Londres, 25 de noviembre de 2016:
(consultado el 24 de mayo de 2022).

Verney, T. R. (2021). The embodied mind: Understanding the mysteries of cellular memory, consciousness, and our bodies. New York, NY: Pegasus Books.

Nicholson, D. J. (2018), 'Reconceptualizing the organism: from complex machine to flowing stream', in D. J. Nicholson & J. Dupré (eds), Everything Flows: Towards a Processual Philosophy of Biology, Oxford University Press, 139-166.

Imagen de portada extraída de CueStack - Transhuman Generation (Official Music Video)

1

El transhumanismo [iv] es un organismo biológico-tecnológico, una transformación de la especie humana que sigue evolucionando con la tecnología. Esta evolución se entiende en los campos de la paleontología, la arqueología, la biología evolutiva y la antropología. También se estudia y comprende en el discurso filosófico y en los estudios sociales y culturales. Se hace consciente y se materializa a través de los avances tecnológicos que propician la interacción entre el ser humano y el ordenador, los dispositivos vestibles y las infraestructuras de comunicación informatizadas. Se pone de manifiesto en la ciencia médica y en los avances científicos que identifican las mutaciones genéticas y las enfermedades objetivo, así como en la investigación y el desarrollo de terapias genéticas que pretenden revertir y restaurar los daños celulares del sistema biológico. A nivel medioambiental, se experimenta en los vuelos espaciales por parte de los astronautas que se adaptan a entornos más allá de la Tierra. A nivel interactivo, se experimenta en el uso de avatares y personajes personalizados de la realidad virtual, la realidad aumentada, los videojuegos y otros entornos artificiales. https://www.humanityplus.org/the-transhumanist-manifesto

2

La tecnología para la transformación transhumana surge de la cibernética. Es aquí donde los conceptos de humano y máquina se integran y el ordenador empieza a interactuar (Wiener 1950:163) [vi] con el cuerpo humano y su biología, dando lugar al concepto de ciborg. A menudo se establecen comparaciones entre el cíborg y el transhumano de forma deliberada y también involuntaria. El cíborg se posiciona como un punto final de la integración del ser humano, la máquina y el ordenador; sin embargo, el transhumano es una evolución humana continua. Esta evolución incluye una confluencia de lo humano orgánico, los avances tecnológicos en IA, nanomedicina y terapias genéticas que mitigan la enfermedad, los dispositivos y prótesis y la mejora de la biología que se anexionan a la biología, y una conciencia de la identidad personal, como agencia transformadora, telemática y ampliada que se expande a través de los nuevos sistemas de tecno-comunicación. https://www.humanityplus.org/the-transhumanist-manifesto

3

Irónicamente, manteniendo el trabajo "mecánico" a pesar de que apenas hay nada "mecánico" en el ámbito cuántico.

4

McGilchrist se esfuerza mucho en la primera mitad de su duodécimo capítulo para desvelar esto.

5

Teleología: el hecho o el carácter atribuido a la naturaleza o a los procesos naturales de estar dirigidos hacia un fin o conformados por un propósito; el uso del diseño o del propósito como explicación de los fenómenos naturales.

6

McGilchrist no utiliza el océano como metáfora, pero lo he incluido porque es una buena metáfora cuanto más se piensa en ella.

7

Los propios transhumanistas admiten que existen tales peligros:

"Reconocemos que la humanidad se enfrenta a graves riesgos, especialmente por el mal uso de las nuevas tecnologías. Existen posibles escenarios realistas que conducen a la pérdida de la mayor parte, o incluso de todo, lo que consideramos valioso. Algunos de estos escenarios son drásticos, otros son sutiles. Aunque todo progreso es cambio, no todo cambio es progreso". (La Declaración Transhumanista)