Traducido por el equipo de SOTT.net

seashell
Ya en 2011, el físico de partículas Sean M. Carroll escribió un blog de invitado en Scientific American, en el que descartaba la idea de la vida después de la muerte o la inmortalidad del alma. Comenzó respondiendo a las reflexiones del astrofísico Adam Frank en NPR:
En lo que a mí respecta, sigo siendo plena y firmemente agnóstico sobre la cuestión. Si alguna vez ha habido un lugar en el que las convicciones firmes parezcan fuera de lugar, es este. Sencillamente, no hay información controlada y verificable experimentalmente que apoye las posturas de "te pudres" frente a "sigues adelante".

A falta de dicha información, todos somos libres de creer lo que queramos, pero yo diría que nos corresponde recordar que el conocimiento verdaderamente "público" sobre el tema — el tipo de conocimiento que ejemplifica la ciencia — sigue siendo escaso.

ADAM FRANK, "LA ÚLTIMA PALABRA SOBRE LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE" EN NPR (17 DE MAYO DE 2011).
¡Carroll no aceptaba nada de eso!
Siento un enorme respeto por Adam; es un tipo inteligente y un pensador cuidadoso. Cuando discrepamos es con el tipo de diálogo respetuoso que debería ser un modelo para discrepar con gente que no está loca. Pero aquí no podría estar más equivocado.

Adam afirma que "simplemente no hay información controlada y verificable experimentalmente" sobre la vida después de la muerte. Según estos criterios, no existe información controlada y verificable experimentalmente sobre si la Luna está hecha de queso verde.

SEAN M. CARROLL, "LA FÍSICA Y LA INMORTALIDAD DEL ALMA" EN SCIENTIFIC AMERICAN (23 DE MAYO DE 2011).
Afirmaciones, por orden

Hace una serie de afirmaciones concretas. Vayamos por orden, numeradas por comodidad:
1. "Hay que admitir que las pruebas 'directas' en un sentido u otro son difíciles de conseguir: todo lo que tenemos son algunas leyendas y afirmaciones imprecisas de testigos poco fiables con experiencias cercanas a la muerte, más un montón de ilusiones".
En realidad, la capacidad de la práctica médica moderna para gestionar los estados de la muerte ha contribuido mucho a nuestro conocimiento de las experiencias cercanas a la muerte (ECM) en los últimos años, como señala el psiquiatra agnóstico Bruce Greyson en su reciente libro After (Después de) (MacMillan, 2021). Se lo contó a Big Think:
Cuando empecé a investigar las experiencias cercanas a la muerte, allá por finales de los años setenta, supuse que habría alguna explicación fisiológica para ello. Lo que descubrí a lo largo de las décadas fue que las diversas explicaciones sencillas que se nos ocurrían, como la falta de oxígeno, los fármacos administrados a las personas, etc., no se sostienen: los datos no las apoyan. Además, el fenómeno de las ECM, las experiencias cercanas a la muerte, parece desafiar una explicación simple y materialista. Cuando empezamos a presentar este material en conferencias médicas, se producía un educado silencio entre el público. Y ahora, en el siglo XXI, cuando hacemos esto, es raro que los médicos no se levanten entre el público y digan: "Permítanme compartir mi experiencia con ustedes". Así que ahora está bastante aceptado que se trata de experiencias comunes que la gente tiene todo el tiempo y que tienen efectos profundos. Por supuesto, sigue habiendo mucha controversia sobre sus causas, pero no sobre el hecho de que existan y sean bastante comunes.

BRUCE GREYSON, "¿SON REALES LAS EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE? ESTO ES LO QUE DICE LA CIENCIA". EN BIG THINK.
Según un estudio publicado el año pasado, "gracias a los avances en reanimación y cuidados intensivos, muchas personas sobreviven a experiencias cercanas a la muerte. Las experiencias que recuerdan los supervivientes no son consistentes con alucinaciones, sino que siguen un arco narrativo específico que implica percepción" (Neuroscience News, 7 de abril de 2022). También, "hasta ahora, dicen los investigadores, la evidencia sugiere que ni los procesos fisiológicos ni los cognitivos terminan con la muerte, y que, aunque los estudios sistemáticos no han podido probar absolutamente la realidad o el significado de las experiencias de los pacientes y las afirmaciones de consciencia en relación con la muerte, tampoco ha sido posible descartarlas" (Science Daily, 7 de abril de 2022).

Carroll escribió lo mismo que en 2011. Lejos de que "la ciencia siga marchando" y le dé la razón, la ciencia está haciendo que los relatos de las ECM sean más difíciles de descartar sin más.
2. "Las afirmaciones de que alguna forma de consciencia persiste después de que nuestros cuerpos mueran y se descompongan en sus átomos constituyentes se enfrentan a un obstáculo enorme e insuperable: las leyes de la física que subyacen a la vida cotidiana se entienden completamente, y no hay manera dentro de esas leyes de permitir que la información almacenada en nuestros cerebros persista después de morir. Si afirmas que algún tipo de alma persiste más allá de la muerte, ¿de qué partículas está hecha ese alma? ¿Qué fuerzas la mantienen unida? ¿Cómo interactúa con la materia ordinaria?".



Comentario: Esto no sólo es erróneo, es ridículamente erróneo, y bastante vergonzoso para una persona de la talla de Carroll. Es como decir que la lógica no existe porque no hay partículas lógicas, o que las matemáticas no existen porque no hay partículas numéricas.


Bueno, en primer lugar, la consciencia se denomina el "problema difícil" por una razón. ¿Cómo interactúa nuestra consciencia con la materia ordinaria incluso cuando estamos vivos? Sabemos que, en general, la consciencia está relacionada de algún modo con el cerebro. Pero no está claro cómo. El filósofo David Chalmers declaró a Closer to Truth: "Me di cabezazos contra la pared durante años intentando dar con una teoría de la consciencia basada en la física", hasta que finalmente aceptó que, al igual que la información, la consciencia es inmaterial. ¿Cómo interactúan la consciencia o la información con la materia? Aún no estamos seguros, pero al menos podemos evitar suposiciones improbables o inverosímiles como que se comportarían de forma material.

Un dato sobre la consciencia

Un programador filosófico, Bernardo Kastrup, también nos pide que consideremos este hecho sobre la consciencia: "Ciertamente creo en la consciencia tras la muerte. Creo que nuestro núcleo subjetivo, ese sentido implícito e innato del 'yo', permanece indiferenciado. Esa es la razón por la que sigues pensando que eres la misma persona que cuando tenías cinco años, aunque todo en ti haya cambiado. Cada átomo de tu cuerpo ya se ha ido y han entrado átomos nuevos. Tus pensamientos son diferentes, tus emociones son diferentes, tus recuerdos son diferentes. Todo es diferente en ti, pero tu núcleo subjetivo es el mismo. Por eso piensas en ese niño como si fueras tú, aunque todo lo demás de ese niño sea diferente". Así que nuestra consciencia, o alma si quieres, sobrevive a varias iteraciones de la materia incluso cuando estamos vivos.
3. "Incluso si no crees que los seres humanos son 'simplemente' colecciones de átomos que evolucionan e interactúan según las reglas establecidas en el Modelo Estándar de la física de partículas, la mayoría de la gente admitiría a regañadientes que los átomos forman parte de lo que somos. Si en realidad no somos más que átomos y las fuerzas conocidas, es evidente que no hay forma de que el alma sobreviva a la muerte. Creer en la vida después de la muerte, por decirlo suavemente, requiere una física más allá del Modelo Estándar. Y lo que es más importante, necesitamos alguna forma de que esa "nueva física" interactúe con los átomos que sí tenemos".



Comentario: Los nuevos avances de la física en esta dirección son bienvenidos. Pero ya existe un campo que se ocupa de lo inmaterial y que abarca la física. Se llama metafísica.


Pues bien, ¿cómo interactúa el Modelo Estándar de la física con la consciencia inmaterial antes de la muerte? El Modelo Estándar puede o no ser el mejor modelo (entre los físicos de la corriente principal, eso está lejos de ser seguro). Pero cada uno de nosotros está mucho más seguro de su propia consciencia de lo que cualquiera de nosotros pueda estarlo del Modelo Estándar.
4. Carroll también ofrece un argumento de la biología evolutiva: "Es de suponer que los aminoácidos y las proteínas no tienen almas que persistan tras la muerte. ¿Y los virus o las bacterias? ¿En qué punto de la cadena evolutiva, desde nuestros antepasados monocelulares hasta hoy, los organismos dejaron de ser descritos puramente como átomos que interactúan a través de la gravedad y el electromagnetismo, y desarrollaron un alma inmaterial inmortal?".



Comentario: ¿Por qué algo debería describirse puramente como átomos? Esa es una suposición enorme, y, además, bastante antropocéntrica.


Razón y elección moral

¿Dónde? Tradicionalmente se ha pensado que los humanos tenemos almas inmortales porque somos conscientes de abstracciones inmateriales como la razón y la elección moral. Esas cosas no mueren y se desintegran sin más y, según se afirma, nosotros tampoco.

Y concluye: "No hay razón para ser agnóstico sobre ideas que son dramáticamente incompatibles con todo lo que sabemos de la ciencia moderna. Una vez que superemos cualquier reticencia a enfrentarnos a la realidad en este tema, podremos dedicarnos a las cuestiones mucho más interesantes de cómo funcionan realmente los seres humanos y la consciencia".


Comentario: La "ciencia moderna" describe una fracción de la realidad. Cuando tipos como Carroll se den cuenta de ello, quizá tengan algo interesante que decir.


Si Carroll hubiera intentado seriamente descifrar la consciencia sobre una base materialista, se habría enterado de que en 2019, un artículo en Chronicle of Higher Education estaba describiendo todo el campo como bizarro. El problema es que la ciencia, vista claramente, simplemente no va en la dirección materialista que él esboza y defiende.
Denyse O'Leary es una periodista independiente afincada en Victoria (Canadá). Especializada en cuestiones de fe y ciencia, ha publicado dos libros sobre el tema: Faith@Science y ¿Por diseño o por casualidad? Ha escrito para publicaciones como The Toronto Star, The Globe & Mail y Canadian Living. Es coautora, con el neurocientífico Mario Beauregard, de El cerebro espiritual: Los argumentos de un neurocientífico a favor de la existencia del alma. Se licenció con matrícula de honor en Filología Inglesa.