Traducido por el equipo de sott.net

Las variantes han sido uno de los rasgos distintivos de esta pandemia, con formas cada vez más infecciosas del virus que parecen mutar a intervalos regulares. Sin embargo, es fácil olvidar que antes de 2021 las variantes eran una rareza y que la única indicación de un futuro plagado de variantes fue la aparición de la variante Kent (más tarde rebautizada como Alpha) a finales de 2020.
Covid Virus illustrations
El Informe de Vigilancia de Vacunas de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) empezó a mencionar las variantes en mayo de 2021, pero sólo de pasada. Sin embargo, a medida que avanzaba el año 2021 comenzaron a aparecer nuevas variantes con más frecuencia, y en los informes recientes hay 10 veces más referencias a "variantes" en comparación con su inicio. (Para ser justos, antes había un informe sobre vacunas totalmente distinto dedicado a las "variantes preocupantes", los Informes Técnicos).

Pero las 'variantes' no eran simplemente un proceso natural de la evolución viral - no cuando había personas a las que culpar. Para el verano de 2022 se habían publicado múltiples artículos explicando que eran los no vacunados los que creaban estas variantes, lo que se sumó a los reclamos por una vacunación universal (obligatoria).

Creo que la idea de que eran los no vacunados los que estaban causando el problema surgió debido a un mal entendimiento del papel de los mecanismos que impulsan la evolución viral. Si bien es cierto que para muchas vacunas la principal fuente de variantes de escape vacunal son los no vacunados, esto sólo es válido para las vacunas esterilizantes (que detienen cualquier carga viral en el momento de la infección), y no es el caso de las vacunas no esterilizantes, como las del COVID-19. Para explicar mejor este efecto hay que profundizar en el proceso evolutivo.

La evolución es un proceso natural que explica cómo los organismos mejoran su capacidad de supervivencia en un entorno determinado. Se produce cuando ciertas diferencias entre organismos similares se ven favorecidas por alguna razón, lo que da lugar a que esa diferencia particular sea más frecuente en la población del organismo. Para que la evolución tenga lugar, hacen falta dos cosas: una población de organismos con diversidad hereditaria y una presión selectiva. La parte de la "población" se refiere a cuántos de los organismos en cuestión existen; la presión selectiva se refiere a la "fuerza" del impulso del proceso evolutivo, que podría describirse como "supervivencia del más apto", es decir, aquellos organismos específicos que resulten ser más hábiles para sobrevivir y reproducirse tendrán más probabilidades de transmitir sus genes a las generaciones futuras, haciendo así que, en promedio, las especies futuras sean más hábiles para sobrevivir y reproducirse.

A primera vista, la parte "población" parece obvia, ya que no puede haber evolución si no hay nada que evolucione. Sin embargo, esto es algo más complejo. Cuando se trata de los adorables mamíferos, suele ser bastante fácil ver lo que significa "población" ("podemos contarlos"). Sin embargo, cuando se trata de virus hay dos factores: la carga viral en un determinado huésped infectado y la incidencia de la infección en una población. A la evolución le "importan" ambos factores, y es importante tener en cuenta estas dos "poblaciones" en la discusión que sigue.

La mayoría de las vacunas que se administran a los humanos son bastante esterilizantes, es decir, detienen el desarrollo de cualquier cantidad significativa de virus en un individuo vacunado. Por consiguiente, está claro que vacunando a una proporción muy alta de la población con una vacuna esterilizante se puede ralentizar la evolución de ese virus en particular. Ningún individuo vacunado tendrá una carga viral significativa, y sólo habrá unos pocos en la población en la que podría producirse la evolución (los no vacunados). Tenga en cuenta que sigue existiendo una presión selectiva para que el virus evolucione y escape a la inmunidad derivada de la vacuna: tan pronto como surja una mutación vírica que ofrezca al virus una mejor oportunidad de prosperar dentro de un individuo vacunado o de infectar a otros individuos vacunados, pronto se convertirá en la variante vírica predominante, incluso en una población mayoritariamente vacunada. De hecho, el mero hecho de que un gran número de personas estén vacunadas se convertirá en la presión selectiva predominante para ese virus: si lo principal que "impide" que el virus prospere es la inmunidad derivada de la vacuna, eso es lo que la evolución "intentará superar". Sin embargo, con las vacunas esterilizantes, las únicas personas con cargas virales significativas son los no vacunados, por lo que la evolución hacia el escape de la inmunidad de la vacuna se produce en gran medida dentro de la población no vacunada. Además, dado que no existe presión selectiva en los individuos no vacunados para escapar de la inmunidad vacunal (no hay inmunidad derivada de la vacuna en estos individuos), la evolución hacia el escape de la inmunidad se verá atenuada.

Sin embargo, las vacunas Covid no son esterilizantes: las personas vacunadas aún pueden infectarse y tendrán cargas virales elevadas cuando esto ocurra. Esto no lo sabíamos en diciembre de 2020, cuando comenzó la vacunación. Se podría argumentar que esto debería haberse identificado antes de que se aprobaran las vacunas, pero se consideró una emergencia pública y no se siguieron los procesos normales de desarrollo de vacunas. Sin embargo, pronto se hizo evidente que esto iba a ser un problema - me di cuenta por primera vez de la posibilidad de que surgieran dificultades en marzo de 2021 con la publicación de un estudio de Israel. Este equipo encontró cargas virales mucho más altas de lo esperado en los vacunados infectados; ciertamente suficiente carga viral como para permitir la evolución viral hacia el escape de la inmunidad de la vacuna. Desafortunadamente, nuestras autoridades ignoraron esta y otras pruebas emergentes y continuaron vacunando a sus poblaciones indiscriminadamente.

En el momento en que quedó claro que las vacunas no esterilizaban, la teoría sobre cuál podría ser el nivel "correcto" de vacunación cambia por completo. Con vacunas no esterilizantes, la "inmunidad de rebaño" se hace imposible y este objetivo debería haberse abandonado inmediatamente. Pero peor que eso, el hecho de que las vacunas no fueran esterilizantes significó que había una gran presión selectiva para la evolución y una 'población' viral suficientemente alta en los individuos vacunados, y esto también significó que el virus podía evolucionar más eficazmente para escapar de la vacuna.

También hay que tener en cuenta que la evolución viral para "eludir" la protección vacunal de las vacunas no esterilizantes no es tan simple como si las vacunas dejaran de ofrecer protección. Hay casos de las llamadas "vacunas con fugas" que han desarrollado una mayor patogenicidad (gravedad) como resultado de su evolución para escapar de la protección de la vacuna. Quizás el ejemplo más famoso de una vacuna que ha aumentado la virulencia de un patógeno sea la vacuna contra la enfermedad de Marek. La enfermedad de Marek fue un trastorno para la industria avícola cuando se introdujo la vacuna en las granjas de pollos a principios de la década de 1970. A partir de ese momento ha evolucionado hasta hacerse significativamente más patógena, lo que ha exigido una vacunación generalizada para proteger contra la enfermedad. El virus responsable de la enfermedad de Marek sigue evolucionando escapando a las vacunas y el riesgo de futuros problemas es muy real. Afortunadamente, hay pocas pruebas de que esto haya ocurrido con el Covid; es de esperar que siga siendo así.

Otro aspecto relevante de la evolución del Covid es la cuestión de cómo las mutaciones parecen afectar a la proteína spike. Las mutaciones en el ARN del virus se producen de forma aleatoria durante cada replicación vírica, y hay poca preferencia en el ARN del virus por el lugar donde podrían producirse las mutaciones. Sin embargo, las proteínas que estas codifican no tienen todas la misma capacidad de seguir siendo viables tras una mutación en el ARN que las codifica.


Comentario: Leyendo el texto podemos ver que el autor del artículo desconoce la teoría del diseño inteligente. La teoría darwiniana de la evolución por mutaciones aleatorias del ADN y selección natural es rechazada por muchos científicos que no han visto ninguna prueba científica del darwinismo en la realidad.


Esto significa que, aunque una mutación en la parte del ARN vírico que codifica una proteína determinada es tan probable como una en cualquier otro lugar, el virus no sobrevivirá a una mutación en un lugar poco favorable y, por tanto, esa mutación concreta ni siquiera tendrá la oportunidad de existir. Por otro lado, la proteína spike del Covid resulta ser muy tolerante a las mutaciones en el ARN que la codifica, permaneciendo viable incluso con un número relativamente grande de mutaciones. Como las mutaciones de la proteína spike cambian ligeramente su forma y composición, esto la hace parecer ligeramente diferente a los anticuerpos que ha creado el sistema inmunitario del cuerpo para neutralizarla, lo que resulta en una menor capacidad del sistema inmunitario del cuerpo para hacer frente a una infección. Es probable que a través de la vacunación hayamos expuesto los sistemas inmunitarios de muchos millones de personas en todo el mundo a una proteína spike idéntica, y que el virus haya respondido evolucionando rápidamente mediante la introducción de cambios en su proteína spike que le han permitido prosperar en este nuevo mundo altamente vacunado.

También hay una complicación de la evolución viral que no se encuentra en la evolución de la mayoría de las plantas y animales, a saber, que la presión selectiva que impulsa la evolución en los virus se produce tanto entre individuos infectados como dentro de los individuos infectados, y esto es particularmente relevante para el escape de la vacuna. Con las vacunas normales no hay una presencia viral significativa en los individuos vacunados, por lo que las mutaciones se producen en los individuos no vacunados. A veces, estas mutaciones conducen a un escape parcial de la protección de la vacuna, pero antes de que la evolución pueda seleccionar esta mutación, esta tiene que salir del individuo no vacunado e intentar infectar a una persona vacunada; sólo entonces se "prueba" la mutación. Sin embargo, si la mutación de escape a la vacuna no ofrece ninguna ventaja selectiva en un individuo no vacunado, no podrá prosperar antes de tener la oportunidad de probar su mayor infectividad en otros individuos vacunados. El hecho de que el virus "no sepa" si una determinada mutación que se produce en un individuo no vacunado realmente logra escapar de la vacuna en tanto no se transmita a un individuo vacunado, ralentiza significativamente el ritmo efectivo de la evolución viral hacia el escape de la vacuna.

El aspecto positivo es que, como el virus ha tenido una presión selectiva tan fuerte para superar la inmunidad ofrecida por los anticuerpos contra la proteína spike original (Wuhan), esto podría haberlo hecho menos propenso a mutar para superar la diversa gama de anticuerpos (y otras respuestas inmunitarias) generadas tras la infección natural (es decir, tras la exposición a todas las proteínas del virus Covid completo).

Este efecto tiene un matiz adicional. La interacción entre las mutaciones y la adaptabilidad viral es compleja, y es posible que una mutación dé lugar a un virus que consiga escapar de la inmunidad derivada de la vacuna (positivo para el virus) pero que también tenga una capacidad ligeramente inferior para infectar las células del tracto respiratorio superior (negativo para el virus) en comparación con la variante que prevalece en ese momento en la población. En una comunidad con bajos niveles de vacunación, el hecho de que la mutación diera lugar a una infectividad inferior probablemente provocaría que esa mutación se extinguiera, porque la mutación de escape de la vacuna no ofrecería muchos beneficios si pocos individuos estuvieran vacunados. Sin embargo, si una comunidad tiene altos niveles de vacunación, entonces el escape de la inmunidad derivada de la vacuna dará al virus mutado una ventaja selectiva incluso con una menor infectividad en individuos no vacunados y la variante mutada podría tomar el relevo como variante dominante en ese brote. Es más, una vez que esa mutación se haya consolidado, es posible que se produzca otra mutación que restablezca la infecciosidad original del virus, de modo que éste tenga a la vez una elevada infecciosidad y la capacidad de escapar a la vacuna. Por esta razón, en algunas circunstancias puede ser ventajoso vacunar sólo a los más vulnerables en circunstancias en las que no se obtiene inmunidad esterilizante y en las que la vacuna actúa sobre partes mutables del código genético del virus (especialmente en el caso de los virus ARN, que mutan mucho más rápido que los virus ADN). En cualquier caso, ya es demasiado tarde.

Otro pequeño detalle sobre las variantes del Covid. En 2021, la Organización Mundial de la Salud decidió nombrar cada nueva variante utilizando el alfabeto griego. Es probable que esta respuesta se debiera a que los medios de comunicación estaban muy entusiasmados por nombrar las variantes a partir del lugar del mundo donde se descubrieron por primera vez. La OMS ya tuvo bastantes problemas insistiendo en que la gente no se refiriera al Covid como el "virus chino", aunque es un poco extraño que se mostrara tan apasionada por este aspecto relativamente irrelevante de una emergencia de salud pública mundial. (Para ser justos, evitar nombres "estigmatizadores" para las nuevas enfermedades ha sido la política de la OMS desde 2015). Lo extraño es que, desde que apareció Omicron, la OMS no ha nombrado ninguna variante más de Covid. Omicron está altamente mutado en comparación con la cepa original de Wuhan y todas las variantes anteriores. De hecho, existe el debate sobre si la variante Omicron debería haberse denominado COVID-21, dada la distancia evolutiva y las diferencias clínicas con el COVID-19. Todas las subvariantes principales de Omicron son al menos tan válidas como "nuevas variantes" como las variantes anteriores a Omicron, por lo que resulta extraño que la OMS se detuviera en Omicron. Por otra parte, si la OMS hubiera seguido nombrando nuevas variantes probablemente se habría quedado sin letras griegas para el verano de 2022 (incluso les faltaban dos, ya que, por alguna extraña razón, decidieron no utilizar Nu ni Xi). En todo caso, imagino que la sucesión de variantes con nombres complejos (¡XBB!, BA2.75.2!, etc.) sugiere a muchos que la evolución del Covid se ha convertido en una curiosidad científica y no refleja una tasa de mutación vírica cada vez mayor en comparación con las letras griegas de 2021. Quizá esto convenga a algunas instancias.
Amanuensis es un exacadémico y alto científico del Gobierno. Tiene un blog en Bartram's Folly