Traducido por el equipo de sott.net
gary cole office space movie boss
Gary Cole como "Bill Lumbergh" en Office Space (1999).
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¿Son inteligentes los psicópatas? Contrariamente a la impresión que algunos puedan tener del psicópata como genio malvado, la realidad no es tan romántica. Según Lobaczewski, son menos inteligentes de media, y no encontrarás muchos supergenios, si es que hay alguno, entre sus filas.

Por supuesto, eso no quiere decir que no haya psicópatas inteligentes. Su curva de campana se desplaza un poco hacia la izquierda (si Lobaczewski está en lo cierto). Lo que significa que probablemente tengas las mismas probabilidades de encontrarte con un psicópata relativamente inteligente que con una persona normal ligeramente más que relativamente inteligente. Esto es lo que dice:
La inteligencia media de los psicópatas esenciales, especialmente si se mide a través de los test comúnmente utilizados, es algo inferior a la de las personas normales, aunque similarmente variada. Sin embargo, este grupo no contiene casos de la más alta inteligencia, ni encontramos talentos técnicos o artesanales entre ellos. Así pues, los miembros más dotados de este tipo pueden alcanzar logros en aquellas ciencias que no requieren una correcta visión humanística del mundo ni habilidades técnicas (la decencia académica es otra cuestión, sin embargo) (Ponerología Política, pág. 111).
Como escribí en la nota a pie de página de este párrafo, mientras que los rasgos interpersonales/afectivos de la psicopatía se asocian con una mayor inteligencia verbal en la literatura actual, los rasgos antisociales se asocian con una menor inteligencia general.

En resumen, los psicópatas no son tan inteligentes como creen. Puede que tengan el don de la palabra, pero eso es todo. Y tal vez así es como son capaces de convencer a la gente de que son más inteligentes de lo que son.
Otro autoengaño... sería la mente brillante o el genio psicológico del psicópata; algunos de ellos realmente creen en esto e intentan insinuar esta creencia a los demás (PP, pág. 113).
Leyendo la colección de respuestas de Quora del supergenio Chris Langan, ahora eliminadas (sí, fue cancelado), encontré esta joya de respuesta. La pregunta era: "¿Por qué algunas personas con CI ligeramente altos (120-135) se creen tan geniales?". Langan empieza señalando que el efecto Dunning-Kruger puede escalar hasta lo que él llama la "zona de peligro del CI" (CI 135-150, más o menos). En otras palabras, no es precisamente mucho.
El síndrome de la zona de peligro está tipificado por aquellos que, convencidos por la experiencia de su propia inteligencia relativamente alta, se ven alentados por egoísmo, narcisismo u otro(s) trastorno(s) de la personalidad a olvidar o ignorar voluntariamente sus propias limitaciones intelectuales, mostrando así lo que equivale a una incapacidad metacognitiva (Preguntas frecuentes sobre la realidad, págs. 97-98).
Aquí es donde se pone muy bueno:
El síndrome de la zona de peligro es muy común entre personas en posiciones de riqueza, poder y liderazgo, en particular entre quienes confunden su propia falta de inhibición moral con inteligencia. Psicópatas y sociópatas tienden a ser éticamente desinhibidos, ya que ello conduce a la adquisición de riqueza y poder a expensas de los demás, incluidos aquellos que son más capaces. Al equiparar estúpidamente moralidad y estupidez, llegan a creer que las personas éticamente inhibidas son sus inferiores intelectuales (después de todo, ¿acaso los moralmente inhibidos no han dejado que la moralidad les ate las manos, mostrándose así como "perdedores" y, por tanto, "estúpidos"?) y caen en una espiral de autoestima excesiva que la aprobación y adulación de los demás no hacen sino reforzar (Preguntas frecuentes sobre la realidad, pág. 98).
En palabras de Lobaczewski:
Nuestro mundo natural de conceptos les parece una convención casi incomprensible sin justificación en su propia experiencia psicológica. Piensan que nuestras costumbres y principios de decencia son un sistema extraño inventado e impuesto por alguien ("probablemente por sacerdotes") tonto, oneroso, a veces incluso ridículo (PP, pág. 111).
Langan continúa:
Así es como suelen funcionar las mentes de los psicópatas y sociópatas de la zona de peligro, lo que les lleva a subestimar seriamente a sus superiores. Muchos de los problemas del mundo se deben a este tipo de personas, que a menudo consiguen adelantar y desplazar a sus superiores morales e intelectuales de puestos de responsabilidad y recompensa para los que estos últimos están objetivamente mucho mejor cualificados (Preguntas frecuentes sobre la realidad, pág. 98).
Aquí Langan combina dos temas centrales para la ponerología: los psicópatas en puestos de responsabilidad y el ajuste sociolaboral1. La semana pasada publiqué otro extracto de Logocracia de Lobaczewski. En él escribe sobre el ajuste (o adaptación) sociolaboral, es decir, la medida en que el talento innato de una persona se ajusta a su situación laboral. Evidentemente, cuanto mejor sea la adecuación, mejores serán los resultados, tanto para el individuo como para la sociedad. Un sabelotodo sobreadaptado no podrá desempeñar su trabajo; un genio infraadaptado es un talento desperdiciado y probablemente se resentirá, sobre todo si su jefe está sobreadaptado.

Lobaczewski subraya los problemas de ambos. La inadaptación no sólo desperdicia talento; también puede producir sus propios efectos de zona de peligro, con implicaciones revolucionarias. Las personas que se encuentran en puestos por debajo de su nivel de talento lo saben. Y si "no desarrollan adecuadamente una sana apreciación de los límites de sus capacidades", pueden hacerse a la idea de que si sólo tuvieran poder, todo iría mejor:
Así, les parece que podrían hacer frente a tareas mucho más difíciles de lo que sus capacidades reales les permiten, por ejemplo, gobernar un país. Así, el sueño de cambiar el sistema social en el que se vieron sometidos a una inadaptación tan perjudicial, a menudo por medio de la violencia, encuentra un terreno fértil entre estas personas. Tales individuos constituyen así un factor de descontento social o de agitación revolucionaria (Logocracia, cap. 3).
Esto los convierte en buenos reclutas para cualquier movimiento revolucionario que pueda estar gestándose.

La sobreadaptación puede estar causada por nepotismo, amiguismo, discriminación positiva o pruebas de pureza ideológica: cualquier práctica que interfiera artificialmente en la clasificación natural que debería tener lugar en una sociedad con sentido común básico e imponga un criterio de selección inapropiado (e interesado) en lugar del mérito real. Estas personas:
Empiezan a preocuparse por asuntos de menor importancia y pasan por alto los que son mucho más importantes pero más difíciles [esta es más o menos la imagen perfecta de la política moderna]. Hay un componente característico de teatralidad en su comportamiento. Empiezan a representar un papel de lo que desgraciadamente no pueden ser [inserta al Presidente X aquí]. Su forma de pensar se vuelve conversiva o disociativa, y se puede demostrar empíricamente un declive en la corrección de su razonamiento tras sólo unos pocos años en el cargo. Estos individuos se muestran propensos a enfrentarse a trabajadores más capaces, lo que contribuye a la inadaptación y frustración de estos últimos (Logocracia, cap. 3).
Cuando se combinan, estas dos formas de inadaptación forman un potente lote de desajustes fundamentales con la realidad. Naturalmente, las cosas se desmoronan. Si añadimos una psicopatía sobreajustada, se desmoronan espectacularmente.

Lo que nos lleva a otro extracto de las respuestas de Quora de Langan:
En resumen, actualmente hay mucha gente muy inteligente haciendo trabajos muy "tontos" y, a la inversa, mucha gente menos inteligente haciendo trabajos que antes habrían ocupado sus superiores intelectuales. Esas tristes historias de doctores en física haciendo hamburguesas en McDonald's ya no son tan excepcionales (Preguntas frecuentes sobre la realidad, pág. 100).
Lobaczewski puso de relieve este problema en EEUU en los años 80, y no ha hecho más que empeorar, como observa Langan. Esto es lo que Lobaczewski escribió entonces:
La recesión psicológica de Estados Unidos arrastra tras de sí un deterioro del ajuste sociolaboral de la población de este país, lo que conduce a un desperdicio de talento humano y a una involución de la estructura social. Si calculáramos el índice de correlación de ajuste de este país... probablemente sería inferior al de la gran mayoría de las naciones libres y civilizadas de este mundo, y posiblemente inferior al de algunos países que han perdido su libertad [es decir, las naciones "comunistas"]. Un individuo de gran talento en EEUU encuentra cada vez más difícil abrirse camino hacia la autorrealización y hacia una posición socialmente creativa. Las universidades, la política e incluso algunas áreas de negocios muestran cada vez con más frecuencia un frente unido de personas relativamente sin talento. La palabra "sobreeducado" se oye cada vez más a menudo... Mientras, el país en su conjunto, su administración y su política, sufre debido a un déficit en el papel inspirador de los altamente dotados (PP, pág. 65).
Si combinamos todo esto con el trabajo de Peter Turchin sobre la inestabilidad política y la sobreproducción de élites, el panorama no es bonito. La actual clase élite-aspirante está repleta tanto de personas sobreeducadas e inadaptadas a la zona de peligro, que son relativamente inteligentes pero no pueden alcanzar el nivel de éxito y poder que creen merecer, como de graduados sobreadaptados que realmente no tienen sitio en ninguna posición de poder pero que, sin embargo, creen que deberían tenerlo por su título en estudios de género o teoría jurídica crítica. Según Turchin, la sobreproducción de las élites es el mejor indicador de una inestabilidad política potencialmente catastrófica (incluso mejor que el coeficiente de correlación sociolaboral de Lobaczewski, del que parece ser un caso especial).

Por último, para completar este cuadro, Winston en Escapar de la psicosis colectiva publicó esto a principios de semana:
He escrito un poco de El asunto de las cosas de Iain McGilchrist, y supongo que seguiré contemplando esta obra durante mucho tiempo. Mientras volvía a leer partes recientemente, no puedo evitar hacer las correlaciones obvias entre la naturaleza y las acciones del hemisferio izquierdo y la naturaleza y la acción de los psicópatas globales que intentan apoderarse del mundo.
Para el siguiente párrafo, basta con saber que el hemisferio izquierdo "capta" o aprehende, mientras que el hemisferio derecho "explora" y comprende.
... no necesitamos pura aprehensión por parte de los psicópatas del hemisferio izquierdo, sino primero comprensión por parte del derecho. Sí, necesitamos "aprehender" el mundo de muchas maneras, y sí, necesitamos el dominio utilitario del hemisferio izquierdo, pero no para suplantar cualquier comprensión del panorama general y, desde luego, no antes de explorar y sopesar todas nuestras opciones (y no sólo por utilitarismo). Pero lo que estoy viendo es una oligarquía del hemisferio izquierdo prefrontalmente dañada que se aferra a todo lo que puede en un intento desesperado de controlar algo separado de la realidad.
Por eso las cosas fracasan estrepitosamente. No es sólo la gente sin inteligencia. Incluso los relativamente poco inteligentes tienen lo que Lobaczewski llamó inteligencia básica, que es una forma de sentido común. Más bien, tenemos una pandilla de psicópatas de la zona de peligro que tienen daños cerebrales funcionales, "agarrando" compulsivamente cada vez más control de maneras que desafían el sentido común, la decencia y la realidad básica.

Recordemos el ejemplo del egoísmo hemisférico izquierdo prefrontalmente dañado y la sociopatía de la zona de peligro — Presidente Mao — y consideremos lo parecidos que son a él y sus descabelladas políticas nuestra clase oligárquica de patócratas de hoy en día (desde los experimentos con cultivos inspirados en Lysenko y la campaña de las Cuatro Plagas hasta las granjas comunales que empobrecieron la China rural y los hornos de acero de traspatio que despojaron a los campesinos de sus herramientas de metal y produjeron a cambio arrabio sin valor: un legado de idiotez destructiva que será difícil de igualar, aunque muchos lo están intentando), y su obsesión por las métricas y las cuotas, que se parecían muy poco a la realidad, tanto en su planificación como en su ejecución.

Ahora comparemos con nuestras obsesiones modernas: género (por encima de todo), todo "verde" (aunque nos congelemos), miles de millones para Ucrania (aunque nos empobrezca y el dinero vaya a parar a un agujero negro de corrupción), inmigración masiva, abortos para todos, puntuaciones ESG, pureza total de la información... y esas son sólo las que me vienen inmediatamente a la cabeza. Al menos Mao tenía unos objetivos reales en mente, aunque los métodos que proponía los hicieran imposibles de alcanzar. Nuestros propios objetivos son tontos.
Mao: "¿Qué queremos? ¡Que la producción agrícola y siderúrgica supere a la del Occidente capitalista!".

Woke: "¿Qué queremos? ¡Que los hombres embarazados aborten, y que se prohíba de por vida a cualquiera que se equivoque de género!".
Notas:

1 Así como el "egoísmo de la cosmovisión natural".