Traducido por el equipo de SOTT.net

Enrique Jiménez utiliza la inteligencia artificial para hacer legibles textos de miles de años de antigüedad. Ahora, este catedrático de Literatura del Próximo Oriente pone su plataforma a disposición del público.
Enrique Jiménez
© LMUEnrique Jiménez
originalmente estudió filología clásica. Hoy es experto en literatura babilónica y utiliza la inteligencia artificial para reconstruir textos babilónicos.
¿Cómo debemos vivir cuando sabemos que debemos morir? Esta pregunta se plantea en la primera obra de la literatura universal, la epopeya de Gilgamesh. Hace más de 4.000 años, Gilgamesh emprendió la búsqueda de la inmortalidad. Como toda la literatura babilónica, la saga sólo ha sobrevivido en fragmentos. Sin embargo, desde su redescubrimiento en el siglo XIX, los académicos han conseguido que dos tercios del texto sean legibles.

Los babilonios escribían en caracteres cuneiformes sobre tablillas de arcilla, que han sobrevivido en forma de innumerables fragmentos. Durante siglos, los académicos transfirieron al papel los caracteres impresos en los trozos de arcilla. Luego comparaban minuciosamente sus transcripciones y -en el mejor de los casos- reconocían qué fragmentos pertenecían a un mismo lugar y rellenaban los huecos. Los textos estaban escritos en las lenguas sumeria y acadia, que tienen complicados sistemas de escritura. Fue una tarea de Sísifo, que los expertos del proyecto Literatura Electrónica Babilónica apenas pueden imaginar hoy.

Digitalización de todas las tablillas cuneiformes supervivientes

Enrique Jiménez, profesor de Literaturas del Próximo Oriente Antiguo en el Instituto de Asiriología de la LMU [Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich], y su equipo llevan trabajando en la digitalización de todas las tablillas cuneiformes supervivientes desde 2018. En ese tiempo, el proyecto ha procesado hasta 22.000 fragmentos de texto.

"Es una herramienta que no existía antes, una enorme base de datos de fragmentos. Creemos que puede desempeñar un papel vital en la reconstrucción de la literatura babilónica, permitiéndonos avanzar mucho más rápido." Acertadamente bautizado como Fragmentarium, está diseñado para unir fragmentos de texto mediante métodos sistemáticos y automatizados. Los diseñadores esperan que el programa también pueda identificar y transcribir fotos de escrituras cuneiformes en el futuro. Hasta la fecha, se han fotografiado otros miles de fragmentos cuneiformes en colaboración con el Museo Británico de Londres y el Museo de Iraq en Bagdad.

Un algoritmo descubre nuevos textos y ordena fragmentos

El equipo está entrenando un algoritmo para unir fragmentos que aún no se han situado en su contexto adecuado. El algoritmo ya ha identificado cientos de manuscritos y muchas conexiones textuales. En noviembre de 2022, por ejemplo, el software reconoció un fragmento que pertenece a la tablilla más reciente de la epopeya de Gilgamesh, que data del año 130 a. C., lo que la hace miles de años más joven que la versión más antigua conocida de la epopeya. Es muy interesante, señala Jiménez, que la gente siguiera copiando Gilgamesh en esta época tan tardía.
"Todo el mundo podrá jugar con el Fragmentarium. Hay miles de fragmentos que aún no han sido identificados"

- ENRIQUE JIMÉNEZ , CATEDRÁTICO DE LITERATURAS ANTIGUAS DEL ORIENTE PRÓXIMO
En febrero de 2023, el investigador de la LMU publicará el Fragmentarium. Por primera vez, publicará también una versión digital de la Epopeya de Gilgamesh. La nueva edición será la primera que contenga todas las transcripciones de fragmentos cuneiformes conocidas hasta la fecha. Desde que se inició el proyecto, unos 200 estudiosos de todo el mundo han tenido acceso a la plataforma en línea para sus proyectos de investigación. Ahora se pondrá también a disposición del público. "Todo el mundo podrá jugar con el Fragmentarium. Hay miles de fragmentos que aún no han sido identificados", afirma Jiménez.

Cuando la primavera llegó a Babilonia

Enrique Jiménez quiere cubrir las lagunas de la literatura babilónica pieza a pieza. Gracias a su trabajo en el proyecto durante los últimos años, no sólo ha descubierto nuevos textos y autores, sino también géneros hasta ahora desconocidos: "Por ejemplo, estoy trabajando con un colega iraquí en un texto que es un himno a la ciudad de Babilonia, un himno muy vivo. El texto es encantador. Puedes imaginarte la ciudad muy claramente. Describe cómo llega la primavera a Babilonia".

Babilonia fue una vez la ciudad más grande del mundo. Estaba situada a orillas del río Éufrates, a unos 85 kilómetros al sur de la actual Bagdad. Fundada en el segundo milenio antes de Cristo, la antigua metrópolis fue la sede del rey Hammurabi, que expandió el imperio heredado de modo que se extendía desde el Golfo Pérsico hasta el norte de Irak. Entre los siglos VII y VI a. C., Babilonia vivió una segunda edad de oro. (En 2019, la ciudad antigua fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO).
(El río de Babilonia,) Araḫtu es su nombre,
(creado por Nudimmud, el señor de la sabiduría,)
Riega los pastos, empapa los juncales - matorrales,
Vierte sus aguas en el mar y la laguna.
Sus campos germinan con nuevos brotes,
En sus prados, resplandeciente, brota la cebada.
Gracias a su caudal, montículos de grano se apilan a lo alto,
La pradera crece en altura, para que los rebaños recorran y pasten.
Multiplica, colma y baña las tierras
Con riqueza y esplendor - lo que corresponde a la humanidad.
"Hasta ahora no se conocían himnos a las ciudades en la literatura babilónica. Hemos encontrado 15 nuevos fragmentos de este texto. Sin el Fragmentarium, el proceso de reconstrucción habría durado 30 ó 40 años", afirma Jiménez. Su equipo también descubrió que el texto desempeñaba un papel importante en las aulas escolares, ya que los estudiantes babilonios debían copiarlo como ejercicio.
"Queda mucho por hacer en el estudio de la literatura babilónica. Los nuevos textos que estamos descubriendo nos ayudan a comprender la literatura y la cultura de Babilonia en su conjunto".

- ENRIQUE JIMÉNEZ, CATEDRÁTICO DE LITERATURAS ANTIGUAS DEL PRÓXIMO ORIENTE
Textos de relevancia atemporal

"Queda mucho trabajo por hacer en el estudio de la literatura babilónica. Los nuevos textos que estamos descubriendo nos ayudan a comprender la literatura y la cultura de Babilonia en su conjunto", afirma Enrique Jiménez. El experto en estudios del Próximo Oriente antiguo se siente inspirado por la belleza de los textos y su relevancia atemporal: "Las preguntas que se hacían los babilonios no son arbitrarias. Nos preocupan hasta el día de hoy. Siempre se habla de Gilgamesh y de la cuestión de la mortalidad. Los babilonios intentaron responderla. No lo consiguieron, porque no hay respuesta a la pregunta. Pero el mero hecho de que la abordaran, de que intentaran encontrar una respuesta, es útil de todos modos".
Fragment of a cuneiform tablet.
© LMUFragmento de una tablilla cuneiforme.
En algún momento construimos un hogar,
en algún momento formamos una familia,
en algún momento los hermanos se dividen (la herencia),
en algún momento surgen enemistades en la tierra.
En algún momento el río creció (y) trajo la inundación,
la efímera flotando en el río.
Su rostro contemplaba la cara del sol,
¡y de repente ya no había nada ahí!
No existe una lectura canónica de la saga, que ha influido en la literatura universal durante milenios. "Depende del lector cómo entienda el texto", dice Enrique Jiménez. Gilgamesh regresa a Uruk, su ciudad natal, la primera ciudad de la historia del mundo según la academia moderna. En este punto, la narración se interrumpe bruscamente y el texto pasa a enumerar el tamaño de la ciudad y sus plazas públicas. "Gilgamesh vuelve a casa y dice: 'Uruk es en realidad una ciudad hermosa'. Hay algo más profundo debajo de esto", dice Jiménez. En esta interpretación, el episodio muestra que aunque las personas son mortales como individuos, perviven como parte de la ciudad en la que viven y de la sociedad humana a la que pertenecen.

Enrique Jiménez estaba allí. En una estantería de su despacho en la LMU [Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich], una foto muestra una llanura aparentemente plana. Hay que inclinarse y entrecerrar los ojos para reconocer la leve sugerencia de una línea, parte de las murallas de la que fue una poderosa ciudad. Incluso la gran ciudad de Uruk, la ciudad natal de Gilgamesh, cayó en ruinas.