Traducido por el equipo de SOTT.net

A última hora del lunes 13 de marzo, el Sol expulsó una eyección de masa coronal o CME (por sus siglas en inglés: Coronal Mass Ejection) que viajaba al menos a 3.000 kilómetros por segundo (6.700.000 millas por hora), posiblemente la más rápida jamás registrada. Las partículas expulsadas alcanzaron la órbita terrestre en menos de un día. De haber impactado contra la Tierra, los resultados podrían haber sido catastróficos, pero afortunadamente la CME se dirigió casi directamente en sentido contrario. Sin embargo, la explosión es un recordatorio de que la próxima vez puede que no tengamos tanta suerte.


Comentario: Que fuera "casi directamente enfrente" es interesante en sí mismo.


CME solar
© NASAImagen del Sol en plena explosión obtenida por el Observatorio Solar y Heliosférico. El objeto situado abajo a la derecha es Mercurio.
A pesar de proceder del lado más alejado del Sol, parece que el fenómeno ha provocado una pequeña tormenta de radiación en la Tierra. También podría haber contribuido una CME más pequeña y mucho más lenta que se predijo que rozaría la Tierra el sábado. Las CME pueden afectarse mutuamente, ya que una despeja el camino a las partículas cargadas de otra. Spaceweather.com predice fallos en la radio de onda corta para los aviones que sobrevuelen los polos.


En 1989, un par de CME y una erupción solar de clase X-15 se combinaron para llenar la magnetosfera de la Tierra de partículas cargadas, provocando auroras tan al sur como Florida y haciendo saltar la red eléctrica de Quebec, y causando un apagón de nueve horas en toda la provincia. En la escala de los desastres naturales puede parecer pequeño, pero la actividad solar que lo desencadenó fue menor en comparación con lo que sabemos que es posible.

Una tormenta mucho mayor conocida como el Evento Carrington en 1859 frió los sistemas telegráficos de toda Norteamérica. Si se produjera hoy, las consecuencias serían asombrosas: colapsaría las redes eléctricas, sacaría de órbita satélites e interferiría en el suministro de agua e Internet. Un modelo estima que los costes ascenderían a 2,6 billones de dólares sólo en Norteamérica, pero esta cifra podría reducirse drásticamente si se toman medidas preparatorias.


Comentario: Como señal del cambio que se está produciendo en nuestro planeta, y en otros lugares de nuestro sistema solar, menos de dos semanas antes, una potente tormenta solar tuvo un impacto inusualmente fuerte en la Tierra, retrasando el lanzamiento de un cohete de SpaceX y paralizando plataformas petrolíferas en Canadá; un geólogo de pozos comentó que era la primera vez que experimentaba un incidente de este tipo en los 30 años que lleva en la profesión.

Teniendo esto en cuenta, parece que incluso una actividad solar moderada está teniendo un impacto en nuestro planeta mucho más profundo de lo habitual.

Además, hay pruebas que demuestran que el fenómeno Carrington no fue único y que puede que hasta ahora hayamos tenido "suerte".


Aún no está clara la comparación entre la CME de ayer y el Evento Carrington. Hasta cierto punto, nunca lo estará, ya que en el siglo XIX carecíamos de la capacidad para medir con precisión la potencia de tales tormentas. Sin embargo, no cabe duda de que una tormenta como la que acabamos de presenciar podría causar muchos daños a una Tierra desprevenida.

El Sol se acerca al máximo de su ciclo de 11 años. A pesar de muchas predicciones de que este ciclo sería suave, parece ser todo lo contrario.


Comentario: Relativamente, esto parece ser así, sin embargo, recientemente se ha revelado que el ciclo solar también tiene un ciclo de 17 años. Además, otros investigadores respetables pronostican que hemos entrado en un gran mínimo solar, con todo lo que ello conlleva.


Ya estamos alcanzando niveles de actividad, medidos por el número de manchas solares y la fuerza de las CME y las erupciones solares, similares a los picos de los dos últimos ciclos, y aún podríamos estar a años vista de la cumbre.

Así las cosas, la probabilidad de que una potente CME apunte hacia nosotros en un futuro próximo es considerablemente mayor de lo habitual. Los preparativos a largo plazo para un acontecimiento de este tipo pueden incluir la mejora de las infraestructuras, pero en la mayoría de los casos probablemente sea demasiado tarde para ello en este ciclo.

Si se aproxima una erupción, pueden tomarse medidas a corto plazo, como desconectar las redes eléctricas para evitar la sobrecarga de los transformadores. Sin embargo, cuanto más rápida sea una CME, menos tiempo tendrán los gobiernos y las empresas de infraestructuras para tomar la decisión de soportar algún dolor temporal con el fin de reducir el riesgo de un colapso mayor. Muchos pueden temer la reacción de las mismas personas que se resistieron a las intervenciones pandémicas como restricciones de sus derechos.


Comentario: Eso es porque esas "intervenciones" no estaban respaldadas por ninguna ciencia, y eran muchas veces más mortíferas que la enfermedad.


Las estimaciones del riesgo de que una CME del tipo Carrington golpee la Tierra varían enormemente, desde el 1% en una década hasta el 12%. Los paleontólogos han buscado marcadores de este tipo de eventos en los registros radioisotópicos de los anillos de los árboles y los núcleos de hielo, con la esperanza de averiguar con qué frecuencia golpean la Tierra, pero la cuestión no está resuelta.