Traducido por el equipo de SOTT.net

El japonés, italiano, ucraniano, swahili, tagalo y docenas de otras lenguas habladas hacen que la misma "red lingüística universal" se ilumine en el cerebro de los hablantes nativos. Este centro de procesamiento del lenguaje se ha estudiado mucho en angloparlantes, pero ahora los neurocientíficos han confirmado que exactamente la misma red se activa en hablantes de 45 lenguas diferentes que representan 12 familias lingüísticas distintas.
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© Christine Daniloff/MIT/iStock imageLa red de procesamiento lingüístico del cerebro se localiza principalmente en el hemisferio izquierdo.

La autora principal, Evelina Fedorenko
, profesora asociada de Neurociencia en el MIT y miembro del Instituto McGovern de Investigación Cerebral del MIT, afirmó en un comunicado:
"Este estudio es muy fundacional, ya que extiende algunos hallazgos del inglés a una amplia gama de lenguas. La esperanza es que, ahora que vemos que las propiedades básicas parecen ser generales en todas las lenguas, podamos preguntarnos por las posibles diferencias entre lenguas y familias lingüísticas en la forma en que se implementan en el cerebro, y podamos estudiar fenómenos que realmente no existen en inglés".
Por ejemplo, los hablantes de lenguas "tonales", como el mandarín, transmiten diferentes significados de las palabras mediante cambios en su tono; el inglés no es una lengua tonal, por lo que podría procesarse de forma ligeramente distinta en el cerebro.

En el estudio, publicado el lunes 18 de julio en la revista Nature Neuroscience, participaron dos hablantes nativos de cada lengua, que se sometieron a escáneres cerebrales mientras realizaban diversas tareas cognitivas. En concreto, el equipo escaneó los cerebros de los participantes mediante una técnica denominada resonancia magnética funcional (RMf), que rastrea el flujo de sangre oxigenada a través del cerebro. Las células cerebrales activas requieren más energía y oxígeno, por lo que la RMf proporciona una medida indirecta de la actividad de las células cerebrales.

Durante los escáneres de RMf, los participantes escucharon pasajes de Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll (más conocido como Alicia en el País de las Maravillas) leídos en sus lenguas maternas. En teoría, todos los oyentes deberían utilizar la misma red lingüística para procesar las historias leídas en sus lenguas maternas, según la hipótesis de los investigadores.

Los participantes también escucharon varias grabaciones que, en teoría, no activarían esta red lingüística. Por ejemplo, escucharon grabaciones en las que las palabras del hablante nativo estaban distorsionadas hasta hacerse irreconocibles y pasajes leídos por un hablante de una lengua desconocida. Además de realizar estas pruebas relacionadas con el lenguaje, se pidió a los participantes que resolvieran problemas matemáticos y realizaran tareas de memoria; al igual que las grabaciones incoherentes, ni las pruebas matemáticas ni las de memoria deberían activar la red lingüística, según la teoría del equipo.

La primera autora, Saima Malik-Moraleda, estudiante de doctorado en el programa de Biociencia y Tecnología del Habla y la Audición de la Universidad de Harvard, afirmó en el comunicado:
"Las áreas del lenguaje [del cerebro] son selectivas. No deberían responder durante otras tareas, como una tarea de memoria de trabajo espacial, y eso fue lo que descubrimos en los hablantes de 45 lenguas que analizamos".
En los hablantes nativos de inglés, las áreas cerebrales que se activan durante el procesamiento del lenguaje aparecen sobre todo en el hemisferio izquierdo del cerebro, principalmente en el lóbulo frontal, situado detrás de la frente, y en el lóbulo temporal, situado detrás de la oreja. Al construir "mapas" de la actividad cerebral de todos sus sujetos, los investigadores revelaron que estas mismas áreas cerebrales se activaban independientemente del idioma que se escuchara.

El equipo observó ligeras diferencias en la actividad cerebral de los hablantes de distintas lenguas. Pero también se ha observado el mismo pequeño grado de variación entre los hablantes nativos de inglés.

Estos resultados no son necesariamente sorprendentes, pero sientan una base fundamental para futuros estudios, escribe el equipo en su informe.
"Aunque esperábamos que esto fuera así, esta demostración es una base esencial para futuras comparaciones interlingüísticas sistemáticas, en profundidad y de grano más fino".
Sobre la autora:

Nicoletta Lanese es redactora de Live Science y cubre temas de salud y medicina, así como de biología, animales, medio ambiente y clima. Su trabajo ha aparecido en The Scientist Magazine, Science News, The San Jose Mercury News y Mongabay, entre otros medios.